Me alegra mucho volver a esta Casa y estar hoy aquí para participar y clausurar este acto con el que celebramos el 30 aniversario del Consejo Económico y Social, el CES. Es un honor y una responsabilidad que agradezco por su indudable relevancia, como institución, para el mejor funcionamiento de nuestro Estado Social y Democrático de Derecho.
Además, tengo la fortuna de conocer bien —y creo que debo decirlo— la naturaleza de esta institución, su forma de trabajar y el espíritu que anima a sus consejeros; lo que, de alguna forma, constituye el ADN de esta entidad. Por eso, quiero felicitarles al tiempo que animo a todos sus miembros a seguir realizando su función con la energía, lucidez y ambición que demandan los desafíos que tenemos por delante.
Como se ha dicho anteriormente, la importancia y la singularidad del CES queda reflejada en el hecho de ser la institución de nuestro sistema constitucional consagrada al diálogo social permanente. Para garantizar la independencia en la formación y emisión de sus opiniones y propuestas, el legislador lo ha configurado como un ente de Derecho público, con personalidad jurídica propia, plena capacidad y autonomía orgánica y funcional.
En el Consejo están representados los intereses de trabajadores, de empresarios, de la economía social, de consumidores y usuarios, del sector agrario, del sector marítimo y pesquero, y también de expertos en muy diferentes ámbitos. Es decir, una amplia representación de la sociedad civil de nuestro país que se asienta en los valores del esfuerzo, el sacrificio, el espíritu emprendedor y la solidaridad.
Ciertamente, el anclaje Constitucional, su independencia política y la canalización de los intereses de las organizaciones representadas en el CES en el proceso de formación de decisiones públicas son factores que, de un modo tan útil como real, aportan incluso un gran contenido social a nuestra democracia. Esta es precisamente una de las principales fuentes de la auctoritas del CES.
Asimismo, el espíritu de consenso que lo anima es una de las fuerzas que han contribuido al progreso conseguido por España en los últimos decenios, durante los que nuestro país ha alcanzado unos significativos niveles de desarrollo económico y de progreso social. En ese logro resulta muy destacable la contribución del CES al haber canalizado la participación y tendido puentes para unir intereses de las organizaciones representadas en esta Institución.
"...A través de los dictámenes, los informes y de la Memoria anual sobre la situación socioeconómica y laboral, el Consejo desempeña un papel importante en la mejora de la calidad del proceso de decisiones públicas y del debate que ha de sustentarlas, especialmente en el proceso de formación de la voluntad política y, en concreto, de la voluntad legislativa. A lo largo de estos 30 años, ha contribuido a consolidar la democracia y a crear un Estado del bienestar que ahora debemos preservar, fortalecer y mejorar. Por ello, su creación ha sido considerada como un auténtico acierto en la construcción y el desarrollo del sistema institucional de nuestro Estado social y democrático de Derecho..."
Y tengo la convicción de que el papel del CES será aún más importante de ahora en adelante. Me refiero a la necesidad de lograr una recuperación inclusiva social y territorial post-COVID-19 y de afrontar con éxito los retos que representan la digitalización, el cambio climático, la cohesión social y territorial, así como la igualdad entre hombres y mujeres.
Señoras y señores,
Como ha reiterado en otras ocasiones el presidente del CES, el objetivo prioritario tiene que ser la “creación de mejores empleos, para más personas y en más lugares de nuestro país”. Garantizar que toda persona que quiere trabajar tenga un empleo es una condición necesaria para abordar con eficacia y equidad muchos de los retos actuales. El empleo y la igualdad de oportunidades sociales y territoriales son, pues, los fundamentos del crecimiento inclusivo y sostenible que necesitamos. Los fondos Next Generation UE, constituyen, en este sentido, una oportunidad de la mayor importancia para afrontar dichos desafíos, tras los daños que ha causado la pandemia.
Y en este punto, quiero reiterar el valor y las funciones de esta institución. Porque el Consejo actúa como un espacio para el diálogo social y el entendimiento, para la búsqueda de acuerdos y consensos. En él los ciudadanos pueden participar en la vida económica y social de España a través de las organizaciones o asociaciones que lo conforman, tal y como recoge el mandato constitucional.
El papel de los agentes sociales ante estos retos es fundamental. Y es función de esta institución oír a la sociedad a través de sus representantes en todos los temas relacionados con las materias que son de su competencia. El CES es, en suma, una institución viva y eficaz para nuestra convivencia y nuestra recuperación económica y social.
A través de los dictámenes, los informes y de la Memoria anual sobre la situación socioeconómica y laboral, el Consejo desempeña un papel importante en la mejora de la calidad del proceso de decisiones públicas y del debate que ha de sustentarlas, especialmente en el proceso de formación de la voluntad política y, en concreto, de la voluntad legislativa. A lo largo de estos 30 años, ha contribuido a consolidar la democracia y a crear un Estado del bienestar que ahora debemos preservar, fortalecer y mejorar. Por ello, su creación ha sido considerada como un auténtico acierto en la construcción y el desarrollo del sistema institucional de nuestro Estado social y democrático de Derecho.
Desde entonces, el Consejo ha elaborado dictámenes e informes sobre temas trascendentales para nuestro país; y merece una mención especial su Memoria Socioeconómica y Laboral, que este año ha mostrado una radiografía del impacto de la COVID-19 en el panorama económico, en el empleo y las relaciones laborales, en la calidad de vida y la cohesión social de España.
Señoras y señores,
Este Aniversario me ofrece la oportunidad de reafirmar una vez más el compromiso de la Corona con los fines y el espíritu del Consejo, una institución que, a lo largo de tres décadas de historia, ha ayudado a vencer obstáculos, muchas veces precisamente desde la disparidad de intereses y con las dificultades añadidas de estos tiempos de pandemia en los que es tan importante la búsqueda de soluciones. Soluciones que permitan crecer y crear empleo; mejorar el sistema educativo y la formación de nuestros jóvenes para facilitarles la adaptación al nuevo ecosistema empresarial; lograr una sociedad más igualitaria, sostenible e inclusiva. Conseguir un país más justo, en definitiva, una España mejor.
Como señalé al comienzo, tengo la fortuna de conocer bien cómo se trabaja en esta Casa. Por ello, quiero reiteraros mi enhorabuena y animaros a que continuéis cumpliendo con vuestro deber y vuestra misión inspirados por los firmes valores que os caracterizan, siempre al servicio del conjunto de la sociedad española, de todos sus sectores, de todos los hombres y mujeres que constituyen nuestro gran país.
Muchas gracias.