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Palabras de S.M. el Rey en la entrega de despachos de la LXXIII Promoción de la Carrera Judicial

Auditorio Fórum del Centro de Convenciones Internacional. Barcelona, 1.23.2025

És una alegria ser avui a Barcelona i poder acompanyar-vos una vegada més en aquest dia tan especial en el que lliurem els despatxos a una nova promoció de la Carrera Judicial, la setanta-tresena.

Soy consciente de la enorme significación que esta cita anual tiene para el Poder Judicial, pero también -como ha señalado hace unos minutos la presidenta del Tribunal Supremo y del Consejo General del Poder Judicial- de la trascendencia de este acto para nuestro Estado de Derecho.

Esa es la razón, queridas y queridos nuevos jueces, de que quiera comenzar estas palabras felicitándoos muy sinceramente en un momento tan importante de vuestras vidas. Y permitidme que lo haga en mi nombre y, simbólicamente, en el de la sociedad española en su conjunto, que hoy tiene en vosotros a un grupo o nueva “generación” de jóvenes, brillantes y entregados, que ha decidido dedicar su vida profesional a servir a los demás, al bien común, a uno de los pilares más fundamentales de toda sociedad, la Justicia.

Porque la ceremonia a la que asistimos no es sino el resultado de la disciplina y del esfuerzo demostrados y sostenidos durante largos años de preparación por 92 mujeres y 45 hombres. Sentíos orgullosos de vosotros mismos y disfrutad de esta jornada tan especial con vuestros seres queridos, que hoy os acompañan, como a buen seguro habrán hecho desde que tomasteis la decisión de convertiros en jueces, apoyándoos con su aliento y cariño en una etapa ciertamente complicada, como es la vida del opositor.

Comparto y hago mía la inmensa felicidad que ellos habrán sentido también con vuestro éxito tras tanto sacrificio abnegado por vuestra parte y, por ello, enhorabuena a todos los padres, madres, hermanos y hermanas, parejas y demás allegados que estáis hoy aquí -o a distancia-, disfrutando igualmente de este momento tan especial.

Enhorabuena a todos ellos y también a quienes -además de vuestras familias-, os han ayudado o guiado con mano firme, pero seguro que también cariñosa, por el exigente camino del estudio: vuestros preparadores. Hoy pueden sentirse legítimamente orgullosos de haber cumplido el objetivo de ayudar a un nuevo compañero a llegar a la meta.

Ese mismo orgullo debe invadir a vuestros profesores de la Escuela Judicial y a los magistrados y magistradas que os han acompañado como tutores durante la fase de prácticas tuteladas. Agradezcamos a unos y a otros su labor, porque sin sus enseñanzas y su ejemplo no estaríamos hoy ante 137 nuevos jueces dispuestos a servir a España y a sus ciudadanos desde una de las profesiones más nobles que se pueden ejercer en una sociedad democrática, la profesión de juez.

Queridos integrantes de la 73ª promoción de la Carrera Judicial: vuestra vocación os ha llevado a asumir desde hoy la gran responsabilidad que supone pertenecer a uno de los poderes del Estado, el Poder Judicial.
Contraéis desde este momento un compromiso inquebrantable con toda la sociedad, a través de la institución de la que ya formáis parte, puesto que en vosotros recaerá la toma de decisiones que habrán de afectar de manera importante a la vida de los ciudadanos.
Decidiréis sobre sus derechos, sus bienes y sus intereses y tendréis que dictar resoluciones que no siempre serán fáciles.
Y todo ello desde la más estricta independencia y teniendo como única guía la ley.

"...Os corresponde dar al Poder Judicial lo mejor de vosotros mismos, de manera que esa legitimidad constitucional y moral de la que está dotado se refuerce aún más con vuestro ingreso y vuestro trabajo diario. Sé que pondréis todo vuestro empeño en ello desde el instante en que toméis posesión de vuestros destinos...."

Los españoles, sin embargo, no solo esperamos de vosotros una correcta interpretación y aplicación de las leyes, que son expresión de la voluntad popular. Siguiendo el ejemplo de quienes hoy ya podéis llamar compañeros, tendréis que guardar las normas de conducta ejemplar que caracterizan al Poder Judicial español y desenvolveros siempre bajo unas estrictas exigencias éticas, convirtiendo así vuestro desempeño profesional en un constante ejercicio de rectitud que refleje la confianza que los ciudadanos depositan en la institución a la que representáis.

Porque la Justicia es uno de los valores fundamentales de la democracia, la condición imprescindible para que una sociedad pueda convivir pacíficamente. Y vuestra entrega a esta tarea requiere no solo de una vocación tan auténtica como la que habéis demostrado, sino, al mismo tiempo, de un profundo respeto hacia la institución a la que ya hoy pertenecéis tras la recepción de estos despachos.

Y hablo de profundo respeto porque las instituciones de las que se dotan las sociedades son las que vertebran los Estados y les otorgan unas normas de funcionamiento que nunca se deben quebrar, si queremos seguir viviendo en un sistema sereno y equilibrado de poderes que emanan del pueblo, de la soberanía popular, y que quedó consagrado en la Constitución Española de 1978, auténtica clave de la estabilidad y prosperidad de nuestro país.

Ese respeto que se os reclama como jueces es también una obligación para todos los que formamos parte de la sociedad y una condición indispensable para la pervivencia de los principios y de los valores en los que se asienta. La legitimidad de las instituciones se nutre de la confianza de la ciudadanía; y mantener esa confianza exige un leal compromiso por parte de todos. En palabras del admirado y querido expresidente del Tribunal Constitucional, Francisco Tomás y Valiente, (del que tuve la fortuna de ser alumno en la Universidad Autónoma de Madrid y al que perdimos asesinado por la banda terrorista ETA hace 29 años) “las instituciones -dijo en su discurso de despedida del Tribunal Constitucional- ganan o pierden prestigio por lo que hacen, pero también por lo que con ellas se hace”.

Queridos nuevos miembros del Poder Judicial: os animo a recordar siempre la ilusión de este día, aquí en Barcelona, a no olvidar nunca este momento ritual, esta ceremonia en la que seguro tantos otros recuerdos se os habrán agolpado mientras subíais al estrado o escuchabais los discursos...

Os corresponde dar al Poder Judicial lo mejor de vosotros mismos, de manera que esa legitimidad constitucional y moral de la que está dotado se refuerce aún más con vuestro ingreso y vuestro trabajo diario.

Sé que pondréis todo vuestro empeño en ello desde el instante en que toméis posesión de vuestros destinos. Venís de distintos lugares de España y serviréis también en Juzgados de todos los rincones de nuestra geografía, lugares que quedarán marcados en vuestra memoria como el punto de inicio de una trayectoria que estoy convencido de que será brillante.

Os deseo lo mejor a todos, pero permitidme enviar un especial mensaje de ánimo y cariño a los 12 jueces y juezas que procedéis de la Comunidad Valenciana. La tragedia y desolación vivida en vuestra tierra y el dolor por las vidas perdidas permanece en nuestro recuerdo.

Reitero mi enhorabuena a los integrantes de la promoción 73, al Poder Judicial en su conjunto y a toda la sociedad española, que desde hoy cuenta con un nuevo grupo de servidores públicos llenos de entusiasmo e ilusión por poner en práctica los conocimientos y las capacidades adquiridos durante su formación y firmemente comprometidos con el interés general y el bien común de nuestro país. Sabed que en esa misión contaréis siempre con la confianza y el apoyo incondicional de la Corona.

Muchas gracias.

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Palabras de S.M. el Rey en el acto de entrega de despachos de la LXXIII promoción de la carrera judicial.

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