En primer lugar, quiero expresar mi agradecimiento al Nuncio Apostólico, Monseñor Auza, por sus palabras como Decano del Cuerpo Diplomático, así como por la felicitación y buenos deseos que nos transmite ante el comienzo de este nuevo año 2025.
Les doy la bienvenida a este tradicional encuentro al comenzar el nuevo año, en el que la Reina y yo, además de corresponder a su felicitación, queremos agradecerles especialmente sus muestras de apoyo y solidaridad ante la tragedia que España vivió el pasado 29 de octubre cuando una DANA sin precedentes afectó con riadas e inundaciones gravísimas a varias zonas de nuestro país, en especial a la Comunidad Valenciana. Queremos asimismo trasladar nuestra solidaridad a Francia, por la reciente catástrofe ocurrida en la isla Mayotte; y también expresar nuestro más sentido pésame por los fallecidos hace escasos días en un terremoto devastador en el condado de Tingri, en China, así como nuestra preocupación y pesar por los incendios que, todavía hoy, está sufriendo la ciudad californiana de Los Ángeles, en los Estados Unidos.
Señoras y señores embajadores,
Este acto de Estado nos invita a reflexionar sobre el complejo e inestable escenario internacional en el que nos encontramos y en el que debemos afrontar desafíos globales que nos interpelan a todos y que por ello exigen respuestas conjuntas y responsables. Todo ello hace aún más necesaria que nunca una mayor y mejor cooperación. La dificultad cada vez más palpable para alcanzar o sostener consensos en el ámbito multilateral, hace aún más crítica la urgencia de establecer diálogos ágiles, eficaces y de altura, que miren al largo plazo con generosidad, responsabilidad, rigor científico y también realismo económico.
Son muchos esos desafíos y, lamentablemente, el terrorismo sigue siendo uno de ellos; una de las mayores amenazas a los logros y derechos conseguidos en materia de justicia, de seguridad y de libertades. Ningún acto terrorista tiene justificación ni cabida en nuestras sociedades. Por eso, desde aquí, quiero expresar el más absoluto rechazo a los atentados perpetrados hace escasas semanas en el mercado navideño de Magdeburgo y, más recientemente, en Nueva Orleans. La lacra del terrorismo, que golpea a tantos lugares del mundo, exige fortalecer la cooperación internacional como única vía efectiva para combatir esta amenaza a la seguridad global.
El contexto internacional continúa ─un año más─ condicionado por terribles guerras que hacen patente la urgencia de avanzar hacia la paz y la cooperación. Culminamos 2024 todavía con una de ellas en suelo europeo, desencadenada tras la agresión ─contraria al Derecho Internacional─ de Rusia contra Ucrania, y que, casi tres años después, sigue dejando tras de sí un coste insoportable en vidas, en víctimas inocentes y en destrucción de infraestructura y del bienestar, ante las que la comunidad internacional no puede permanecer impasible.
Como tampoco puede hacerlo ante la tragedia que se vive en Oriente Medio, más de un año después de los terribles y criminales atentados terroristas sufridos por Israel, cuya condena más enérgica reitero hoy aquí. España reclama la inmediata liberación de todos los rehenes, así como el respeto al Derecho Internacional, especialmente el Derecho Internacional Humanitario, para poner fin a la terrible situación humanitaria de la población palestina en Gaza y en Cisjordania.
Con el reconocimiento del Estado de Palestina, España busca contribuir a la estabilidad en la región y apoyar los esfuerzos por una solución pacífica, a lo que se suma el ofrecimiento de acoger en nuestro país una Conferencia de Paz que recupere la esperanza, abriendo el camino hacia un futuro de estabilidad, seguridad y convivencia en la región.
El futuro de Oriente Próximo, Ucrania, y otras regiones del mundo pasa por el refuerzo del multilateralismo, la mejora de su eficacia y su representatividad. En este año 2025, en el que celebraremos el 80 aniversario de las Naciones Unidas, España reafirma su determinación en la defensa de un orden internacional basado en reglas. Porque las respuestas a los desafíos globales, como las crisis climáticas, la sostenibilidad medioambiental, las pandemias, la pobreza, las migraciones, la energía o los retos derivados de las nuevas tecnologías, entre otros, se encuentran, sin duda, en el multilateralismo reformado. Un multilateralismo más eficaz e inclusivo, con Naciones Unidas en el centro, capaz de garantizar los valores de la paz, el desarrollo y el respeto a los Derechos Humanos, que permita construir un mundo más justo y abierto al entendimiento. Estos son los principios por los que aboga la Unión Europea, actor clave para la acción exterior de España.
Las elecciones al Parlamento Europeo del pasado junio han supuesto la conformación de una nueva Comisión. Esta renovación se produce en un momento clave en el que la Unión Europea debe, más que nunca, seguir siendo una referencia de solidaridad y valores democráticos y un modelo de inclusión y pluralidad en el que todos los ciudadanos europeos sientan reflejada su propia identidad.
En este contexto, la Unión debe ─además─ seguir abriendo horizontes, como el reciente acuerdo con Mercosur, impulsado activamente por España durante su presidencia del Consejo, que intensificará las relaciones comerciales de ambos bloques, reforzando también su posición geoestratégica en el mundo.
Todo ello debe afianzar el papel de la Unión Europea como actor global, superando sus condicionantes internos, para actuar de forma unida, contribuyendo con convicción a la defensa del derecho internacional, a la paz y a la estabilidad.
En este objetivo, es fundamental que la Unión mantenga su apoyo a Ucrania, como España ha defendido desde el inicio de la agresión rusa, y como reiteró el año pasado durante la visita del presidente Zelensky a nuestro país. En ella se firmó un acuerdo de seguridad que refuerza nuestro apoyo a su legítima defensa y, a su vez, reafirma nuestro compromiso con la reconstrucción de Ucrania.
Un respaldo que ejercemos junto a nuestros amigos, aliados y socios, con quienes compartimos igualmente la defensa del estado de derecho y el respeto a la voluntad popular libremente expresada en procesos electorales democráticos, fundamentos esenciales para el fortalecimiento de nuestras instituciones y el progreso de nuestras sociedades.
"...Este acto de Estado nos invita a reflexionar sobre el complejo e inestable escenario internacional en el que nos encontramos y en el que debemos afrontar desafíos globales que nos interpelan a todos y que por ello exigen respuestas conjuntas y responsables. Todo ello hace aún más necesaria que nunca una mayor y mejor cooperación. La dificultad cada vez más palpable para alcanzar o sostener consensos en el ámbito multilateral, hace aún más crítica la urgencia de establecer diálogos ágiles, eficaces y de altura, que miren al largo plazo con generosidad, responsabilidad, rigor científico y también realismo económico..."
2024 se ha caracterizado, de nuevo, por una interlocución fluida y frecuente con las autoridades de los Estados Unidos de Norteamérica, un país amigo y aliado clave. Prueba de ello es la renovación del Acuerdo que permite a la NASA continuar haciendo uso de la Estación de Seguimiento en Robledo de Chavela o la firma de un memorándum de entendimiento sobre desinformación, otro de los grandes retos de nuestro tiempo.
Todo ello se enmarca en el compromiso firme de nuestro país con la Alianza Atlántica, en un año en que la Cumbre de la OTAN, celebrada precisamente en Washington, ha servido para reforzar el papel clave de la organización para la defensa de la seguridad, la estabilidad y la paz.
En este escenario desafiante, también es clave el papel de la Comunidad Iberoamericana, unida por fuertes lazos históricos, culturales y humanos, y también por una tupida agenda de cooperación estructurada y una visión muy compatible y compartida del mundo.
Agradecemos el apoyo unánime que recibió nuestra candidatura para acoger la próxima Cumbre de 2026. Ya estamos trabajando con gran empeño para que sea un éxito compartido de todos los iberoamericanos, así como para que también lo sea el modelo de diálogo birregional que España impulsó durante su Presidencia europea con la celebración de la Cumbre UE-CELAC y a la que seguirá una nueva Cumbre este 2025 en Colombia.
Señoras y señores embajadores,
Comenzamos 2025 con una crisis regional en Oriente Próximo de dimensiones inéditas hasta la fecha, a la que ya me he referido. España quiere contribuir en lo posible a la desescalada de la violencia en la región y a la promoción de la paz; y en este marco, trabaja por la estabilidad institucional en Líbano, gracias a su decisiva contribución a la FINUL, así como por una solución política para Siria mediante un proceso de paz justo e inclusivo.
El Mediterráneo debe ser un espacio de seguridad y prosperidad compartida. Por ello, apoyamos dar todos los pasos que sean necesarios para hacer de esta región un lugar de encuentro y convivencia pacífica, en el que podamos cooperar con mayor fluidez y constancia en grandes temas como las migraciones, la energía, el agua, la contaminación marítima o el comercio…
Con esta intención trabajamos también en el gran espacio africano, que para España está llamado a desempeñar, cada vez más, un rol decisivo en el concierto internacional. Por eso ha presentado este año la Estrategia España-África, que nace de un proceso de reflexión y escucha con todos los actores implicados en la región, y que debe guiar nuestra acción hacia los países de ese continente.
Por eso ha abogado también por la inclusión de la Vecindad Sur en el concepto estratégico de la OTAN emanado de la Cumbre de Washington. Porque no podemos hablar de seguridad internacional, no podemos hablar de seguridad en Europa, si no apoyamos decididamente la seguridad y el desarrollo en África.
Junto a África, Asia es otro de los grandes escenarios en los que España está llamada a ejercer un papel activo, muestra de nuestra voluntad de acercamiento a una región pujante, con un peso económico y demográfico excepcional. Por ello estamos elaborando una nueva Estrategia para Asia-Pacífico, que orientará la política española hacia una de las regiones más dinámicas del mundo, en la que empezamos a hablar con voz propia.
Una voz comprometida con los Derechos Humanos, que se alza por un mundo más equitativo y solidario, que impulsa la igualdad de género, respalda la plena participación de las mujeres en todos los ámbitos de la vida pública —incluido el multilateral, particularmente en Naciones Unidas— y que promueve la cooperación al desarrollo como un pilar esencial de nuestra política exterior. Una cooperación que se fortalece a través de un marco normativo renovado y de la participación activa de nuestro país en la búsqueda de soluciones que favorezcan el progreso humano a nivel global.
Cabe destacar en este sentido que España será el 1er país europeo en acoger el próximo mes de julio en Sevilla la IV Conf. Int’l sobre la Financiación para el Desarrollo. La consecución de los Objetivos de Desarrollo Sostenible requiere una movilización de recursos que permita avanzar en la erradicación de la pobreza y las desigualdades. Esta cita será una oportunidad histórica para reformar el actual marco de financiación para el desarrollo y cumplir con la responsabilidad que todos los países tienen hacia las próximas generaciones.
A ellas les debemos legar un mejor futuro: más pacífico, más próspero y justo. Este es el sentido que da España a su política exterior: ejercemos la diplomacia para alcanzar la paz en todos los rincones del mundo. La sociedad española, asentada en casi 5 décadas de democracia, sabe que la tolerancia y el respeto son los únicos pilares sobre los que se puede construir el futuro. Es por ello que cuando miramos hacia el exterior, cuando nos dirigimos a sus países, Sras. y Sres. Embajadores, lo hacemos con el propósito de cooperar y abogar por la paz, el valor esencial que nos seguirá guiando en este 2025.
Señoras y señores Embajadores,
Permítanme que termine mis palabras con mi saludo más cordial y afectuoso, también de parte de la Reina, a sus respectivos Jefes de Estado y de Gobierno. Les deseamos, a ustedes y a sus familias, un nuevo año de éxitos, especialmente en todo lo que ayude a generar un mejor desarrollo de nuestras agendas bilaterales y un entorno internacional más favorable para el avance de la paz, la estabilidad, la justicia, la cooperación y el bienestar de la humanidad.
Muchas gracias.