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uenos días y gracias por invitarme a compartir con vosotros este día tan importante. El presidente de Cruz Roja Española lo ha dicho todo ya, así que tan sólo quiero volver a poner en valor la acción de Cruz Roja como la expresión de un compromiso con la defensa de la dignidad de las personas, en todas sus formas y en cualquier lugar de nuestro mundo. Dejadme que lo repita por favor: la defensa de la dignidad de las personas. Ése es el compromiso admirable e imprescindible que mantenéis desde hace ciento cincuenta años.
"...Gracias por ser la verdadera energía que mueve el mundo: la energía de la solidaridad, la de hacer el bien, la de ser mejores. Gracias. A todos..."
Porque Cruz Roja siempre ha estado ahí y forma parte de nuestras vidas. En Siria y en la Asamblea Local de Burgos para atender a ese anciano con vuestro eficaz sistema de teleasistencia; en un pequeño dispensario de Haití y en el centro de transfusión de la calle Juan Montalvo de Madrid, por ejemplo. Sois la organización humanitaria más grande del mundo, estáis en casi 200 países, tenéis 13 millones de voluntarios… Es imposible poner palabras a todas las intervenciones que hacéis. Imposible… pero lo intento: mayores, emergencias, cooperación internacional, inmigración, mujer, infancia, juventud, población reclusa, discapacidad, sida, drogodependencias, reagrupación familiar, patologías mentales, empleo de colectivos vulnerables, prevención y promoción de la salud, víctimas de las guerras… ¿Dónde no estáis? Siempre, donde se os necesita. Siempre. Y por eso el jurado de los Premios Príncipe de Asturias lo dijo claro en su premio de Cooperación Internacional 2012: prevenís y aliviáis el sufrimiento humano, protegéis la vida y la salud, hacéis respetar la dignidad de las personas, salváis vidas, protegéis los medios de sustento, posibilitáis una vida sana y segura y promovéis la inclusión social y una cultura de no violencia y de paz.
Un siglo y medio es un tiempo considerable. Es un buen momento para pararse un instante, sólo uno, y recibir de toda la sociedad la gratitud que os debemos, el reconocimiento a todos los que os apoyan, el agradecimiento más sincero a los 210.000 voluntarios de Cruz Roja Española. Gracias por ayudar a ciegas, pero mirando a los ojos a ese ser humano, ése, el que lo necesite, quien sea, sin fijarse en la bandera, la patria o la piel, sin preguntar, sin juzgar. Gracias por ser la verdadera energía que mueve el mundo: la energía de la solidaridad, la de hacer el bien, la de ser mejores. Gracias. A todos.