us Majestades los Reyes Don Juan Carlos y Doña Sofía presidieron el acto solemne con el que comenzó oficialmente el programa de actividades organizado para conmemorar el vigésimo quinto aniversario de la Exposición Universal Sevilla 1992 y que se desarrollará hasta el 12 de octubre, fecha que también se había elegido en aquel entonces para clausurar el evento, poniendo el foco en el descubrimiento de América.
En su intervención Don Juan Carlos comenzó felicitando a la ciudad de Sevilla “por su iniciativa de conmemorar aquel gran acontecimiento que puso de relieve en todo el mundo, desde esta querida tierra andaluza, el empuje de una España segura de sí misma y comprometida con el futuro".
También, destacó que “España estuvo, sin duda, a la altura del desafío. Consiguió una participación de países, organizaciones internacionales y grandes empresas sin precedentes. Y atrajo un número de visitantes como ningún otro acontecimiento similar. Nuestro país proyectó además la más amplia y rica representación de su realidad y su cultura”. “Lo logró gracias a la colaboración de Administraciones y empresas, con el apoyo de los ciudadanos y de la sociedad civil, y con un gran equipo que tuvo al frente a Manuel Olivencia, a Emilio Casinello y a Jacinto Pellón. A todos les debemos la mayor gratitud”.
“El éxito de aquella Exposición Universal quedó patente en quienes la visitaron y constituyó verdaderamente el punto de partida de un nuevo concepto de encuentros internacionales”. “Y tras su clausura dejó además un legado muy fructífero, no solo por el alcance de las infraestructuras de comunicaciones, transportes y servicios que se crearon, sino también por el potencial propio que supo proyectar la ciudad de Sevilla”.
En la actualidad, dijo Don Juan Carlos “el Parque Científico y Tecnológico Cartuja acoge a centenares de entidades económicas, académicas y tecnológicas que contribuyen a la economía de la ciudad generando empleo y con un importante volumen de negocio”.
Sus Majestades los Reyes Don Juan Carlos y Doña Sofía que viajaron a Sevilla acompañados por el ministro del Interior, Juan Ignacio Zoido, fueron recibidos a su llegada al Real Alcázar de Sevilla por la presidenta de la Junta de Andalucía, Susana Díaz; el ex presidente del Gobierno, Felipe González; el presidente del Parlamento de Andalucía, Juan Pablo Durán; el delegado del Gobierno en Andalucía, Antonio Sanz; y el alcalde de Sevilla, Juan Espadas, entre otras personalidades.
El acto dio comienzo con la interpretación del himno de la Exposición Iberoamericana de 1929, a cargo de la Banda Sinfónica Municipal de Sevilla. A continuación, tras las intervenciones y los Himno Nacional y el de Andalucía, Don Juan Carlos y Doña Sofía se trasladaron a la biblioteca, donde se exhibe el libro de honor de la Exposición Universal de Sevilla 1992, más una selección de fotografías emblemáticas de la Exposición Universal y de la Cartuja en el presente. Un almuerzo ofrecido por el alcalde de Sevilla con motivo del XXV Aniversario de la Exposición Universal de Sevilla 1992, puso fin al acto.
La Expo'92 abrió sus puertas el 20 de abril de 1992 en la Isla de la Cartuja de Sevilla como sede y con "La Era de los Descubrimientos" como tema central. Durante los seis meses que tuvo abiertas sus puertas, cerca de 40 millones de visitantes conocieron los alrededor de cien pabellones y más de ciento cuarenta participantes, entre naciones, comunidades autónomas, empresas y organismos internacionales.
Su Majestad el Rey Don Juan Carlos había anunciado en República Dominicana en 1976 el interés de España en organizar una Exposición Universal que tuviera carácter iberoamericano, sucediendo a las celebradas anteriormente en España, bajo los auspicios de Su Majestad el Rey Don Alfonso XIII, en Sevilla y Barcelona. Sevilla presentó su candidatura ante el BIE (Bureau International des Expositions), que decidió que la capital andaluza fuera la sede de la Exposición Universal de 1992.
El lugar escogido para la exposición fue la Isla de la Cartuja por ser un lugar idóneo por su cercanía al centro de la ciudad, por su situación a orillas del Guadalquivir y por la libertad que daba un terreno libre de gran extensión, simplemente ocupado por un monasterio en ruinas, que, para redondear el círculo, era donde presumiblemente Cristóbal Colón preparó su primer viaje hacia América. Cinco zonas diferenciadas se distribuirían entre las 215 hectáreas del recinto: Puerto, que permitía el acceso al espacio Expo por el río, teniendo como atractivo el Pabellón de la Navegación; Monasterio, compuesto por el antiguo conjunto religioso sin olvidar su pasado fabril y sus huertas, que albergó el Pabellón Real y diversas muestras de arte; Jardines, el gran oasis de un recinto ya de por sí verde, donde destacaban las especies del Jardín Americano y la ambientación de los Jardines del Guadalquivir; Lago de España, alrededor del cual se encontraban los pabellones autonómicos y el pabellón español, y la Zona Internacional, donde estaban el grueso de pabellones, sobre todo representaciones de países.
Destacaban en el recinto los pabellones temáticos, promovidos por la organizadora, como eran la Plaza del Futuro (compuesta por los pabellones del Medio Ambiente, Energía, Telecomunicaciones y Universo), el Pabellón de la Naturaleza, el Pabellón del Siglo XV, el (por desgracia, malogrado en un incendio) Pabellón de los Descubrimientos y Pabellón de la Navegación. Poco a poco, y sobre todo a partir de 1989 y 1990, fueron sumándose países y empresas, que fueron presentando sus propuestas de edificios.
La Expo'92 también supuso una profunda transformación tanto para Sevilla como para Andalucía y España. A nivel autonómico fueron construidas nuevas infraestructuras, como carreteras, destacando la A-92 que vertebraría Andalucía en su extensión, la remodelación de varios aeropuertos o la implantación de un novedoso ferrocarril de alta velocidad, que comunicaría Córdoba y Sevilla con Madrid a 300 km/h. Sevilla logró modernizar sus infraestructuras con la consecución de nuevas rondas y avenidas, como la Ronda del Tamarguillo, el levantamiento del tapón de Chapina, la apertura al río con la caída del Muro de Torneo y la desaparición de las playas de vías por esa calle, una nueva estación de ferrocarril (Santa Justa) y una nueva terminal aeroportuaria, así como la recuperación de muchos espacios históricos y nuevas infraestructuras culturales, como el Teatro de la Maestranza.