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Palabras de Su Majestad el Rey en el almuerzo ofrecido por S.E. el Presidente de la República de Chile, D. Sebastián Piñera

Santiago de Chile, 6.5.2012

S

eñor Presidente,

Esta es la quinta vez que visito Chile en mi reinado. No pude hacerlo en el año 2010 porque el Congreso de la Lengua Española tuvo que ser cancelado como consecuencia del terrible terremoto del 27 de febrero. Un terremoto que fue superado con enorme entereza por el pueblo chileno.

Poco después, el Príncipe de Asturias me representó en vuestra toma de posesión. Siempre hemos sido recibidos con enorme cariño.

Este quinto viaje se produce en unas circunstancias difíciles para todos. El mundo atraviesa una crisis como no se recuerda desde 1929. Una crisis que ha sacudido con especial intensidad a Europa.

Pero permítanme decirles que el problema de Europa no es un problema económico; es un problema político.

La zona euro en su conjunto tiene sus cuentas con el exterior y sus cuentas públicas más equilibradas que otrasáreas monetarias del mundo.

Sin embargo, los inversores desertan de nuestras playas para refugiarse en otras costas. La razón es sencilla de entender: dudan de nuestra voluntad de seguir juntos, de defender nuestra moneda común, de ser fieles al testamento de los padres fundadores de Europa.

Si el problema es político, la solución tiene que ser también política. Lo que se necesita es más Europa, no menos Europa.

Europa requiere austeridad y disciplina. Pero la austeridad por sí sola no salvará a Europa.

Se necesita además solidaridad para hacer soportables las cargas financieras que hoy abruman a algunos de nuestros países.

Sin solidaridad es posible que el proyecto económico europeo pueda sobrevivir; lo que no podrá sobrevivir será el proyecto político europeo.

Se necesita también crecimiento, para dar trabajo a nuestros conciudadanos y mantener el modelo social que hemos construido a lo largo de losúltimos años.

Austeridad, sostenibilidad de las finanzas públicas y crecimiento económico son los tres pilares sobre los que debe asentarse el proyecto europeo.

España no es ajena a las turbulencias que sacuden a Europa. Es posible que estemos en el momento más difícil de la crisis, que estemos en el momento más doloroso del tratamiento al que hemos tenido que someternos. Pero es un tratamiento absolutamente necesario para recuperar la salud perdida y retomar la senda del crecimiento, como hemos sabido hacer siempre.

El Gobierno está haciendo unos ajustes presupuestarios sin precedentes. Ha emprendido unas reformas estructurales de gran calado y ha abordado un saneamiento del sistema financiero que ha sufrido en carne propia la dureza de la crisis.

Las cosas han empezado a mejorar. Las cuentas públicas están mucho más saneadas que hace un año. La balanza con el exterior, más equilibrada y hemos empezado a recuperar la competitividad perdida.

Chile, por su parte, ha sorteado la tormenta con singular acierto. Y no ha sido por azar, sino porque Chile tiene unas instituciones políticas sólidas, un Estado de Derecho ejemplar y respeta rigurosamente eso que llamamos la constitución económica: la propiedad privada, la libertad empresarial, la independencia de los reguladores y la transparencia en los procedimientos.

Chile ha entendido muy bien que el ahorro acude a los países que respetan la seguridad jurídica y huye de aquellos en los que reina la arbitrariedad.

Chile se encuentra a la cabeza de América Latina en todos los rankings sobre libertad económica y facilidad para los negocios.

No es casualidad que más de un millar de empresas españolas?grandes, medianas y pequeñas- hayan elegido Chile para sus proyectos de inversión.

La presencia empresarial española en este país es muy variada: banca, seguros, telecomunicaciones, energía, infraestructuras y agroindustria. Se abren ahora oportunidades para las energías renovables y el turismo. Son todos ellos sectores en los que la marca España es un sello de calidad.

En este almuerzo nos acompañan, Señor Presidente, algunas de las principales empresas españolas que han querido subrayar con su presencia la importancia que atribuimos a las relaciones económicas entre nuestros dos países.

Pero las relaciones entre España y Chile van más allá de la economía. Compartimos lengua, historia, cultura, principios y valores. Formamos parte de una comunidad de naciones que se va a volver a encontrar en Cádiz dentro de cinco meses.

En esa ciudad, hace doscientos años, los españoles de los dos hemisferios apostaron por la libertad. Allí estuvieron los diputados chilenos Miguel Riesco y Puente y Joaquín Fernández de Leiva.

En Cádiz nos proponemos ahora abordar una relación renovada que nos permita encarar juntos los desafíos de un mundo en cambio. Desafíos que también serán abordados en la Cumbre entre la Unión Europea y la Comunidad de Estados Latinoamericanos y Caribeños que se celebrará en enero de 2013 en Santiago.

Chile fue el primer país iberoamericano en alcanzar un acuerdo de asociación con la Unión Europea, acuerdo que España empujó con decisión. Podéis contar, Señor Presidente, con que España seguirá siendo el mejor defensor de los intereses chilenos en la Unión Europea.

España y Chile desean contribuir a consolidarámbitos regionales de cooperación, a fomentar las relaciones birregionales y a fortalecer los mecanismos multilaterales.

Por ello, aguardo con sumo interés el encuentro que podré mantener mañana bajo sus auspicios, en los márgenes de la Cumbre constitutiva de la Alianza del Pacífico, con los presidentes de Colombia, México, Perú y con la presidenta de Costa Rica.

Señor Presidente, no quiero concluir sin recordar hoy alúltimo Premio Cervantes, vuestro compatriota Nicanor Parra, uno de los más originales creadores en la lengua que nos une.

Decía Nicanor Parra a su nieto, que acudió en su nombre a la entrega del galardón, que?Don Quijote no cabe en un fin de semana?.

Pues bien, Señor Presidente, tampoco Chile cabe en un tiempo tan limitado como el que puedo permanecer aquí en esta ocasión. Regresaré a España con el grato recuerdo de la grandeza, el progreso, la cordialidad y el invariable afecto que siempre me muestra este país hermano.

Levanto, pues, mi copa para brindar por Chile, por el afecto que nos une y por nuestra relación construida sobre el entendimiento y la colaboración. Igualmente por el desarrollo de nuestros países y por el porvenir de amistad entre nuestros dos pueblos, en la confianza de que volveremos a encontrarnos en noviembre en Cádiz.

Muchas gracias.

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