Celebramos hoy los primeros veinte años de la Casa de América y con ello el fructífero itinerario de una institución que encarna la pujanza de las relaciones de España con el conjunto del continente americano y, más en particular, la vitalidad de la Comunidad Iberoamericana de Naciones.
La Casa de América es un espacio privilegiado al servicio de los países iberoamericanos que ha sido lugar para el encuentro, el debate político, el arte y la cultura contribuyendo así a consolidar una Comunidad Iberoamericana definida por afinidades históricas, lingüísticas y culturales cuyos miembros comparten también intereses políticos y económicos.
La mayor consolidación del espacio iberoamericano desde las primeras Cumbres partió del convencimiento de que Iberoamérica tenía que ocupar un lugar destacado en el escenario internacional, proyectando el potencial de su dinamismo, su vitalidad, cultura, lenguas y, también, de su demografía, economía y peso en el mundo.
Y fue precisamente con ocasión de la segunda Cumbre, celebrada en Madrid, cuando se inauguró esta Casa de América en presencia de los Jefes de Estado y de Gobierno iberoamericanos.
Desde entonces han pasado veinte años. Dos décadas permiten mirar la evolución, el desarrollo y el progreso de Iberoamérica más allá de las coyunturas políticas puntuales y de los ciclos económicos o electorales.
Muchas de las personas que han protagonizado más directamente los cambios vividos en los países iberoamericanos durante estos decenios, en particular un gran número de sus mandatarios, han pasado por esta Casa aportando y compartiendo con todos su experiencia.
En el ámbito cultural hemos contado con los principales poetas y novelistas iberoamericanos, algunos de ellos auténticos hitos de la literatura contemporánea universal.
Otros protagonistas privilegiados han sido los artistas, los músicos y los cantantes que hacen de la cultura iberoamericana una realidad viva, vibrante y de alcance mundial. Asimismo, en el marco de actuación de esta institución hay que destacar su apoyo a la lengua española, segundo idioma de comunicación internacional que es soporte y vehículo de una importante industria editorial y audiovisual de ámbito global.
La economía ha estado también presente de manera constante. Tanto las grandes asociaciones de empresarios como significativas fundaciones empresariales, o numerosos de los principales ejecutivos de las firmas del Alto Patronato, han dado su confianza y su apoyo a esta entidad al tiempo que han participado en sus actividades.
En momentos en que para todos es muy conveniente desarrollar una enérgica diplomacia económica, la Casa de América debe servir como lugar de encuentro y foro de debate de cuestiones económicas y empresariales a ambos lados del Atlántico. Al mismo tiempo la Casa de América coopera estrechamente con todo el sistema institucional iberoamericano, comenzando por la Secretaría General Iberoamericana y otros organismos internacionales de nuestra Comunidad.
Igualmente, esta institución está particularmente abierta, —como bien saben los Embajadores aquí presentes—, a la colaboración con las sedes diplomáticas de todos los países de Iberoamérica y del continente americano.
"...el desafío de la lucha contra la desigualdad es un objetivo que todos tenemos en común. Algunas de las claves están en el empleo y el crecimiento económico, ejes centrales en torno a los que giraran los debates de la próxima Cumbre Iberoamericana..."
Señoras y Señores,
Tras mencionar los aspectos políticos, diplomáticos, económicos y culturales que están en el corazón de la acción de esta institución, quiero destacar un aspecto muy humano.
Me refiero al hecho de que ésta es también la Casa de los americanos de Madrid que en las bellas instalaciones del Palacio de Linares pueden celebrar sus manifestaciones culturales, hablar y debatir sobre los temas que les preocupan, sobre su tierra de origen o la tierra que les acoge.
La fisonomía cultural de Madrid ha mudado y se ha enriquecido con la llegada de miles de iberoamericanos y esta Casa es testigo de ello erigiéndose en plataforma al servicio de las colectividades iberoamericanas de la capital de España para que puedan canalizar sus expresiones culturales y, en definitiva, reafirmar su identidad.
En esta oportunidad deseo agradecer y felicitar a todos los directivos y trabajadores que han desarrollado sus responsabilidades en esta institución por su esfuerzo por acercar España al continente americano y por situar a América en el centro de Madrid.
Antes de finalizar quiero referirme a la próxima Cumbre Iberoamericana que tendrá lugar en un momento de grandes transformaciones para Iberoamérica debido a su dinamismo económico, su profundización democrática y a los avances en integración regional.
Por este motivo el encuentro de Cádiz constituirá una magnífica ocasión para dar un impulso renovado a las Cumbres.
La voluntad de España es, en efecto, fortalecer las relaciones entre nuestros países haciendo hincapié en los intereses compartidos a fin de hacer valer juntos el peso que nos corresponde en la escena internacional para el bien de nuestra Comunidad y del resto del mundo.
En este contexto, el desafío de la lucha contra la desigualdad es un objetivo que todos tenemos en común.
Algunas de las claves están en el empleo y el crecimiento económico, ejes centrales en torno a los que giraran los debates de la cita gaditana.
Señoras y Señores,
Las raíces de nuestra Comunidad Iberoamericana son profundas y nuestro proyecto común avanza hacia el futuro.
Es mucho el camino recorrido desde la Cumbre de Guadalajara de 1991 y, más aún, desde que hace sesenta años se pusieron en marcha los primeros organismos intergubernamentales para la cooperación entre nuestros países. Estoy seguro de que en este cometido común la Casa de América seguirá desempeñando un papel muy importante como lugar de encuentro de nuestros pueblos y foro privilegiado para la profundización de nuestros lazos de hermandad.
Muchas gracias.