Señoras y señores,
Vuelvo –y muy seguido− a Galicia, algo que siempre naturalmente me alegra porque, como saben, es esta una tierra muy querida y de la que guardo muchos y buenos recuerdos. Pasamos del Foro La Toja-Vínculo Atlántico en O Grove (Pontevedra), al Premio “Fernández Latorre”, aquí en Arteixo (A Coruña).
Y particularmente me alegra acompañaros en esta ocasión sin duda muy especial para La Voz de Galicia; una institución señera del periodismo en Galicia y en toda España. Además, estamos en la recta final de un año Santo Compostelano (bianual), que promueve y refuerza Galicia como lugar de convergencia de todos los caminos, como señalé en la Ofrenda al Apóstol el pasado mes de julio.
Este acto de hoy contiene una doble celebración: Por un lado, se entrega el Premio Fernández Latorre —en su 64º edición— a Francisco Ríos, figura fundamental en el periodismo gallego del último siglo, e ilustre custodio de nuestras lenguas. Enhorabuena, Francisco, por este reconocimiento. Por otro lado, culmina así la conmemoración de los 140 años de historia de La Voz de Galicia, una historia que es también una parte de la de todos nosotros, de todos los españoles. Muchas felicidades por este aniversario.
Además, como broche final de todo ello, ha sido un placer haberle entregado a Santiago Rey Fdez-Latorre la Gran Cruz de la Orden de Isabel la Católica, en reconocimiento a estos casi sesenta años de periodismo a los mandos del periódico de su vida, al que hizo líder de A Coruña, primero, de Galicia, después, y, desde hace ya tiempo, uno los más leídos de España.
Señoras y señores,
Todos estos acontecimientos están estrechamente vinculados porque, sin duda, Francisco Ríos aglutina lo que La Voz representa en el periodismo español, especialmente a la hora de convertir su audiencia en una comunidad que se reconoce y se proyecta hacia el resto de España, hacia Europa y hacia el mundo.
Premiar una trayectoria de compromiso con el periodismo, es, por supuesto, reconocer talento y esfuerzo. El jurado de esta edición del Premio Fdez Latorre ha querido subrayar el “talento, responsabilidad y serenidad de juicio” de Francisco Ríos, quien culminó en 2016 una carrera ejemplar de 42 años en la plantilla de La Voz dejando una impronta de buen hacer periodístico, de rigor, de amor a su profesión, y de exquisito cuidado del lenguaje.
"...este acto de hoy contiene una doble celebración: Por un lado, se entrega el Premio Fernández Latorre -en su 64º edición- a Francisco Ríos, figura fundamental en el periodismo gallego del último siglo, e ilustre custodio de nuestras lenguas. Enhorabuena, Francisco, por este reconocimiento. Por otro lado, culmina así la conmemoración de los 140 años de historia de La Voz de Galicia, una historia que es también una parte de la de todos nosotros, de todos los españoles. Muchas felicidades por este aniversario..."
Ambas virtudes, responsabilidad y serenidad de juicio, son dos de las más apreciadas en la redacción de cualquier medio de comunicación; en realidad, en todos los ámbitos de la vida. Más si cabe en el actual contexto de un mundo cambiante, con acceso a un volumen de información sin precedentes, y en el que nos enfrentamos de manera acelerada a numerosos retos globales y situaciones complejas.
Así, este galardón ofrece también un modelo, un espejo en el que pueden mirarse las nuevas generaciones de periodistas que, observando su trayectoria, podrán descubrir todos aquellos valores que −ayer y hoy− constituyen un baluarte para nuestra cultura, para la convivencia en libertad y para fortalecer nuestra democracia.
A menudo recordamos que el ejercicio de un periodismo libre es esencial para asegurar la salud democrática de una sociedad, y para afianzar las instituciones, que a su vez garantizan y amparan nuestra cohesión y nuestra libertad. La Voz de Galicia y la trayectoria profesional del premiado son buenos ejemplos de esta función social de la prensa, que no solo hace del periodista un cronista de su tiempo, sino que desempeña también un servicio fundamental a los ciudadanos, al defender y compartir los valores nucleares de nuestra Constitución, y al promover y salvaguardar nuestro legado cultural común.
Una parte esencial de esa herencia cultural es la lengua española, que Francisco Ríos ha estudiado sin descanso. Ha dedicado, además, las últimas dos décadas a elaborar y actualizar el Libro de Estilo de La Voz de Galicia, una obra que goza del prestigio y reconocimiento de los profesionales del sector, y que incluye los principios y valores que son seña de identidad del periódico, así como una esmerada armonización del uso del gallego y el español, las dos lenguas de Galicia. A propósito, muchas gracias por el ejemplar que me habéis regalado.
Señoras y señores,
En tiempos inciertos como los nuestros, necesitamos de manera especial personas y medios con capacidad de interpretar y discernir las peculiaridades del mundo en que vivimos; personas y medios que asuman con responsabilidad su papel de fomentar el debate público, de buscar la verdad, de contribuir a conformar el criterio de los lectores, de hacerlos partícipes de los acontecimientos que les rodean, en una labor que robustece nuestra calidad democrática y que beneficia cada día a toda la sociedad. Al fin y al cabo, lo propio de un periodista, como de un escritor, es —en palabras de Álvaro Cunqueiro— “contar claro, seguido y bien. Contar para la totalidad humana, que él por su parte tiene la obligación de alimentar con nuevas miradas”.
Desde su fundación en 1882, La Voz de Galicia se ha convertido en un testigo de excepción de los aconteceres de España, algo que podemos descubrir acercándonos a su hemeroteca, y que queda patente también en el espíritu y las actividades de esta Fundación.
Ao celebrar este cento corenta aniversario, desexo felicitar dun modo especial a tódolos que, dun ou doutro xeito, contribuistes e contribuides a sacar adiante o xornal cada día; en especial ao seu presidente, Santiago Rey, un dos grandes editores dende hai mais de medio século.
Noraboa e moitas grazas.