Me alegra mucho estar hoy aquí con todos vosotros, en esta nuestra querida Escuela Diplomática, y presidir esta sencilla pero solemne e importante ceremonia en la cual, además de entregaros el despacho correspondiente, soy nuevamente testigo de la incorporación a nuestro Servicio Exterior de una nueva promoción de diplomáticos de carrera (Secret. de Emb). De manera que puedo dar fe de ello y, además, compartir vuestra emoción −y la de vuestras familias y profesores− por todo lo que este día y este acto significan para vosotros, para el cuerpo diplomático y, en general, para España.
Así que permitidme la frase que suelo decir a los que ingresan, como hoy lo hacéis vosotros, en los diferentes cuerpos de la Administración: Enhorabuena y “bienvenidos al Estado”.
Como tantas generaciones que os han precedido, asumís un compromiso permanente de servicio a España y a los españoles. Serviréis a sus intereses como Nación, a sus necesidades y anhelos en el contexto internacional y a los valores que compartimos y que inspira y refleja nuestra Constitución. Un compromiso que resultará intenso siempre, arduo a veces, muy a menudo satisfactorio, y sacrificado desde ahora y durante toda vuestra carrera. Así que, además de felicitaros, os doy las gracias por querer sumaros a la noble tarea de servir.
Sé que sois muy conscientes de todo ello; algunos ya lo habéis vivido o conocido de cerca, pero a todos os une que sumáis una fuerte vocación y una magnífica preparación para afrontar las tareas, cometidos y misiones que desde ya os van a encomendar. Hay algo más con lo que estoy convencido de que podréis contar −no sin esfuerzo−, y que os motivará en todo momento: la confianza y la gratitud de vuestros compatriotas y el respaldo de la Corona.
Han pasado por esta Escuela 72 promociones desde su creación y quizás la vuestra sea la que ha completado su ciclo formativo en las condiciones más duras y extrañas. Merecéis, por ello, un reconocimiento muy especial: vosotros, los 35 nuevos diplomáticos; también quienes os han guiado durante toda la oposición —vuestros preparadores—; e igualmente, el Tribunal, y el personal de esta Escuela, siempre comprometido con vuestra mejor formación. Y, desde luego, enhorabuena a vuestras familias. Un año largo ha transcurrido desde que tuvimos que aprender a convivir con esta larga lucha contra la pandemia. Esperamos y deseamos que pronto se pueda recuperar la plena normalidad.
En este punto quiero también transmitir un mensaje de cariño y apoyo a los que habéis perdido a algún familiar o habéis padecido la Covid o sufrido sus consecuencias.
Hoy es un día que os hará recordar muchas cosas: los esfuerzos, los ideales, las aspiraciones y, sobre todo, la vocación que os han traído hasta aquí; que os ayudarán a abordar con serenidad y rigor los acontecimientos de los que seréis testigos o partícipes. Es muy importante que seáis conscientes de lo que habéis conseguido, superando un estricto proceso selectivo. Llegar a este día supone ya un indudable reconocimiento de vuestra capacidad y vuestro carácter.
Pero habrá nuevas metas y nuevas pruebas, y haréis acopio de múltiples experiencias que transmitiréis a los demás. Y cuando terminéis un informe, un expediente, una negociación, cuando dejéis atrás un puesto, surgirá un reto más, un objetivo más, a cuyo cumplimiento contribuiréis, sin duda, con igual vocación y convicción.
"...y, al cabo, también cuando actuéis en ámbitos fuera del Servicio Exterior, siempre os encontraréis ante una misma responsabilidad: la de impulsar y defender los intereses permanentes de España, que es tanto como decir los valores propios de nuestra Constitución, los mismos que inspiran nuestra política exterior: la defensa de la democracia, el respeto por los derechos humanos, la legalidad internacional, la tolerancia y el respeto por la diversidad, la voluntad solidaria que se traduce en la cooperación para el desarrollo, la promoción de nuestra lengua común, la cultura y el conocimiento, y la defensa del medio ambiente..."
Hemos recorrido ya más de un tercio de 2021, un año que comenzó de manera muy diferente a como lo hicieron los anteriores, con incertidumbre, pero también con esperanza. En este contexto vais a defender e impulsar los intereses de España, con plena consciencia de que están vinculados a los de la Europa a la que pertenecemos y a nuestro compromiso con el bienestar y el progreso de toda la Comunidad Internacional; Y siempre con una especial dedicación y afecto hacia todo lo que concierne y nos hermana en tantos ámbitos con las demás naciones de Iberoamérica.
Queridos Secretarios de Embajada,
La diplomacia ha cambiado en estas últimas décadas. Tiene nuevos instrumentos, nuevas finalidades…, nuevos actores. Dicho de otra forma: el contexto de vuestra actividad ha cambiado y lo ha hecho de manera acelerada. Por fuerza, lo ha hecho también vuestra profesión. Lo económico, lo tecnológico y lo que afecta a la sostenibilidad lo impregnan y lo condicionan casi todo. Y lo que más nos afectará es la velocidad e imprevisibilidad de los cambios.
Pero esas transformaciones no significan que vuestra labor sea menos importante. Por el contrario, será acaso más compleja; y vuestra capacidad de iniciativa y experiencia, vuestra comprensión del mundo que nos rodea, seguirán siendo el primer pilar para la formulación de políticas efectivas.
Además, comprobaréis, en muchas ocasiones, que en medio de la aceleración, la incertidumbre y la volatilidad imperantes (ya iniciada esta segunda década del S.XXI), algunos parámetros y prácticas tradicionales de la diplomacia y de las instituciones seguirán siendo muy necesarias y útiles, para lograr una mayor estabilidad, certeza y previsibilidad en la vida colectiva.
España es Europa, y Europa es parte indisociable de nuestra identidad. Esta relación intrínseca es la que hace que la política europea respecto de nuestro país no se conciba como una política exterior en el sentido tradicional. Somos miembros de una misma realidad histórica, cultural y geográfica, y socios de un mismo proyecto de integración. Esta perspectiva os debe acompañar a lo largo de vuestra trayectoria.
Porque nuestro país forma parte de un proyecto europeo, de progreso y bienestar, en un mundo definido por una creciente complejidad. Y como partícipes plenamente comprometidos, queremos mirar al mundo con una visión centrada en los principios del derecho internacional y en los valores de la cooperación y la solidaridad, propios de la política exterior española y del carácter de nuestra sociedad en su conjunto.
En todos vuestros destinos, tened presente que la primera obligación de un diplomático es servir a su país, así como a sus compatriotas en el exterior. No escatiméis ningún esfuerzo en ello.
Y, al cabo, también cuando actuéis en ámbitos fuera del Servicio Exterior, siempre os encontraréis ante una misma responsabilidad: la de impulsar y defender los intereses permanentes de España, que es tanto como decir los valores propios de nuestra Constitución, los mismos que inspiran nuestra política exterior: la defensa de la democracia, el respeto por los derechos humanos, la legalidad internacional, la tolerancia y el respeto por la diversidad, la voluntad solidaria que se traduce en la cooperación para el desarrollo, la promoción de nuestra lengua común, la cultura y el conocimiento, y la defensa del medio ambiente.
Y termino ya, no sin antes reiteraros mi enhorabuena, mi reconocimiento, y desearos lo mejor en vuestras trayectorias profesionales…y personales. Y confío en que la pasión por el servicio público que os ha traído hasta aquí nunca deje paso al escepticismo o la indiferencia. Que perseveréis siempre, pues el éxito −la satisfacción del deber cumplido− como han sentido muchos compañeros en la Pandemia, estará esperándoos en vuestro trabajo, en vuestros destinos, si os volcáis −como estoy seguro que haréis− en la noble profesión que habéis elegido. La profesión que os ha elegido.
Muchas gracias.