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Palabras de Su Majestad el Rey en la ceremonia de entrega del Premio Estatal de la Federación de Rusia por destacados logros en actividades humanitarias

Moscú, 7.19.2012

S

eñor Presidente,

Al comenzar mis palabras quiero expresar, en nombre de todo el pueblo español, nuestro pesar y solidaridad ante el dolor causado por las recientes inundaciones en Krasnodar. Deseamos, a través de Vuestra Excelencia, hacer llegar nuestras más sinceras condolencias a las familias de las personas fallecidas y a todos los damnificados.

Señor Presidente,

Me siento profundamente honrado al recibir hoy de vuestras manos el título de Laureado del Premio Estatal de la Federación de Rusia por Destacados Logros en Actividades Humanitarias, un galardón con el que siento se ensalzan los históricos y amistosos lazos que unen a nuestros pueblos. Estoy muy orgulloso de unirme al distinguido grupo de personas que han recibido este Premio con anterioridad.

Rusia y España son viejos y grandes Estados cuyas relaciones hunden sus raíces en la Historia. En 1667 llegó al puerto de Cádiz el primer Embajador ruso en España. Precisamente fue en Cádiz donde un siglo y medio después, en 1812, vio la luz la primera Constitución española.

Es esa una fecha de marcada relevancia en la historia de nuestros dos países pues aquel año fue también el de la primera guerra patria rusa, hitos ambos que alimentaron la grandeza de nuestras naciones y cuyos bicentenarios celebramos hoy con orgullo.

Rusia fue, -y me alegra recordarlo-, el primer Estado en otorgar reconocimiento internacional a las Cortes de Cádiz, a través del "Tratado de amistad, sincera unión y alianza entre nuestros dos países", firmado por el Zar Alejandro I.

La Constitución gaditana se convirtió en referente de un debate político que prendió en toda Europa, que inspiró el desarrollo político de nuestras naciones hermanas iberoamericanas y que llegó a convertirse en emblema de libertad también en Rusia.

El pensador y filósofo español José Ortega y Gasset señaló que España y Rusia son dos puntos clave de lo que dio en llamar "la gran diagonal europea", pues aunque alejados del centro geográfico del continente, ambos pueblos resultan imprescindibles para comprender la identidad europea en toda su dimensión humanista.

España, Señor Presidente, se congratula de los logros conseguidos por vuestro país y del camino de progreso que desde hace años viene transitando.

Rusia se ha consolidado como socio de primer orden de la Unión Europea pues nuestra vinculación va mucho más allá de la evidente vecindad. Rusia y la Unión Europea somos miembros de una misma familia.

En este sentido sabéis bien que en todo lo que atañe a las relaciones con la Unión Europea podéis contar con el apoyo amigo de España.

Nuestros países, gracias al carácter emprendedor de nuestros pueblos, consiguieron muy pronto trascender su solar originario europeo y tender puentes con América, Asia, el Pacífico y la ribera sur del Mediterráneo de forma que, como tuve oportunidad de destacar en San Petersburgo con motivo del inicio del Año Dual España-Rusia, tampoco la historia mundial podría comprenderse sin la impronta y las aportaciones de nuestras dos grandes naciones.

Los retos de la sociedad internacional del Siglo Veintiuno requieren de nuestro esfuerzo conjunto. Los países europeos y Rusia ya hemos demostrado capacidad de colaboración ante desafíos globales, como el terrorismo o la piratería marítima.

Por otra parte, los procesos de transición política que se están viviendo en el Mediterráneo y en el mundoárabe abren la posibilidad de construir, entre todos, espacios de entendimiento y de cooperación. Compartimos responsabilidades y por ello debemos unirnos para poner fin al drama que se vive en Siria. El marco para ello es sin duda el de Naciones Unidas.

Señor Presidente,

España y Rusia tienen en sus ciudadanos su mayor fuerza de progreso y legitimidad. La sociedad internacional vive unaépoca en la que los valores que nuestros pueblos han encarnado a lo largo de los siglos con orgullo, valentía, laboriosidad y ambición, son especialmente necesarios. Estamos en un momento difícil, que requiere visión de futuro y determinación. Nuestro común espacio europeo debe ser el lugar de bienestar y progreso que merecen y desean nuestros ciudadanos.

Señor Presidente,

Honrado recibo hoy este Premio sabiendo que es símbolo de los principios modernizadores y de libertad que compartimos y que con responsabilidad defendemos para el mayor progreso de nuestros pueblos y del mundo entero.

Al mismo tiempo, es una distinción que hace hincapié en los logros conseguidos en materia humanitaria.

Por ello, Señor Presidente, no quiero dejar de informaros de que la generosa aportación económica asociada al Premio fue destinada a la ciudad española de Lorca que, como sabéis, sufrió los efectos de un terremoto el año pasado. Con nuestro recuerdo a las personas que entonces fallecieron en aquel seísmo, y reiterando también nuestro mayor afecto a quienes en fechas recientes han sufrido las inundaciones de Krasnodar, os doy de nuevo las gracias de todo corazón.

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