Hoy, 23 de junio, retomamos una tradición muy especial para la Reina y para mí: la imposición de las Medallas de Oro al Mérito en las Bellas Artes. Y lo hacemos, además, por partida doble, pues, debido a la imposibilidad de reunirnos el año pasado a causa de la pandemia, entregamos en esta ocasión las Medallas que corresponden a las ediciones de 2018 y las de 2019.
En su formato actual estas condecoraciones se otorgaron por primera vez en 1996. Entonces fueron 12 los premiados. Hoy entregamos 47 Medallas, de las cuales —como ya se ha explicado— 21 corresponden al año 2018, y 26 a 2019. Así reducimos el retraso que hemos acumulado.
La excelencia, que en el siglo XVIII se identificaba principalmente con las Bellas Artes, se extiende hoy a otros muchos campos de la Cultura. Por eso, a lo largo de estos años se han ampliado las disciplinas premiadas y, a las Bellas Artes que podríamos llamar “clásicas”, se han ido incorporando otras nuevas, como la Fotografía, la Moda y la Gastronomía. Así, en la actualidad, con estos galardones reflejamos mejor la realidad tan diversa de nuestra expresión cultural, reconociendo su riqueza y calidad, el mérito en su práctica y manifestación, como antes se hizo tan solo con las Bellas Artes tradicionales. Y si bien en este tiempo ha aumentado el número de Medallas, más lo han hecho las personas que las merecen. Buena muestra de la eclosión de creatividad artística y cultural de nuestro país.
Toda esta riqueza no se ha producido de manera casual, sino que es la consecuencia directa del esfuerzo que nuestra sociedad civil y las instituciones han realizado —y siguen haciéndolo— por mejorar la formación cultural de nuestros jóvenes y por favorecer las oportunidades de su desarrollo, divulgación y promoción.
Por citar un solo ejemplo, en el curso 1985/1986 hubo en nuestro país 841 titulados en Bellas Artes. En el último año académico para el que hay estadísticas oficiales, el 2019/2020, fueron 1.873. A lo largo de las últimas décadas se han multiplicado los centros de formación artística en todas las materias y en todos los niveles, y se ha hecho para atender la demanda creciente de una sociedad que valora cada vez más la Cultura como un aspecto central de la vida personal y colectiva.
Los hoy premiados sois indiscutiblemente el resultado brillante de un inmenso esfuerzo personal, pero también sois, en buena medida, la consecuencia del esfuerzo de la sociedad española en su conjunto para generalizar el acceso y el disfrute de la Cultura.
Vuestro ejemplo, queridos Premiados, es un estímulo para las jóvenes generaciones de creadores, y también un incentivo para que apoyemos y protejamos, como sociedad y como país nuestra creación cultural, con toda su potencia y diversidad.
Permítanme ahora que, aunque no lo haga habitualmente, me detenga un momento en unas cifras que ponen de manifiesto lo que significa la capacidad creativa de la cultura española:
- Los más de 700 mil empleos culturales,
- Y el 3,4% de la aportación al PIB del sector cultural y creativo.
Más de 3 mil millones de euros aportaron al PIB de la economía española las Artes Escénicas, según los últimos datos disponibles.
- Más de 6 mil las Artes Plásticas.
- Más de 7 mil el sector de Libros y Prensa.
"...la Cultura suavizó los duros meses del confinamiento. Las series, las películas, hicieron más llevadera la soledad; la música nos acompañó en todo momento; los libros nos abrieron horizontes más amplios y luminosos; los museos, las salas de teatro y de conciertos nos permitieron asistir, a través de Internet, a exposiciones y estrenos. Incluso la creación espontánea o el descubrimiento de talentos desconocidos tuvieron su espacio e impacto..."
- Y más de 8 mil millones el sector Audiovisual y Multimedia.
Según estos datos, sabemos también que nuestro patrimonio cultural atrae y moviliza a cerca del 20% del turismo en España, tanto nacional como extranjero.
Por eso, porque la Cultura tiene un indudable valor económico, es también muy importante asimilar que la inversión en este ámbito y la protección de nuestros creadores y nuestras empresas culturales, es una condición imprescindible para la sostenibilidad de nuestro sector.
Y todo esto en lo que se refiere a la Cultura exclusivamente como industria. Pero no podemos olvidar lo que supone la Cultura como valor material o inmaterial al margen de la actividad que genera. Prestigio, imagen y orgullo. Su aportación a nuestra sociedad es tan incalculable como la deuda que nuestra sociedad tiene con ella.
Queridos premiados,
La Cultura suavizó los duros meses del confinamiento. Las series, las películas, hicieron más llevadera la soledad; la música nos acompañó en todo momento; los libros nos abrieron horizontes más amplios y luminosos; los museos, las salas de teatro y de conciertos nos permitieron asistir, a través de Internet, a exposiciones y estrenos.
Incluso la creación espontánea o el descubrimiento de talentos desconocidos tuvieron su espacio e impacto, y quizás hayan logrado que esa experiencia o nuevo canal para descubrir talento permanezca.
Los creadores pusisteis a disposición de toda la sociedad de manera gratuita los frutos de vuestro trabajo. Y todos comprendimos —todavía más— que necesitamos la Cultura para poder ser, para poder vivir. Y no solo como personas —como individuos—, sino también como sociedades, como países.
España es una potencia cultural en el mundo. Somos, el 3º país con mayor número de bienes declarados Patrimonio Mundial de la Humanidad por la UNESCO.
La Alhambra, el Generalife y el Albaicín de Granada, el Monasterio y Real Sitio de El Escorial o la Cuenca Arqueológica de Atapuerca son algunos de los lugares que incorpora la lista de la UNESCO. Una lista que no solo abarca toda la extensión de nuestra geografía, sino la amplitud y la profundidad de nuestra historia, desde las pinturas rupestres de Altamira hasta las obras modernistas de Gaudí. Sin duda, la Historia del Arte mundial no sería la misma sin la extraordinaria aportación de nuestro país.
En este último año, terminado el confinamiento, la Cultura española fue un referente mundial por ser la 1ª que reanudó la actividad presencial y por haberlo hecho de manera segura.
Gracias a la promoción del lema “Cultura Segura” (#Culturasegura), se pudo volver a los museos y a los teatros, a las salas de cine, y se hizo protegiendo a espectadores, artistas y trabajadores. Nuestro país se convirtió en una verdadera y positiva excepción cultural europea. Y a la importancia de nuestro patrimonio añadimos la vitalidad de nuestra creación.
Vosotros, quienes hoy recibís la Medalla de Oro al Mérito en las Bellas Artes, sois una parte fundamental, también, de nuestro patrimonio cultural, que nos hace crecer espiritual y materialmente, como personas y como país.
Vosotros y vuestras obras sois la mejor expresión de la actual creatividad cultural española. Nuestros cineastas, escritores, actores, bailarines, músicos, artistas de todas las disciplinas, cocineros, diseñadores de moda… Y sois parte —muy importante, no cabe duda— de nuestra diplomacia cultural.
La creatividad desbordante de la Cultura española —como reza el lema de España como país invitado de honor en la Feria del libro de Frankfurt de 2022—, es admirada, demandada y respetada en todo el mundo. Y esa contribución al proyecto común de todos los españoles merece el mayor reconocimiento, el que representan estas Medallas. Medallas que son un símbolo con el que se reconoce la deuda de nuestra sociedad por el incalculable valor de lo que vosotros y todas las personas que trabajan por nuestra Cultura nos ofrecéis a todos.
Muchas gracias y enhorabuena.