Queridos compatriotas,
Quiero comenzar mis palabras expresándoos con la Reina nuestra alegría por estar con vosotros en este acto tan especial y emotivo en el marco de nuestro Viaje de Estado a México.
Es una verdadera satisfacción compartir este momento con todos vosotros en el Hospital Español de México, esta institución tan querida que fue obra de la Sociedad de Beneficencia Española fundada en 1842 para “socorrer a los españoles verdaderamente necesitados” tal y como rezan sus Estatutos.
Es la muestra de un espíritu de ayuda y solidaridad entre compatriotas que, integrándose en la sociedad que les recibió, se apoyaron entre sí en los primeros momentos de su nueva singladura lejos de su Patria. Es también una historia de éxito, como lo demuestran sus extraordinarias instalaciones hospitalarias y los servicios que en ellas se prestan.
Sean, por tanto, mis primeras palabras unas palabras de gratitud, admiración y cariño hacia los miles de españoles que, desde hace muchos decenios, viajaron a estas tierras buscando y encontrando en ellas un lugar de acogida y para la realización de sus sueños. Su esfuerzo, honradez y dedicación han contribuido sin duda al progreso de México.
Deseo recordar, en particular, a aquéllos compatriotas que salieron de España en circunstancias muy difíciles hace ya cerca de ochenta años. Entre ellos había profesionales, intelectuales y artistas que se instalaron formando parte muy importante de la vida cultural y académica de México, un país que supieron hacer suyo.
También quiero tener una expresión de afecto para todos aquellos españoles que han salido recientemente de España en busca de mejores oportunidades para el desarrollo de sus actividades y empresas, que han venido para poner en marcha proyectos, o lo han hecho a la búsqueda de nuevos horizontes. Muchos de vosotros estáis hoy aquí con nosotros.
"...Sean mis primeras palabras unas palabras de gratitud, admiración y cariño hacia los miles de españoles que, desde hace muchos decenios, viajaron a estas tierras buscando y encontrando en ellas un lugar de acogida y para la realización de sus sueños. Su esfuerzo, honradez y dedicación han contribuido sin duda al progreso de México. Deseo recordar, en particular, a aquéllos compatriotas que salieron de España en circunstancias muy difíciles hace ya cerca de ochenta años. Entre ellos había profesionales, intelectuales y artistas que se instalaron formando parte muy importante de la vida cultural y académica de México, un país que supieron hacer suyo. También quiero tener una expresión de afecto para todos aquellos españoles que han salido recientemente de España en busca de mejores oportunidades para el desarrollo de sus actividades y empresas, que han venido para poner en marcha proyectos, o lo han hecho a la búsqueda de nuevos horizontes..."
Somos plenamente conscientes de las situaciones y aspiraciones que motivaron vuestra salida de España, como también de los retos que habéis tenido que afrontar al llegar a un nuevo país, en ocasiones lejos de vuestras familias y de vuestros seres queridos.
Por ello, nos infunde un inmenso respeto constatar vuestra capacidad para superar las inevitables dificultades iniciales con las que os encontrasteis, y ver cómo habéis prosperado y os habéis integrado en este querido país hermano. Contad siempre con nuestro apoyo y nuestro cariño.
Quiero destacar, igualmente, la extraordinaria labor de hermanamiento que han desarrollado y desarrollan los centros regionales de España en México, diseminados a lo largo y ancho de su vasta geografía. Muchos de ellos están hoy aquí representados por sus presidentes y juntas directivas. Vaya por delante nuestra más sincera enhorabuena por haber sabido inculcar en sus integrantes y descendientes vínculos de tradición, cultura y afecto hacia España que la distancia y la añoranza solo han logrado reforzar.
Como he tenido ocasión de resaltar en el marco de mis visitas a países de Iberoamérica a lo largo de todos estos años, no hay mejores embajadores de lo que representa nuestro país, sus pueblos y costumbres, en definitiva, de nuestra identidad y nuestra historia, que los españoles allá donde estén. Todos vosotros sois nuestra mejor representación.
En todo momento habéis sabido conservar y ensalzar como nadie la esencia de España y, a la vez, os habéis instalado en un México que, como a España, sentís también como propio. Con vuestro trabajo y ejemplo diario estáis contribuyendo a dignificar la imagen y la valoración de España en este lado del Atlántico.
España y sus instituciones ofrecen un especial reconocimiento a vuestra labor, la de generaciones de españoles, y un recuerdo siempre presente por esa parte de nuestra sociedad y de nuestro país que se encuentra más allá de nuestras fronteras.
Y termino ya, pero antes de poder saludaros más personalmente ‒aunque viendo cuantos habéis venido a este encuentro, creo que va a ser difícil llegar a todos‒ queremos transmitiros, sobre todo, nuestro afecto y admiración; y deciros que nos sentimos muy orgullosos de todos vosotros.
Muchas gracias.