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Palabras de S.M. el Rey en la XVI Gala anual del Comité Olímpico Español (COE), homenaje a los olímpicos de Tokio 2020

Sede del Comité Olímpico Español. Madrid, 12.15.2021

Buenas noches a todos, señoras y señores,
Quiero, en primer lugar, expresaros nuestra alegría, de la Reina y mía, por acompañaros…, por veros nuevamente, en esta celebración tan especial del COE. Lo echábamos de menos, porque hacía ya bastante tiempo desde la última vez... (en 2018, para la gala conmemorativa de BCN’92). Y llevamos 2 ediciones de los Juegos Olímpicos seguidas que no os hemos podido acompañar.

Este encuentro nos permite recordar y compartir los hitos y las satisfacciones que nos ha dejado este año; y despedir, definitivamente, en este contexto de celebración, este desafiante y, por momentos, incierto ciclo olímpico.

5 años —y no 4, como era habitual— separaron los JJOO de Verano de Río de Janeiro de los de Tokio. Un lustro que ha comprendido innumerables horas de entrenamiento, de sacrificios y de desvelos ─incluso frustraciones─; pero también de esperanza, de confianza, de autoestima y de triunfos, que ha tenido como resultado 17 medallas y 42 diplomas que hoy celebramos con verdadera admiración.

Campeones noveles, como Alberto Ginés o Adriana Cerezo, toman el testigo de auténticos referentes de nuestro deporte en diferentes disciplinas como Chuso García Bragado, Carla Suárez, Raúl Entrerríos, Laia Palau o Pau Gasol, quienes han logrado construir una trayectoria ejemplar y un legado repleto de éxitos.

De todos ellos, de cada uno de los más de 300 deportistas olímpicos que nos representaron en Tokio, nos sentimos profundamente orgullosos. Debutantes, veteranos, conocidos o jóvenes promesas.

odos sois un orgullo para España: con medalla o sin ella, con diploma o sin él. Quienes habéis dado lo mejor de vosotros mismos en la competición más exigente sois un ejemplo a seguir por vuestro profundo respeto por esos valores olímpicos que, sin duda, lo son también de la vida, especialmente de la vida bajo un orden democrático y de respeto a los DDHH, como son la excelencia, la amistad, el respeto a los demás, el juego limpio y el acatamiento de las reglas de juego.

En menos de tres años, esperamos estar disfrutando de la cita olímpica de París. Y no podemos sino imaginar que, en 2024, España seguirá mostrándose al mundo como un referente también en el deporte, como un país comprometido con sus deportistas y con el olimpismo.

"...los olímpicos y los paralímpicos —a estos últimos quiero enviar desde aquí nuestro saludo y también nuestro reconocimiento— que nos representarán en París, como los que nos representasteis en Tokio, encarnáis muchas certezas, virtudes y bondades que son reflejo de un país y de sus ciudadanos. Sois, por tanto, un reflejo de lo mejor de nuestra sociedad..."

Los olímpicos y los paralímpicos —a estos últimos quiero enviar desde aquí nuestro saludo y también nuestro reconocimiento— que nos representarán en París, como los que nos representasteis en Tokio, encarnáis muchas certezas, virtudes y bondades que son reflejo de un país y de sus ciudadanos. Sois, por tanto, un reflejo de lo mejor de nuestra sociedad.

Señoras y señores,
Y los deportistas, qué duda cabe, además de ser los protagonistas de vuestros propios sueños, se proyectan también sobre vosotros las esperanzas de 47 millones de españoles, que os ven como fuente de inspiración por vuestro trabajo constante, afán de superación, capacidad de esfuerzo, perseverancia y determinación..., por vuestro entusiasmo y afán de competir para darlo todo. Y sobre todo, por vuestro compromiso con el espíritu olímpico. Por eso, dentro y fuera de la competición, nos demostráis que no todo tiene cabida en el afán de superarse. Tan importante como la victoria es la competición honesta y el respeto hacia el rival.

Resulta especialmente satisfactorio comprobar que esos valores penetran en la sociedad a través del deporte y de nuestros deportistas.

El mejor ejemplo lo vimos en la ceremonia de inauguración de los JJOO de Tokio, con nuestros dos abanderados, un hombre y una mujer. Los nombres de Saúl Craviotto y de Mireia Belmonte, por cierto, están inscritos ya en la historia del deporte español.

Esa sociedad con igualdad de oportunidades es la que estáis construyendo para las próximas generaciones. Y para ello, el olimpismo es, sin ninguna duda, una herramienta sumamente útil y poderosa. También lo es para transmitir e inculcar valores como la paz, la tolerancia, el respeto y la convivencia. Tiene, en definitiva, la capacidad de transformar el mundo y de unir a las personas.

Los Juegos Olímpicos son, por otra parte, la culminación de una obra colectiva que se escribe a lo largo de los años a través del esfuerzo de muchas personas. El deportista, su familia, su primer entrenador, su primer club. También sus compañeros de entrenamiento, su técnico, su médico, su psicólogo, su federación deportiva, el COE, entidades privadas e instituciones públicas; todos tratan de facilitar, acompañar y allanar su camino. Escriben una, varias o bastantes líneas de esa obra construida entre muchos.
Hablamos, por tanto, de un éxito colectivo, que simboliza otro gran valor del deporte: el trabajo en equipo. Un esfuerzo conjunto que permite construir nuestro mejor presente.

Ese espíritu ha sido siempre necesario. Y ha sido fundamental para hacer frente a la pandemia que ha marcado nuestras vidas en los dos últimos años. Ese espíritu refleja lo mejor de nuestro país.

La Historia nos muestra que las situaciones difíciles siempre han formado parte de la vida del ser humano, en mayor o en menor medida. Por eso, en la situación actual, el ejemplo que simboliza el espíritu olímpico debe seguir inspirándonos para superar la mayor parte de nuestros desafíos. Y en el ámbito deportivo, tenemos muchos por delante hasta llegar, ya sea a los JJOO de Verano en París ‘24, o a los más próximos, en el mes de febrero, los JJOO de Invierno en Pekín ’22.

Queridos amigos,
Termino ya con un mensaje de ánimo, para que sigáis cumpliendo vuestras metas y vuestros objetivos. Porque vuestros sueños son los sueños de todos los españoles. Y esa es una gran responsabilidad. Así que, a ello, con el mayor orgullo y con la más sincera humildad.
Muchas gracias. Y ya aprovecho para felicitaros la Navidad, que ya asoma, y desearos un próspero, saludable y olímpico 2022.

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