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Palabras de Su Majestad el Rey en el acto de entrega de Despachos a la LXX Promoción de la Carrera Judicial

Auditorio de Barcelona, 11.29.2021

Lo primero que deseo hacer es, naturalmente, felicitaros muy sinceramente a todos hombres y mujeres que hoy habéis recogido vuestro despacho como miembros de la 70ª Promoción de la Carrera Judicial.

Sabéis bien lo que esta ceremonia significa, conocéis bien vuestro propósito y os veo lógicamente muy satisfechos de alcanzar una meta que nace de la vocación y de vuestro sentido de la responsabilidad, conscientes de lo que se espera de vosotros y de la complejidad que tendréis que afrontar a diario.

Por ello, en esta nueva jornada en Barcelona, quiero transmitiros mi admiración y gratitud; pero también la de todos, la de la sociedad y el Estado a los que servís. Sin duda, podéis sentiros muy orgullosos de haber hecho realidad no solo una aspiración, sino el alto objetivo de incorporaros como miembros de pleno derecho al Poder Judicial de España. Ya estáis aquí; lo habéis conseguido. Enhorabuena de corazón.

Felicidades igualmente a vuestras familias y todos los que os han apoyado incondicionalmente en este duro camino que habéis culminado; y, cómo no, a vuestros preparadores por guiaros -lo que tanto significa- durante toda la oposición. Estoy convencido de que todos comparten hoy con vosotros la alegría y el orgullo por el hito alcanzado que marca el inicio de una trayectoria profesional muy exigente y delicada.

También quiero transmitir mi gratitud al CGPJ y a la Escuela Judicial por organizar esta ceremonia y, fundamentalmente, por su contribución esencial para que vuestro desempeño como jueces en nuestro Estado de Derecho se lleve a cabo con una preparación integral, especializada y de altísima calidad.

Hoy, 134 mujeres y 54 hombres os incorporáis, con vuestro nombramiento, a la carrera judicial y, con ello, quedáis investidos de la gran responsabilidad que otorga la Constitución en su artículo 117 al Poder Judicial.

Somos muy conscientes del inmenso esfuerzo que habéis tenido que realizar para estar hoy aquí. Habéis superado un gran desafío a costa de años de estudio, tesón y trabajo. Además, la pandemia ha supuesto un reto añadido en vuestra preparación y os ha obligado a adaptaros a unas condiciones especialmente difíciles para completar con éxito vuestro ciclo formativo en la Escuela Judicial.

Con vuestra perseverancia y dedicación habéis demostrado gran capacidad de trabajo y una enorme disciplina, virtudes imprescindibles para abordar en el futuro, con serenidad y rigor, cualquier situación por difícil que sea.

Estoy seguro de que habéis llegado hasta aquí cargados de ilusiones e ideales. Quiero animaros a que nunca perdáis esa ilusión y esa fuerza por difíciles que sean los retos que, sin duda, se presentarán en vuestro camino. Recordad entonces estos momentos: los de la preparación, la oposición y la Escuela; recordad lo que pensabais, lo que os movía a perseguir vuestra vocación y los altos valores e ideales que siempre deben nutrir la idea y la realidad de la Justicia.

"...Una sociedad moderna y avanzada como la nuestra, una sociedad plenamente democrática como es la sociedad española, solo puede desarrollarse en paz y concordia si cuenta con un mecanismo independiente y neutral para la resolución de los conflictos… Con vuestra labor reforzaréis la convivencia pacífica de la sociedad aportando no solo vuestros conocimientos jurídicos sino, sobre todo, unos valores, unos principios éticos y una rectitud personal y profesional que deben resultar ejemplares ..."

Con este acto se abre una nueva etapa en vuestras vidas al integraros en el Poder Judicial, uno de los pilares fundamentales de nuestra Democracia. Como servidores públicos responderéis a las necesidades y problemas de los ciudadanos. Ellos han depositado la confianza en el sistema judicial que se erige como medio de resolución de conflictos. Con vuestra recta y eficaz labor, fortaleceréis siempre la legitimidad de la Justicia una vez más como una institución esencial en la que los ciudadanos pueden confiar.

Queridos miembros de la 70 promoción,

Ahora que ya formáis parte una institución primordial del Estado Social y Democrático de Derecho, os corresponde aportar a la institución lo mejor de vosotros mismos para seguir afianzando esa legitimidad constitucional y moral que le corresponde. Una sociedad moderna y avanzada como la nuestra, una sociedad plenamente democrática como es la sociedad española, solo puede desarrollarse en paz y concordia si cuenta con un mecanismo independiente y neutral para la resolución de los conflictos.

Es la propia Constitución la que os brinda los instrumentos necesarios que conforman el núcleo esencial del ejercicio de vuestra misión constitucional, y que siempre os guiarán: la independencia y la imparcialidad. Nuestra Norma Fundamental subraya esta garantía en su artículo 117 cuando establece que la justicia “se administra por Jueces y Magistrados integrantes del Poder Judicial, independientes, inamovibles, responsables y sometidos únicamente al imperio de la ley”.

Con vuestra labor reforzaréis la convivencia pacífica de la sociedad aportando no solo vuestros conocimientos jurídicos sino, sobre todo, unos valores, unos principios éticos y una rectitud personal y profesional que deben resultar ejemplares. Os deseo -y confío en ello- que estas cualidades os acompañarán siempre en la exigente tarea de impartir justicia. La aplicación de la ley al caso concreto, desde el más estricto rigor técnico, pero también desde la valoración en conciencia de las específicas circunstancias de cada asunto, es lo que da sentido a vuestra entrega al servicio público de la Justicia.

Estos elementos definen la esencia de la función judicial en un Estado de Derecho y son indispensables para la estabilidad social, dando plena vigencia a lo establecido en el artículo 1º de nuestra Constitución: que la Justicia es uno de los valores superiores de nuestro ordenamiento jurídico.

Sé que sois muy conscientes de que vuestro compromiso con la sociedad es inquebrantable, y de que la tarea que tenéis por delante va a ser compleja. Os animo a que continuéis, con espíritu constitucional, la encomiable labor de tantas promociones que os han precedido en la defensa de los derechos y libertades de los ciudadanos y de los valores que conforman nuestro Estado de Derecho. Estoy seguro de que todos vosotros contribuiréis con vuestro desempeño profesional al buen nombre y gran labor del Poder Judicial español.

Las instituciones de toda sociedad son esenciales para hacer realidad la idea de Estado. En España el Poder Judicial forma parte nuclear del Estado, como institución en sí misma y como poder de aquel. Su misión trascendental en nuestra consolidada Democracia no resultaría posible sin la contribución individual de las personas que forman parte del mismo. De ahí la trascendencia de la labor que vais a llevar a cabo.

Termino ya, no sin antes desearos lo mejor -y mucho acierto- en vuestras trayectorias profesionales y personales. Confío en que la pasión por el servicio público os haga perseverar siempre, pues el cumplimiento del deber os espera; vuestro éxito será sin duda también el de toda la sociedad española.

Con esta seguridad y esos deseos, os reitero mi más afectuosa enhorabuena.

Muchas gracias.

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Intervención de S.M. el Rey en la entrega de despachos a la LXX promoción de la Carrera Judicial

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