Señoras y señores,
Muy buenas tardes. Me alegra nuevamente estar aquí, con todos vosotros, en nuestra querida Casa de América, que en este 2022 está de aniversario: cumple 30 años el próximo 25 de julio. Tres décadas en las que se ha consolidado como un espacio abierto para el intercambio cultural, social, político y económico en todo lo que pueda concernir a Iberoamérica y a nuestra relación con el espacio geográfico de las américas.
Gracias a esta excelente labor, por aquí han pasado personas de todos los ámbitos que, con sus conocimientos, experiencias y buen hacer, han trazado lazos de entendimiento y cooperación entre ambos lados del Atlántico.
Esta tarde nos convoca la excelencia del periodismo en las dos grandes lenguas internacionales ibéricas, el español y el portugués, con unos galardones que conceden anualmente, desde hace 39 años, la Agencia EFE y la AECI, que reconocen la labor de los profesionales del periodismo de la Comunidad Iberoamericana de Naciones y de los países con los que España mantiene vínculos históricos y relaciones culturales y de cooperación.
Celebramos hoy la excepcionalidad de 6 trabajos que han destacado por su labor de investigación y por ser el relato vivo de la historia, de la lucha medioambiental, los derechos sociales o la integración cultural; todos grandes desafíos que afronta Iberoamérica y el mundo en general. Han sido seleccionados entre 240 candidaturas de 17 países y representan la mayor calidad de la profesión en una treintena de naciones hermanas que engrandecen nuestra identidad común.
Estos informadores, que proceden de Colombia, México, Brasil, Venezuela y España y que han viajado hasta aquí, algunos con sus familias, merecen nuestro reconocimiento porque sus historias hacen crecer a las personas, a las sociedades, y porque para ello se han empleado a fondo.
Dejan atrás meses de trabajo incansable, discreto, de utilización magistral de fuentes y datos, que han conformado historias de realidades incómodas, crudas y veraces, que ayudan a conocer otras vidas. Enhorabuena a todos, a los que han podido venir y al resto de los equipos que se han quedado en las redacciones. Y a los organizadores, patrocinadores y colaboradores, muchas gracias ─y felicidades también─ por esta nueva edición de los premios y por vuestro apoyo.
Señoras y señores,
"...vivimos en una época de sobreabundancia informativa, de necesidad por la inmediatez, por el impacto, por el aquí y el ahora, y eso, muchas veces, implica información de consumo fácil que no contribuye a mejorar las sociedades, que no anima a la reflexión. Pero lo que hemos visto hoy aquí es un periodismo que aboga por la desaceleración y el análisis, que se centra en la calidad y en el respeto a sus protagonistas y a los usuarios. ..."
Vivimos en una época de sobreabundancia informativa, de necesidad por la inmediatez, por el impacto, por el aquí y el ahora, y eso, muchas veces, implica información de consumo fácil que no contribuye a mejorar las sociedades, que no anima a la reflexión. Pero lo que hemos visto hoy aquí es un periodismo que aboga por la desaceleración y el análisis, que se centra en la calidad y en el respeto a sus protagonistas y a los usuarios.
Este periodismo reflexivo y ponderado nos lleva hasta el fondo de las cosas y tiene que ver con poder hablar con otros públicos, con acercar temas que muchas veces se perciben lejanos a las realidades cotidianas propias. Historias locales que hablan de problemas globales, perseguidas y trabajadas sobre el terreno, y esta es una manera de informar que no se debería perder.
En un momento en que la guerra, la destrucción y la muerte atenazan las vidas de miles de personas, el buen periodismo, guiado por las técnicas y conductas que emergen del compromiso democrático, la justicia, la veracidad y la objetividad, resurge como un recurso esencial para fomentar sociedades y comunidades bien informadas y comprometidas.
El acceso de los ciudadanos a una información plural, veraz y rigurosa es uno de los pilares de la democracia. Sin embargo, hoy informarse no es tarea fácil —informarse bien—. Además de la sobreabundancia informativa existe mucha desinformación, un peligro que afecta a todos, pero, sobre todo, a adolescentes y a los más mayores, especialmente vulnerables. Los primeros, por su exposición a información falsa o errónea que, en muchos casos, no cuestionan; los segundos, porque al no dominar las nuevas tecnologías, pueden ser víctimas de campañas que induzcan al temor.
Por eso uno de los mayores retos a los que nos enfrentamos es la alfabetización digital y mediática, que debe hacerse extensiva a todos.
En un escenario de transformación digital como el actual, adquiere relevancia el periodismo de datos, enfocado a generar valor periodístico, explicaciones de sistemas complejos, predicciones que permitan el análisis y la crítica constructiva, como en varios de los trabajos aquí premiados.
Pero también hemos visto en esta cita con el periodismo iberoamericano que a través del arte de la escritura se pueden difundir cuestiones complejas de una forma no sólo comprensible sino también con una estética y una calidad superiores.
La libertad de información es un derecho tan importante como frágil. Cuando se coarta a la sociedad en su derecho a informarse de manera veraz e imparcial, se daña la democracia. Por eso es tan importante que existan espacios de diálogo, de documentación, para ofrecer el oportuno acompañamiento en situaciones complejas o inesperadas.
Y en este sentido, quiero subrayar el ejemplo de profesionalidad que representan los periodistas aquí galardonados, por contar historias y presentar hechos que nos hacen reflexionar. Maestros en la construcción de un relato a través de personas con nombres y apellidos, con las que es posible identificarse.
De tal manera ─y termino─ que a los premiados les damos también las gracias, porque con sus obras contribuyen, sin ninguna duda, a construir sociedades mejores; sociedades plenamente comprometidas con la democracia y con la libertad.
Muchas gracias.