Quiero comenzar mis palabras con lo que suelo decir en ocasiones como esta a las nuevas promociones de funcionarios que se incorporan a los distintos Cuerpos de nuestra Administración: “Bienvenidos al Estado”. Es una alegría volver a nuestra Escuela Diplomática y poder acompañaros en este día que -ya con vuestro despacho en mano- marca el inicio de vuestra andadura profesional y que, estoy seguro, recordaréis siempre con cariño; probablemente, pasados los años, también con algo de nostalgia.
Cumplimos hoy con una tradición que nos permite ser testigos del momento en el que una nueva promoción de diplomáticos asume la alta responsabilidad de defender los intereses de España en el cada vez más complejo escenario internacional.
Hoy, los 28 integrantes de la 75ª promoción celebráis un logro personal muy importante. Animados y sostenidos por una firme vocación, con tesón, esfuerzo, y asumiendo algunas renuncias, habéis perseverado hasta ver cumplido vuestro sueño. La satisfacción que sentís en estos momentos es la recompensa a largos años de preparación constante y muchas horas de estudio. Mi enhorabuena a todos. Os deseo muchas satisfacciones más, que serán -en lo profesional- la mejor recompensa por el deber cumplido…
Sois, por segunda vez en la historia, una promoción en la que hay más mujeres, 16, que hombres, 12. Y como dije a vuestros compañeros de la 74ª promoción el año pasado, no es más que el reflejo de una realidad social en la que cada vez más mujeres se incorporan a los distintos cuerpos de la Administración y acceden a puestos de responsabilidad.
Pero más allá de las cifras, sois un grupo de jóvenes que representa la dedicación, el compromiso y la búsqueda de la excelencia en el servicio público. Procedéis de distintos puntos de nuestra geografía, habláis múltiples idiomas, tenéis una formación muy completa y variada -habéis estudiado carreras como Derecho (la mayoría de vosotros), Relaciones Internacionales, Economía, Ingeniería, Administración de Empresas, Periodismo o Traducción e Interpretación-. Tenéis perfiles muy diversos pero que se complementan entre sí. Cada uno de vosotros, desde vuestras respectivas disciplinas y especialidades, aportáis un gran valor a la Carrera Diplomática.
Por eso quiero también agradeceros y expresaros mi reconocimiento por haber elegido orientar vuestros pasos hacia el camino del servicio a España. No olvidéis nunca que, siendo el mérito vuestro, a este día no habéis llegado solos. Por ello vuestra alegría es también, y como no puede ser de otra manera, la de cuantos os acompañan. En primer lugar, la de vuestros padres, que asisten emocionados y orgullosos a este acto en el que ven recompensados muchos de sus afanes y desvelos. Vosotros sabéis mejor que nadie cuánto les debéis, y en qué medida su ayuda ha hecho posible que estéis aquí.
Alegría compartida también por vuestras parejas, familiares y amigos; por los compañeros de la Carrera Diplomática, que os reciben con los brazos abiertos; por supuesto por vuestros preparadores, guía constante en este camino; y, en fin, por los profesores y el personal de esta Escuela, que os despiden con la satisfacción de haber contribuido a completar vuestra excelente formación.
Queridos Secretarios de Embajada,
"...en los años de servicio que tenéis por delante no olvidéis que nuestra política exterior debe estar profundamente impregnada de los valores y principios recogidos en nuestra Constitución. La libertad, la defensa de la democracia y del Estado de Derecho, el respeto de los Derechos Humanos, la legalidad internacional y la firme determinación por un mundo en paz son valores con vocación de permanencia; que prevalecen aun cuando mudan las técnicas y las modas -si me permitís que lo diga así- decaen. Valores todos ellos que inspiran nuestro ordenamiento constitucional y que vosotros, como servidores públicos, tenéis el deber de salvaguardar y promover..."
Este día para la celebración ha de ser una ocasión para el compromiso y la responsabilidad. Formáis parte ya de uno de los Cuerpos Superiores del Estado y asumís el compromiso de representarlo y defenderlo, de dirigirlo y trabajar para que funcione y sirva a los intereses generales de España y de todos sus ciudadanos, principalmente -aunque no solo- en la acción exterior (ya sea desde aquí o desde cualquier lugar del mundo que se requiera).
Os incorporáis en este día a una carrera que tiene acreditada una meritoria hoja de servicios a la Nación. A lo largo de los años he sido testigo del sentido de Estado y la generosidad con la que vuestros predecesores asumieron las competencias que el desempeño de su misión les exigía. Ahora adquirís la responsabilidad de potenciar y consolidar el brillante historial de servicio a España alcanzado por cuantos os han precedido.
A todos os deseo los mayores éxitos en vuestra carrera; serán vuestros, también de los equipos que forméis…, y lo serán sobre todo para el conjunto de los españoles. Iniciadla con ilusión y recorredla con sentido del deber procurando que el sentido de Estado sea algo intrínseco a vuestra motivación y a vuestros objetivos, incluso en los detalles menores y más tediosos.
Buscad siempre, en cada puesto que desempeñéis, la mejor manera de promover los intereses de vuestro/nuestro país, el bien común de todos los españoles. Sin prisas, sin buscar atajos, asumiendo gradualmente las crecientes responsabilidades que vuestra experiencia os permita ir afrontando. Se trata de una carrera de fondo. Sed constantes, firmes y mantened la vista puesta en el horizonte.
En los años de servicio que tenéis por delante no olvidéis que nuestra política exterior debe estar profundamente impregnada de los valores y principios recogidos en nuestra Constitución. La libertad, la defensa de la democracia y del Estado de Derecho, el respeto de los Derechos Humanos, la legalidad internacional y la firme determinación por un mundo en paz son valores con vocación de permanencia; que prevalecen aun cuando mudan las técnicas y las modas -si me permitís que lo diga así- decaen. Valores todos ellos que inspiran nuestro ordenamiento constitucional y que vosotros, como servidores públicos, tenéis el deber de salvaguardar y promover.
En un mundo en continuo cambio, donde hasta los más arraigados valores y certezas parecen cuestionarse, sed conscientes de que el servicio a vuestros conciudadanos y a España son la referencia permanente que ha de guiar vuestros pasos.
Todos, en cualquiera de vuestros futuros destinos, tened siempre presente el honor y la responsabilidad que comporta ser representantes de España, y la obligación que como tales adquirís de proyectar su mejor imagen y de defender sus intereses ante otros Estados y ante los organismos internacionales. Allá dónde estéis, encontraréis siempre compatriotas a los que asistir e intereses españoles que proteger.
Os animo también a perseverar en vuestra formación continua, para actualizar vuestras habilidades y conocimientos. La aceleración de los cambios en nuestro tiempo, lo imprevisible de tantos acontecimientos, nos exigen cada vez más: toda mejora en conocimiento y capacitación con formación renovada, dará mayor garantía de éxito y puede marcar la diferencia. No hay margen para bajar la guardia y nos jugamos mucho cada día.
Mi más sincera enhorabuena, os deseo mucho éxito en la carrera que ahora iniciáis. Remad fuerte, remad juntos, que así llegaremos más lejos y llegaremos mejor. Y si os mantenéis fieles a vuestra vocación y al compromiso que habéis asumido, prestaréis un valiosísimo servicio a vuestros compatriotas, a nuestro país.
En ocasiones, y encontrándoos lejos de España y de vuestras familias, vuestro camino será especialmente exigente. En esos momentos difíciles, confío en que sintáis siempre cercano el apoyo de la Corona y el reconocimiento de toda la Nación. En la importante labor que os aguarda siempre me tendréis a vuestro lado.
Muchas gracias.