El pasado verano se cumplieron 25 años de los JJOO y Paralímpicos de Barcelona 92; uno de los principales acontecimientos celebrados en España en nuestra historia reciente, en un año casi mítico para mi generación y las que lo vivimos… (recordemos la Expo de Sevilla, Madrid como la capital cultural europea…): Tuvimos ocasión de celebrarlo el 25 de Julio, primero en el CAR de Sant Cugat, con motivo de su 30 aniversario, y más tarde −ese mismo día− en Barcelona, en la misma fecha y hora aproximada que la ceremonia inaugural del 92.
Y hoy, en esta gala del Comité Olímpico −ya con nuestro querido Presidente en vías de recuperación…cosa que nos alegra mucho− rendimos homenaje a los medallistas españoles de aquellos Juegos. Unos juegos que todavía hoy son ampliamente considerados como un ejemplo no solo para el movimiento olímpico, el mundo del deporte en general y nuestros visitantes, sino también de cómo hacer las cosas en beneficio de todos, de Barcelona, de Cataluña y del conjunto de España. Sin duda, Barcelona 92 permitió trasladar al mundo la imagen de España como un país moderno, capaz y orgulloso de sí mismo.
El mundo nos miraba, nos examinaba; lo preparamos bien y lo bordamos ante muchas miradas incrédulas, atónitas.
Unos Juegos que además representaron un enorme salto cualitativo, tanto por el legado que dejaron para Barcelona como por la transformación radical que significaron para el deporte español.
Barcelona 92 llevó el deporte a la vida cotidiana de los españoles; promocionó su práctica a niveles que no se habían conocido hasta entonces; atrajo el patrocinio privado hacia el sector deportivo… En definitiva, fue la base del desarrollo posterior de nuestro deporte, en el que España pasó de contar con éxitos aislados, a liderar numerosas disciplinas.
Porque el deporte es también expresión del nivel de desarrollo de las sociedades. Por un lado, como integrador de ilusiones comunes, de emociones colectivas, de orgullo y autoestima que contribuyen a unir a un pueblo. Por otro lado, el deporte como escuela de valores porque forma parte del núcleo mismo del sistema socio-educativo. El respeto, la integridad, la lucha contra la intolerancia, la igualdad y el juego limpio son la base de una sociedad sana y equilibrada. Por eso, es igualmente importante realzar el valor de la competición honesta y como en la vida conforme a las reglas, igual que el respeto y la consideración hacia los rivales. Para un deportista, cuanta mayor altura tenga su rival, más grandeza adquiere la victoria.
Barcelona también supuso un punto de inflexión trascendental, no solo por los excepcionales resultados obtenidos,…deportivos y en todos los órdenes, sino también porque se sentaron las bases del modelo deportivo español actual y cuyos frutos nos llenan de alegría de manera casi constante.
Un modelo de colaboración público-privada que tiende puentes beneficiosos para ambas esferas. Un modelo que integra a todos los que tienen que aportar al conjunto y que traslada a los españoles el concepto de deporte como bien común que merece la pena disfrutar y que debemos ser capaces de preservarlo en el tiempo.
"...Barcelona 92 llevó el deporte a la vida cotidiana de los españoles; promocionó su práctica a niveles que no se habían conocido hasta entonces; atrajo el patrocinio privado hacia el sector deportivo… En definitiva, fue la base del desarrollo posterior de nuestro deporte, en el que España pasó de contar con éxitos aislados, a liderar numerosas disciplinas..."
Uno de los grandes logros de aquellos juegos fue la vinculación del mundo empresarial, del patrocinio privado, al desarrollo del deporte, sobre todo el de Alto Nivel. Buena prueba de ello es el programa ADO, que se creó para Barcelona 92, y que aun en nuestros días sigue siendo un referente a nivel mundial. Gracias a las empresas del programa ADO, que apostaron entonces y apuestan 25 años después por el deporte de Alto Nivel, se han podido alcanzar cotas de excelencia deportiva impensables en el pasado.
En el deporte español sobresale hoy el papel trascendental de la mujer. Su incorporación ha sido muy similar a la de nuestro deporte al panorama internacional. De comenzar como pioneras, con grandes dificultades, pasaron a formar parte de él para finalmente convertirse en líderes, tal y como demuestran hoy sus magníficos resultados.
Es cierto que aún quedan barreras por superar, pero hoy podemos afirmar con satisfacción que nuestras deportistas son líderes y ejemplo a seguir por el mérito que supone haber llegado hasta aquí marcando el camino con convicción, dignidad y firmeza.
Señoras y señores, queridos amigos y compañeros de la familia olímpica española, tuve la suerte, junto a un gran equipo, de lograr nuestra plaza para formar parte de la delegación olímpica que participó en Barcelona 92, ya eso fue un sueño cumplido. También tuve el privilegio y gran honor de ser −nada menos que− su abanderado en el desfile inaugural. Son recuerdos imborrables para mí, llenos de emoción, y estoy seguro de que la mayoría de mis compañeros aquí presentes, si no todos, sintieron y sienten lo mismo que yo.
Pero siempre he estado estrechamente vinculado al deporte y al Olimpismo, siguiendo en persona muchos de los éxitos del deporte español, compartiendo con muchos de vosotros momentos inolvidables. He tenido la oportunidad y la fortuna de asistir a muchas ediciones de los Juegos y a otros muchos eventos deportivos que me han permitido ser testigo de la extraordinaria evolución de nuestro deporte.
Precisamente se siguen desarrollando en Pyeongchang los Juegos de Invierno con los mejores resultados de la historia. Ayer y esta misma mañana hemos seguido obteniendo medallas en estos Juegos Paralímpicos.
Los Juegos Mediterráneos de Tarragona, el próximo verano, y Tokio 2020 están ya a la vuelta de la esquina. No sabemos cuáles serán los resultados, pero de algo podemos estar seguros: nuestros deportistas competirán con la misma fuerza e ilusión de siempre como baluartes de España y de nuestro deporte; y, además, volveremos a estar orgullosos de que nos representen, por sus valores, por su entrega e incluso por los buenos resultados que deseamos les acompañen.
Desde aquí quiero reafirmar de nuevo mi compromiso con el Deporte y el Olimpismo, y felicito efusivamente a nuestros deportistas, a mis compañeros de Barcelona 92 y a todos los que han venido después. Estoy seguro de que muchos otros éxitos están por venir para mayor gloria de nuestro deporte.
Y hoy, en la casa del Olimpismo español, cuando estamos celebrando aquellos éxitos de Barcelona 92, quiero dar las gracias y felicitar a todos los que formáis parte del Comité Olímpico Español por vuestro excelente trabajo en apoyo del deporte y los deportistas y en la defensa constante de los ideales del movimiento olímpico.
Os animo a todos a seguir apostando por esos valores y a apoyar a nuestros deportistas para mantener viva y en lo más alto la llama que alumbró para siempre, una noche de julio en Barcelona, el espíritu del 92.
Muchas gracias.