El terrible accidente ferroviario ocurrido en Santiago de Compostela, en vísperas del Día de Galicia y del Patrón de España, ha teñido de luto nuestro país y suscitado los sentimientos de pesar de toda la Comunidad Internacional de cuyos dirigentes estoy recibiendo las más sentidas condolencias.
Me dirijo a los familiares y amigos de las víctimas mortales, a los heridos y a todos los damnificados por este desgraciado suceso que, como seres humanos y como españoles, nos conmueve y nos llena de dolor y tristeza, para transmitirles el más profundo cariño y toda la cercanía y la solidaridad de la Familia Real y del conjunto de nuestra Nación que hoy tiene depositada toda su emoción en el corazón de la querida tierra gallega.