on Felipe visitó la localidad sevillana de Lebrija, que conmemora el “V Centenario de la muerte de Elio Antonio de Nebrija”, el llamado “Año Nebrija 2022” que se concreta en un proyecto plural impulsado por distintas instituciones y bajo el paraguas del Ministerio de Cultura y Deporte.
Su Majestad el Rey llegó al Ayuntamiento de la localidad de Lebrija y fue recibido por el presidente de la Junta de Andalucía, Juan Manuel Moreno, y por su alcalde, José Benito Barroso, que entregó a Don Felipe el bastón de mando frente a la estatua de Elio Antonio de Nebrija, seguidamente, el Rey mantuvo un encuentro con la Corporación Municipal y con el resto de autoridades.
El Rey firmó en el libro de honor de la localidad.
A continuación, Don Felipe realizó un recorrido a pie hasta el callejón de las Monjas, donde saludó a la comunidad de religiosas de clausura.
Ya en la Casa de la Cultura, el Rey recibió a la Comisión Ejecutiva Local del V Centenario y a representantes de los distintos sectores socio económicos, culturales y de la sociedad civil de Lebrija.
Por último, visitó la “Balsa de Melendo” y conversó con la comunidad de regantes del sector B-XII del Bajo Guadalquivir y con una representación de agricultores.
El “V Centenario del fallecimiento de Elio Antonio de Nebrija” fue declarado en 2020, como “Acontecimiento de excepcional interés público”. Para ello se crea una Comisión Interadministrativa formada inicialmente por el Ministerio de Cultura y Deporte, el Ministerio de Hacienda, el Ministerio de Asuntos Exteriores, Unión Europea y Cooperación, la Fundación Antonio de Nebrija (Universidad Nebrija), el Ayuntamiento de Lebrija, el Ayuntamiento de Alcalá de Henares, el Ayuntamiento de Salamanca, el Ayuntamiento de Sevilla, el Instituto Cervantes, la Biblioteca Nacional de España (BNE), la Real Academia Española (RAE), Acción Cultural Española, la Universidad de Alcalá de Henares y la Universidad de Salamanca. La Universidad Nebrija, a través de su Fundación Antonio de Nebrija, tiene un papel central en la organización del Quinto Centenario.
Antonio de Nebrija (1441-1522) fue el primer humanista hispánico. Célebre por su Gramática castellana (1492), primera gramática en una lengua europea moderna, fue el principal introductor del Renacimiento italiano en la Península Ibérica, a partir de 1470.
Como humanista y polímita, trabajador incansable y hombre superdotado, sus campos de actividad no se limitaron a la filología de la lengua castellana y las lenguas clásicas (latín, griego y hebreo) sino que abarcaron amplias áreas culturales: fue lingüista, gramático, lexicógrafo, traductor, exégeta bíblico, docente, catedrático, escritor, poeta, historiador, cronista real, pedagogo, impresor y editor. Sus textos versan sobre áreas tan diversas como el derecho, la medicina, la astronomía, la historia o la educación de los niños. El rigor de su trabajo era siempre científico, nunca especulativo. Su legado es de enorme influencia no sólo en España sino también en Europa y América: las gramáticas europeas y la preservación de las lenguas indígenas precolombinas gracias a las gramáticas amerindias, deben mucho a Nebrija. Nebrija fue nuestro Erasmo antes de Erasmo. Su actividad profesional se extendió durante más de medio siglo –de 1470 a 1522– unos años decisivos en la conformación de la Historia de España, con la unión dinástica de las Coronas de Castilla y Aragón, y la incorporación posterior de los reinos de Granada y Navarra. Cuando Nebrija nace la Península vive en la Edad Media, cuando fallece sus coetáneos se hallan ya en la Edad Moderna. La introducción del Renacimiento en Castilla por parte de Nebrija coincide con la llegada de la imprenta de Gutenberg (Aguilafuente, Segovia, 1472) y él mismo se hace impresor y editor, colaborando con la primera imprenta universitaria peninsular, la de Salamanca, de donde saldrá su primer libro, Introducciones latinas (1481), un auténtico best-seller en media Europa.
La absoluta modernidad de Nebrija es sorprendente: en la transición del siglo XV al XVI, Nebrija valoraba objetivamente el conocimiento independientemente de su procedencia, lengua o cualquier otro condicionante cultural, étnico, nacional, religioso o sexual. Así, cuando por su mermada salud y avanzada edad, pese a que tenía hijos varones, puso a su hija Francisca como su sustituta para impartir clases en la Cátedra de Retórica de la Universidad de Alcalá, convirtiéndola en una de las primeras mujeres del mundo en ser una docente universitaria. Nebrija no tenía prejuicios. Nebrija fue el segundo escritor del mundo (y el primero en España) en reclamar derechos de autor para sus obras, más de dos siglos antes de que se inventase el copyright anglosajón (Estatuto de la Reina Ana, 1709).
Antonio de Nebrija fue acusado de herejía y procesado por la Inquisición en su tribunal de Salamanca en 1506. Se salvó de esa acusación gracias al cardenal Cisneros, lo que propició su traslado de Salamanca a Alcalá de Henares, donde fallecería. Lejos de amilanarse, tras ser absuelto publicó un libro Apología(1507), valiente y desafiante, intolerante frente a la mentira y la ignorancia, el primer gran alegato contra la censura y a favor de la libertad de expresión.
El ilustre humanista luchó, a lo largo de toda su vida, por recuperar el latín culto que hablaban Cicerón y Quintiliano y que se estaba perdiendo en favor del habla vulgar. Para ello, se basó en el método natural, que partía de un buen conocimiento de la lengua romance -la lengua del pueblo-, como el mejor medio para evitar que se perdiera aquel latín culto.