Majestad, Alteza Real:
Quiero comenzar mis palabras dándoos personalmente las gracias junto a la Reina Letizia por vuestra invitación, que tanto valoro, para realizar esta Visita de Estado al Reino Unido. Una invitación que refleja la cordialidad y el afecto mutuos entre los pueblos español y británico así como la estrecha relación y la amistad entre nuestras familias.
Permitidme mencionar el hecho de que hace 160 años este Palacio de Buckingham vio nacer a la Princesa Beatrice. Era la hija menor de la Reina Victoria y madre de la Princesa Ena, que al casarse con el Rey Alfonso XIII se convirtió en la Reina Victoria Eugenia, mi bisabuela y madrina de bautismo.
Esta es nuestra primera visita como Reyes a un país que hemos conocido bien como Príncipes y por el que siempre hemos sentido un gran aprecio. Una visita, Majestad, que tiene lugar cuando celebráis el 65 aniversario de vuestro acceso al trono.
Majestad, hoy me habéis distinguido con la Muy Noble Orden de la Jarretera. Estoy profundamente agradecido por este reconocimiento que se debe a vuestra generosidad y cálida amistad, y que recibo como una clara muestra de las estrechas e históricas relaciones que unen a nuestras dos Familias Reales y a nuestros dos países.
Como he podido señalar en el Parlamento de vuestra gran Nación esta misma tarde, durante vuestro largo y fructífero reinado ─en el que siempre habéis contado con el apoyo de vuestra Familia y, muy particularmente, con el firme y valioso compromiso de S.A.R. el Duque de Edimburgo─ habéis liderado al Reino Unido con sabiduría y espíritu de servicio encomiables. Sois, Majestad, una referencia en todo el mundo en el ejercicio de vuestras responsabilidades. Por ello, quiero hoy expresaros mi reconocimiento, mi admiración y mi respeto, y felicitaros de corazón.
Nuestra visita se produce 31 años después de la que mi padre el Rey Juan Carlos realizó junto a mi madre la Reina Sofía en 1986. Aquel encuentro simbolizó una nueva etapa de plenas relaciones entre nuestros dos países y entre dos de las Monarquías más antiguas de Europa. Por ello, hoy quiero expresar la inmensa satisfacción que me produce constatar el progreso que, desde entonces, han experimentado nuestras relaciones y, sobre todo, los vínculos entre nuestros pueblos y ciudadanos.
La sociedad española ha consolidado en las últimas décadas una democracia moderna y se ha integrado como miembro de pleno derecho en el proyecto europeo, en lo que ha representado un periodo histórico de estabilidad política y prosperidad económica sin precedentes.
Efectivamente, durante este tiempo el Reino Unido y el Reino de España han logrado construir un entendimiento muy fructífero que, a partir de innumerables intercambios humanos, sociales, culturales y económicos, como con pocas naciones en el mundo, se ha traducido en una coincidencia fundamental respecto de los desafíos más importantes a los que debemos hacer frente a nivel global. Durante las últimas tres décadas hemos vivido y logrado alcanzar los mejores momentos de la larga y densa historia que compartimos.
"...La profundidad de nuestros vínculos y la solidez de nuestra amistad ayudarán a que se pueda abordar entre nuestros respectivos Gobiernos cualquier cuestión en la que persistan discrepancias, con la mejor voluntad y el más alto espíritu de colaboración..."
En el ámbito europeo, nuestros Gobiernos han coincidido en la defensa de políticas para asegurar el progreso y el bienestar de nuestras sociedades. Y es cierto que en este terreno hemos hecho elecciones diferentes en lo que respecta a la dinámica de integración, pero esto forma parte de nuestra tradición democrática, anclada en los valores de la civilización europea de la que ambos países somos y seremos siempre parte.
En la esfera internacional, nuestra colaboración es también muy cercana en todos los campos. En Seguridad y Defensa somos aliados leales y cooperamos estrechamente en la lucha contra el terrorismo y el yihadismo cuya violencia cobarde y desalmada, lamentablemente, hemos sufrido en tiempos recientes. En este sentido, quiero tener un recuerdo muy especial para todas las víctimas de esos atentados; entre las que se cuentan también ciudadanos españoles, como Ignacio Echeverría, que al intentar proteger las vidas de otras personas entregó y perdió la suya.
España se solidariza con el pueblo británico que en esos momentos dolorosos ha dado muestras, una vez más, de su dignidad y entereza. Y no cabe duda de que los españoles estaremos siempre junto a nuestros amigos y aliados británicos, hombro con hombro, en la lucha contra el terrorismo.
Asimismo, un intercambio financiero y comercial pujante nos ha consolidado como socios económicos de primer orden. Las compañías españolas presentes en el Reino Unido contribuyen al progreso de este país, como lo hacen igualmente a la prosperidad del nuestro las empresas británicas que están en España. Pero, más allá de esta realidad, son notorios y muy relevantes los proyectos empresariales y económicos hispano-británicos que fortalecen el crecimiento de nuestras economías y de nuestros tejidos empresariales.
Destaco asimismo la vitalidad de nuestra dimensión cultural, que ha tenido hitos de enorme importancia, como la conmemoración el pasado año del fallecimiento en la misma fecha de los dos escritores más universales de la Literatura, Miguel de Cervantes y William Shakespeare, orgullos de las lenguas española e inglesa. Y es que nuestras lenguas ─verdaderos exponentes de la riqueza de nuestras respectivas culturas─ se han consolidado en los últimos decenios como dos idiomas esenciales de comunicación internacional.
A lo largo de los siglos ha sido igualmente fundamental la aportación de pensadores, intelectuales y científicos de nuestros dos países, cuyo esfuerzo y trabajo han generado corrientes de pensamiento que, uniendo Oxford o Cambridge con Salamanca o Santiago de Compostela, han hecho una aportación única a nuestras ciencias y culturas.
Pero, como he querido resaltar, la cercanía hispano-británica se asienta actualmente de manera singular en la proximidad de nuestros pueblos y sociedades civiles. Durante los últimos treinta años muchos miles de británicos se han instalado en España, y muchos miles de españoles igualmente lo han hecho en Gran Bretaña; de este modo han convertido nuestros respectivos países en sus hogares, creando vínculos afectivos muy profundos.
Todos ellos, españoles y británicos, sean trabajadores, empresarios, estudiantes, investigadores, profesores, artistas, deportistas, turistas, jubilados o sus familiares, contribuyen cada día a acercar un poco más a nuestras sociedades. No cabe duda de que los lazos humanos que se han tejido en las últimas décadas entre españoles y británicos, y la simpatía y el conocimiento mutuos entre nuestros pueblos, constituyen un valioso patrimonio que debemos salvaguardar y que nos permitirá hacer frente con confianza y optimismo a los desafíos que tenemos por delante.
La profundidad de nuestros vínculos y la solidez de nuestra amistad ayudarán a que se pueda abordar entre nuestros respectivos Gobiernos cualquier cuestión en la que persistan discrepancias, con la mejor voluntad y el más alto espíritu de colaboración.
Your Majesty,
After highlighting how many −and how good− are the bonds between the Spanish and British people, I would like to end my remarks by offering my personal affection and admiration to you; and again by thanking Your Majesty, together with your Government, for making this State Visit happen. Queen Letizia and I are deeply touched by the enormous effort put into it by so many, and we are also very grateful and happy for the active involvement of so many members of the Royal Family.
Ladies and Gentleman,
I now invite you all to rise and drink a toast to Her Majesty the Queen, His Royal Highness the Duke of Edinburgh, and the people of the United Kingdom of Great Britain and Northern Ireland.