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Palabras de Su Majestad el Rey en la Clausura del XII Encuentro Empresarial Iberoamericano

Antigua (Guatemala), 11.15.2018

Es nuevamente una satisfacción para mí participar en la clausura del Encuentro Empresarial que se organiza en el marco de las Cumbres Iberoamericanas de Jefes de Estado y de Gobierno, y que este año felizmente recala en La Antigua, Guatemala. Una iniciativa que con gran acierto arrancó en la Cumbre de Salamanca de 2005, bajo el impulso del recién nombrado Sec. Gen Iberoamericano Enrique Iglesias.

Quisiera agradecer al Consejo de Empresarios Iberoamericano (CEIB) y a la Secretaria General Iberoamericana (SEGIB), en colaboración con la organización empresarial de Guatemala (CACIF), por la espléndida organización de este Encuentro y por el cariñoso recibimiento. Estar hoy aquí, en la Muy Noble y Muy Leal Ciudad de Santiago de los Caballeros de Guatemala, designada Patrimonio de la Humanidad en 1979, es otro motivo de satisfacción.

España mantiene muy buenas relaciones comerciales con Guatemala y se espera que se intensifiquen aún más en 2018. Además, nuestro país es el principal inversor europeo en Guatemala (y el cuarto del mundo en inversión acumulada). Podemos observar que las empresas españolas tienen un interés creciente en invertir en el país por las oportunidades de inversión que éste ofrece, generando puestos de trabajo y repercutiendo positivamente en el bienestar de los ciudadanos.

Antes de continuar, me alegra mucho poder felicitar a los recién galardonados en la edición de este año del Premio Iberoamericano de Calidad y a los organizadores del mismo, la SEGIB y FUNDIBEQ. Un reconocimiento internacional que busca premiar, en sus tres categorías, la excelencia en la gestión de las organizaciones, difundir las mejores prácticas llevadas a cabo por los premiados y distinguir la creatividad, innovación, transformación y gestión del cambio. Se trata de actitudes que todos los galardonados comparten. Les animo a seguir trabajando en esta dirección y a seguir siendo ejemplo y referencia para otras muchas empresas.

Señoras y señores.

Como bien saben, Iberoamérica es una prioridad para las empresas españolas, y, en consecuencia, es siempre una prioridad en nuestras relaciones económicas y comerciales. Y para ese fin, las Cumbres de Jefes de Estado y de Gobierno son el marco perfecto donde fortalecer las relaciones de carácter institucional con los países iberoamericanos al más alto nivel.

Por nuestro pasado y presente, nuestras relaciones culturales y económicas son y serán siempre muy fuertes. Como me han escuchado decir más de una vez, juntos somos más y mejores. Pero me gustaría resaltar un elemento fundamental que nos une y que no debemos olvidar nunca, nuestras grandes lenguas afines, el español y el portugués.

Cada día, avanza positivamente el proceso de acercamiento entre los países hispanohablantes y lusófonos del mundo que, juntos, como he señalado en otras ocasiones, conforman un gran espacio multinacional de 800 millones de personas en una treintena de países de todos los continentes. No cabe duda de que esta realidad de base lingüística y cultural contribuye a articular unas relaciones económicas y comerciales más intensas, sólidas y fluidas entre todos nuestros pueblos.

De hecho, estas estrechas y positivas relaciones quedan reflejadas en la gran participación de muchas de las empresas españolas en proyectos emblemáticos de la región, como la construcción del metro de Quito, la construcción del tren Bioceánico o la ampliación del Canal de Panamá. Las empresas españolas cuentan con un prestigio internacionalmente reconocido y son muestra de un trabajo de calidad, enfocado principalmente en sectores como las telecomunicaciones, servicios financieros, energía, infraestructuras, turismo, seguros o transporte. A su vez, la Región iberoamericana sabe que cuenta con España como un mercado dinámico y atractivo para sus inversiones y actividades comerciales, y como conexión con la Unión Europea o el continente africano.

De esta evolución tan satisfactoria, cada día más intensa y fructífera, me gustaría destacar una cifra muy significativa: los flujos de comercio entre España y América Latina y Caribe casi se han duplicado desde 2009, hasta situarse en los 32.300 millones de euros en el año 2017.

"...Iberoamérica es una prioridad para las empresas españolas, y, en consecuencia, es siempre una prioridad en nuestras relaciones económicas y comerciales. Y para ese fin, las Cumbres de Jefes de Estado y de Gobierno son el marco perfecto donde fortalecer las relaciones de carácter institucional con los países iberoamericanos al más alto nivel. Por nuestro pasado y presente, nuestras relaciones culturales y económicas son y serán siempre muy fuertes..."

En cuanto a la inversión, España sigue siendo el segundo inversor mundial y el primer país europeo que invierte en la Región. Una inversión que se caracteriza por la estabilidad y el compromiso de permanencia, creando casi 800.000 puestos de trabajo en la zona, contribuyendo positivamente a la actividad económica, y en definitiva, al progreso y mejora de las personas que componemos esta Comunidad.

Durante esta intensa jornada de trabajo, se han tratado muchos de los temas más determinantes hoy en día para lograr construir una zona regional próspera, inclusiva y sostenible. Se han abordado los Objetivos de Desarrollo Sostenible 2030; el comercio y la inversión como elementos de prosperidad y desarrollo; el ecosistema digital como pilar estratégico para el crecimiento económico; la sostenibilidad como elemento clave en la estrategia de la ciudadanía corporativa; el empoderamiento de la mujer; así como el programa iberoamericano de movilidad de talento y capital humano.

Sobre estos contenidos tan amplios y relevantes, me gustaría compartir algunas reflexiones:

La primera, sobre los derechos humanos y la sostenibilidad. Hoy en día, no se concibe uno sin el otro, y la noción de la protección del medio ambiente ha evolucionado hasta convertirse en un concepto más amplio. La creciente conciencia de los consumidores y las expectativas y demandas de las comunidades locales en las que operan las multinacionales presionan a las empresas para que cada vez adopten un papel más destacado en la búsqueda de soluciones.

Estas medidas son fundamentales para mejorar el equilibrio entre las personas, los resultados de las compañías y la protección de nuestro planeta, vinculando el objetivo de obtener beneficios dentro de un marco más amplio de crear valor compartido para los trabajadores, los ciudadanos, el medio ambiente y la sociedad en general. En síntesis, desarrollar al máximo la responsabilidad social corporativa. La cuestión clave aquí es que las empresas desempeñan un papel fundamental en la sociedad y yo les animo a que lo ejerzan responsablemente en toda su plenitud.

La sostenibilidad puede tener un impacto positivo en la competitividad. Cada vez hay más empresas, relativamente innovadoras en este campo, que desarrollan importantes ventajas competitivas al vincular su marca con valores positivos, obteniendo un mejor reconocimiento internacional y un mayor acceso a nuevas fuentes de financiación. La innovación significa productividad, y la productividad es sinónimo de competitividad, clave para la sostenibilidad económica de las empresas y, a nivel agregado, de las economías.

Los acuerdos comerciales son, cada vez más, una herramienta importante para aprovechar la globalización y promover la sostenibilidad. La política comercial debe diseñarse y aplicarse para apoyar a las empresas en el desarrollo de sus actividades en todo el mundo de una manera que sea sostenible. Por ello, el fortalecimiento de las relaciones comerciales y de inversión entre las naciones es una de las mejores formas de promover y difundir la prosperidad.

Desde España, se defienden las ventajas del librecambio en el marco multilateral como un potente motor de generación de riqueza y de empleo. En nuestro país, se ha comprobado cómo la internacionalización de nuestra economía contribuyó de forma sustancial a amortiguar los efectos del último ciclo económico negativo. La globalización es una realidad, permite una mayor conectividad entre personas, información, flujos comerciales y de capitales, y eso tiene resultados tangibles en forma de puestos de trabajo y crecimiento. Sin embargo, tenemos que defender que la globalización sea inclusiva. Ello significa que debemos lograr acuerdos globales y justos, acuerdos que son una oportunidad para mejorar la normativa en materia laboral y ambiental, pero también de fomentar la igualdad de género, mejorar la trasparencia, y generar riqueza y bienestar para el conjunto de la sociedad.

Por otro lado, la digitalización en el comercio es fundamental, es el reto, no del futuro sino ya del presente. Sólo es posible competir en los países más exigentes si la incorporamos, junto con la innovación, en los productos y procesos. Estamos viviendo un momento único, asistimos a la revolución digital que tiene −y lo va a tener aún más− un gran impacto en la economía y, ante estos cambios, es fundamental tener las mentes abiertas y estar preparados para las transformaciones. Por ello, es clave la formación continua. Una formación adecuada permite contar con unos recursos humanos de calidad y preparados para hacer frente a las necesidades del momento.

Por último, no quisiera terminar sin hacer una mención a la importancia de la igualdad de género en el sector privado. La incorporación de la mujer a puestos de mayor responsabilidad en las empresas constituye uno de los grandes desafíos de las sociedades modernas. Por una parte, sería muy positivo para las compañías aprovechar todo el capital humano del que dispone y, por otra, poner en marcha todos los medios necesarios para facilitar y flexibilizar el entorno con el objetivo de garantizar un acceso a dichos puestos de responsabilidad en igualdad de derechos y oportunidades para todas las personas. En definitiva, potenciar el papel de la mujer en la empresa redundaría en el beneficio global de la compañía y de la sociedad. De esta manera, se construye una sociedad más cohesionada y justa, y, al mismo tiempo, más productiva.

Termino ya, con la seguridad de que los debates y conclusiones de este encuentro serán de gran provecho para el objetivo de impulsar nuestras economías y la actividad empresarial iberoamericana en beneficio de nuestras sociedades. Saben que en ese objetivo siempre podrán contar con todo mi apoyo.

Muchas gracias.

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