Hace un año, celebrábamos aquí el centenario de unos Premios que acreditaban la fortaleza del periodismo como herramienta indispensable para informar a una sociedad impactada por la pandemia. Hoy toda nuestra sociedad sigue combatiendo el virus, buscando recuperar la normalidad y, con ella, aquellas rutinas perdidas que, sin duda, sabremos valorar ahora con mejor perspectiva. La esperanza siempre suma, pues fortalece nuestro afán de superación ante las dificultades.
Aquella emotiva entrega de los Cavia destacaba también la solidez de una Casa centenaria, la de ABC, que esa misma noche continuó su andadura para premiar, a partir de esta 101 edición, otro siglo más de periodismo riguroso al servicio de sus lectores. Y también, al servicio de una sociedad en la que son referentes irrenunciables el pluralismo, la libre expresión de ideas y la protección de los valores democráticos que a todos conciernen.
En esta noche de homenaje al periodismo comprometido y a la mejor tradición cultural, quiero expresar mi agradecimiento a todos cuantos hacen que esa meta siga siendo un objetivo principal. A Unicaja Banco y a su presidente agradecemos su apoyo, un año más, a estos premios.
A la Reina y a mí nos alegra siempre entregar estos Premios en esta Casa, que meses atrás dio la bienvenida a Julián Quirós como nuevo Director de ABC. Su trayectoria periodística le avala como el continuador de un elenco de firmas históricas. Firmas de calidad en la información, de libertad en la opinión y de sagacidad en el periodismo gráfico. Que marcaron nuestro pasado, que relatan nuestro presente, y dibujan nuestro futuro con este viejo oficio de contar las cosas que pasan. ABC seguirá así, fiel a sus principios, diseccionando la actualidad con la palabra y el pensamiento, que son los instrumentos con los que nació el valioso legado que Torcuato Luca de Tena y su familia empezaron a forjar en 1903.
Como la sociedad, el periodismo también está inmerso en un claro proceso de transformación. El teletrabajo, la educación en línea o el comercio electrónico están ya muy presentes, pero resultaría difícil -determinar su futura evolución-. Lo mismo sucede con las nuevas narrativas de un periodismo en permanente modernización.
Los retos y desafíos en este ámbito son innumerables, pero la esencia del periodismo siempre será la misma: Informar, formar, entretener, divulgar, crear opinión… Contribuir, en definitiva, al espíritu crítico de una sociedad que reconozca en el respeto a la libertad de información, a la libertad de expresión y a los principios y valores constitucionales que fundamentan nuestras leyes, las bases sólidas sobre las que se sustenta nuestra democracia.
Vivimos en un contexto tan variable como complejo. Y en él las empresas periodísticas asumen con naturalidad el crecimiento exponencial de la comunicación digital. Pero también son tiempos que nos confrontan con riesgos inherentes a la desinformación. Por eso, el periodismo, como notario elocuente y privilegiado de esta transformación, guiado por su propia autonomía, debe seguir en guardia frente a cualquier amenaza que pretenda menoscabar su función social. Esa honrosa función social que conviene reivindicar y dignificar siempre.
Son tiempos para reafirmar la responsabilidad ética de la comunicación y para apoyar su fortaleza deontológica. Pero también para elogiar su constancia en momentos de dificultades económicas y de cambio de paradigma en los modelos de gestión empresarial. Los periódicos exploran nuevas oportunidades y mantienen su misión de seguir evolucionando como proyectos de calidad, en los que la fidelidad de sus lectores contribuya a garantizar su sostenimiento. Compatibilizar una oferta informativa rigurosa y veraz con modelos de suscripción atractivos es un reto verdaderamente necesario.
"...los retos y desafíos en este ámbito son innumerables, pero la esencia del periodismo siempre será la misma: Informar, formar, entretener, divulgar, crear opinión… Contribuir, en definitiva, al espíritu crítico de una sociedad que reconozca en el respeto a la libertad de información, a la libertad de expresión y a los principios y valores constitucionales que fundamentan nuestras leyes, las bases sólidas sobre las que se sustenta nuestra democracia..."
Un proyecto editorial es, en cierto modo, un proyecto de vida, un torrente de vocación en la trayectoria de cada periodista. El periodismo es el tesón de quien se pregunta siempre, como una obligación moral, el porqué de las cosas para, por decirlo así, “saldar su deuda” con la actualidad, entregándosela al lector. Es el tenaz examinador, el observador con criterio, el redactor ilusionado con la noticia que vuela, el articulista aspirante a la excelencia.
Estos atributos confluyen, sin duda, en Javier Cercas, columnista comprometido y narrador valiente, capaz de afirmar que “un escritor cobarde es como un torero cobarde: se ha equivocado de oficio”. Nacido en 1962 en Ibahernando (Cáceres), ha sido merecedor del Premio Mariano de Cavia por su artículo “La revolución de los ricos”, publicado en El País Semanal el 8 de marzo de 2020. Leer a Javier Cercas, una referencia de la libertad en su sentido más amplio, es encontrarse con la mejor literatura.
De la universidad saltó a los libros, y de los libros al periodismo. En esta faceta descubrió que los tiempos de una redacción imprimen urgencia a la palabra, y de esa visión de un periodismo vivo nació “Soldados de Salamina”, una obra indispensable. Ganó el Premio Planeta con “Terra Alta”, otro ejercicio para engrandecer la liturgia de nuestra literatura, como lo fueron “Anatomía de un instante”, “El Punto ciego”, “El Monarca de las sombras” y tantos otros libros de referencia.
En “La revolución de los ricos”, Cercas analiza sentimientos, derivas ideológicas y contradicciones. Es la lección aprendida de quien es incapaz de comprender las causas de una tensión social y política que no comparte. Y lo hace con ese lenguaje limpio y directo que le caracteriza. Felicidades, Javier, por este Cavia.
Citar el nombre de José María Carrascal es evocar siete décadas de periodismo. Setenta años dedicado, con la ilusión de la primera crónica, a un periodismo sin confinamientos posibles ni excepciones. No hay un solo día que conceda tregua a la actualidad. Su trayectoria en la prensa, sobre todo en su Casa de ABC, en la radio y en la televisión es inigualable. Ha dominado todo lo que se podía dominar en periodismo, sin dejar de cultivar un solo estilo ni un solo género. Corresponsal, entrevistador, cronista, articulista, “opinador”, reportero…
Glosar su figura y esta trayectoria excepcional, merecedora del Premio Luca de Tena, es glosar sus crónicas de aquel Berlín del Muro, de la vida efervescente de la Nueva York de los sesenta, los secretos de la Casa Blanca… Su vida no es solo el periodismo. Es una novela, una aventura que hoy enriquece a ABC con su finura inconfundible. Enhorabuena por este merecido reconocimiento.
Ricardo Martínez Ortega -Ricardo-, chileno de nacimiento y con más de treinta años como ilustrador de El Mundo, dijo al saberse galardonado con el Premio Mingote, que recibe un “premio con nombre de Dios”. Su mordacidad en la viñeta política, su aguda visión de la actualidad y su humor implícito en cada trazo son la divisa de Ricardo. Lo es, desde luego, su viñeta premiada, publicada en El Mundo el 14 de febrero de 2020, y lo son esos tigres con los que ha llevado su técnica artística a la maestría.
La viñeta es la evocación de una alarma desgarradora que después paralizó el mundo. Simbolismo, temor, gravedad… En cierto modo, Ricardo fue un adelantado precursor de la tragedia. Por derecho y por sensibilidad social, pertenece ya al selecto club del Premio Mingote. Enhorabuena también.
Por tanto, señoras y señores, un escritor sin muros, un mito del periodismo y un artista de la viñeta. Tres semblanzas, tres iconos para contribuir al mejor periodismo posible. Porque siempre necesitaremos grandes periódicos, editores libres, periodistas entregados a la búsqueda de la verdad, y profesionales de la información que articulen y divulguen constructivamente su opinión o la de otros. ABC es santo y seña de ello, y mantiene la vigencia de unos valores dignos de ser preservados cada día, con cada palabra, con cada letra, con cada imagen. Ese es el eterno compromiso con la excelencia y vuestro servicio constante a la sociedad.
Muchas gracias.