Quiero comenzar mis palabras expresando mi agradecimiento a UNICEF por la oportunidad que me ha ofrecido de dirigirme a su Junta Ejecutiva con ocasión de su Sesión Anual.
Como Presidenta de Honor de la Fundación UNICEF Comité España desde 1971, he tenido ocasión de conocer muy de cerca los logros alcanzados durante estas últimas décadas en materia de derechos de la infancia.
Uno de los hitos más relevantes fue la aprobación por la Asamblea General de Naciones Unidas de la Convención de los Derechos del Niño. Pero sabemos que aún queda mucho por hacer para que este instrumento de trabajo tenga su máximo alcance y efectividad. Y éste es un objetivo en el que todos debemos implicarnos.
La sociedad española ha venido demostrando su compromiso y solidaridad con la infancia en todo el mundo, y ha sido particularmente activa durante las crisis que han afectado a la población infantil en distintos países, como Haití, Filipinas y otros Estados de Oriente Medio y África.
España se enorgullece de ser uno de los más firmes apoyos y principales donantes de UNICEF, organización cuya labor fue reconocida en 2006 con el Premio Príncipe de Asturias de la Concordia.
Quiero subrayar el hecho de que en esta sesión se trate la situación de los niños en África, una tierra que ocupa un lugar especial en mi corazón.
En los últimos lustros se ha producido un notable desarrollo económico en diversos países africanos, que debería haberse traducido ya en un progreso compartido por toda la sociedad.
"...Hoy tenemos en nuestro pensamiento a los niños y niñas de África. Deseo, en particular, dedicar unas palabras de emocionado recuerdo a las niñas secuestradas en Nigeria. Quiero decir a sus padres que sus hijas son nuestras hijas, su dolor es nuestro dolor y su esperanza es la nuestra...."
En este contexto, el papel de las mujeres es esencial para poder garantizar la conquista de las mayores cotas de prosperidad para todos. Y el mejor camino para alcanzar este objetivo es el pleno reconocimiento y participación de la mujer en todos los proyectos políticos, sociales y económicos de la comunidad en la que vive.
Hoy tenemos en nuestro pensamiento a los niños y niñas de África. Deseo, en particular, dedicar unas palabras de emocionado recuerdo a las niñas secuestradas en Nigeria. Quiero decir a sus padres que sus hijas son nuestras hijas, su dolor es nuestro dolor y su esperanza es la nuestra.
A pesar de los esfuerzos realizados durante décadas, el derecho a la educación de la infancia no está aún plenamente garantizado en muchas partes del mundo.
Dos obstáculos, sobre todo, se interponen en ello: el trabajo infantil y los conflictos donde los niños son forzados a participar, a veces empuñando las armas. Se trata de una realidad inaceptable que no podemos permitir.
Por ello, deseo reconocer y apoyar la campaña “Niños, No Soldados”, liderada por la Representante Especial del Secretario General para los Niños en los Conflictos Armados, la Sra. Leila Zerrougui. UNICEF participa en esta campaña, en la que puede contar con España.
Hace veinticinco años nació la primera generación infantil protegida por la Convención de los Derechos del Niño. Sin embargo, queda todavía mucho por hacer para conseguir que esa protección sea verdaderamente completa y efectiva.
En este sentido, debemos asegurarnos de que los nuevos Objetivos de Desarrollo Sostenible incluyan de forma prioritaria y efectiva los derechos de los niños.
Quiero terminar mis palabras agradeciendo nuevamente a la Junta Ejecutiva de UNICEF su amabilidad y deferencia por haberme invitado a asistir a su Sesión Anual. Deseo a todos sus integrantes mucho éxito en su labor, porque ese éxito se traducirá en el bienestar y el desarrollo de los niños y niñas del mundo, que son el futuro y la esperanza de toda la Humanidad.
Muchas gracias.