Os confieso que vine muchas veces con mi madre y mi padre a Asturias durante mi niñez. Mi familia asturiana es muy asturianona, ya me entienden, y pude desde bien pequeñina conocer los bosques de oriente y dar paseos largos entre aquellos carbayos y castaños que ya forman parte de mi infancia. Nuestra bisabuela nos contaba a Sofía y a mí cómo era la Asturias en la que vivió y formó su familia. Disfrutamos mucho con sus historias de la radio de aquella época. Recorrí playas preciosas, conocí montes, valles y pueblos increíbles, me aficioné a los oricios ante la cara de extrañeza de mi hermana… Las dos hemos sido muy felices aquí. Y lo somos cada año cuando venimos a impulsar los valores que promueve la Fundación Princesa de Asturias.
Por eso hoy me siento tan agradecida y por eso esta mañana de otoño es tan especial para mí. Agradezco de corazón al gobierno del Principado Asturias la concesión de la Medalla del Principado y a la ciudad de Oviedo del título de Alcaldesa Honoraria. Los recibo con respeto y con la certeza de que, como lo sintió mi padre hace casi 40 años, significan algo muy importante: el compromiso que adquiero, que me guía y me guiará siempre, para ser merecedora de estos reconocimientos.
Recuerdo que fue emocionante en mi primer viaje oficial de 2018 visitar a la Santina, la virgen de Covadonga, en Cangas de Onís. Y tampoco olvidaré la primera vez que, ante el atril del teatro Campoamor, recibí un aplauso tan cálido, que fue como un abrazo. Así que puedo decir que los asturianos me habéis acompañado en muchos momentos importantes de mi vida. ¡Cómo no voy a sentirme a gusto aquí!
Por eso estas palabras son para vosotros, para todas las personas de esta tierra que me habéis arropado siempre, que me regaláis vuestro cariño y me hacéis sentir acogida y feliz en todas las ocasiones. Llevo a Asturias en mi corazón. Y siempre será la patria querida que dice el himno, la tierra que da nombre al título que me designa como Princesa y, por tanto, servidora de España, y el lugar de origen de mi familia materna. Lo dije en mi primer discurso en Oviedo, en 2019: tengo sangre asturiana. Y eso no sólo imprime carácter: es un orgullo y una alegría. Y por eso quería que vosotros, los asturianos, fueseis los protagonistas de estas palabras en este día de reconocimientos y que las sintáis como el abrazo que yo os doy ahora como aquel que me brindasteis después de mi primer discurso.
Muchas gracias.