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Palabras de Su Alteza Real el Príncipe de Asturias en la inauguración de las Instalaciones de la Fundación José Ortega y Gasset-Gregorio Marañón en la Universidad Autónoma del Estado de México

Toluca (México), 11.29.2012

Permítanme que comience por expresar la alegría que me produce volver a estar en tierras mexicanas. Ante el comienzo de un nuevo sexenio en la vida política del querido pueblo mexicano, renuevo el honor que supone para mí encabezar la delegación oficial del Reino de España para asistir a la ceremonia de Transmisión del Mando Presidencial.

Este será el tercer relevo presidencial al que tengo el privilegio de asistir y quisiera compartir con nuestros amigos mexicanos la esperanza que todo comienzo de un nuevo periodo político democrático ofrece a un país. Además, como saben, México y España gozan de una magnífica relación de amistad y cooperación, de colaboración y comprensión que tiene sus raíces evidentes en la historia y en la cultura compartidas, pero que hoy día se revitaliza fuertemente con cada generación: en el terreno económico y comercial, en el político y multilateral, y en el intenso y extenso entramado de relaciones sociales, familiares y personales.

En esta ocasión, me alegra especialmente que mi estancia en este gran país, tan querido y admirado por los españoles, me permita venir a la ciudad de Toluca, en el Estado de México, y visitar su Universidad Autónoma. Gracias por vuestra cordial bienvenida y por acoger generosamente a la Fundación Ortega y Gasset – Gregorio Marañón, a su Instituto Universitario de Investigación, cuya sede mexicana hoy inauguramos oficialmente.

La Fundación Ortega – Marañón es una institución que lleva trabajando por la ciencia y la cultura desde hace más de tres décadas. Su labor es además buena muestra del estrecho hermanamiento histórico y cultural entre las naciones iberoamericanas en general, y entre México y España en particular, dos países –como decía- unidos por sólidos vínculos de amistad y afecto.

En este año en el que conmemoramos el bicentenario de la Constitución de Cádiz es muy oportuno recordar y reconocer la aportación mexicana en la elaboración de aquella primera Constitución intercontinental de la Historia que consagró la separación de poderes, la soberanía nacional y derechos clave como el de la libertad de prensa.

Permítanme por ello también dedicar en esta ocasión unas palabras a la reciente Cumbre Iberoamericana, celebrada precisamente en Cádiz hace unas semanas, que ha rememorado el encuentro entre los entonces “españoles de ambos hemisferios”, en expresión del propio texto constitucional de 1812.

"...en el ámbito de las relaciones bilaterales entre España y México los componentes empresarial y de inversiones son, igualmente, de gran importancia. Si bien es cierto que la presencia empresarial española en México se encuentra consolidada, ahora es preciso trabajar para que el flujo inversor se pueda producir en ambas direcciones y para que cada vez sea más frecuente la presencia de empresas mexicanas en España, o de alianzas entre empresas de nuestros dos países para competir juntas en los mercados mundiales.  ..."

Las Cumbres contribuyen a consolidar nuestra identidad iberoamericana y a proyectarnos juntos en el mundo como una auténtica Comunidad de Naciones y de valores. En esta tarea México ha sido siempre un motor esencial. Desde la primera Cumbre, celebrada en Guadalajara en 1991, México ha desempeñado un papel central en el esfuerzo de impulsar nuestra Comunidad y, sin duda, su compromiso y su aportación serán esenciales en la adaptación que la Conferencia Iberoamericana debe acometer para proyectarse con más fuerza en el siglo XXI.

En la Cumbre de Cádiz se ha afirmado una clara expresión de apoyo y solidaridad hacia los países que sufren el embate de la crisis, como España y Portugal, al tiempo que se ha manifestado una posición común favorable a la combinación de medidas de austeridad con políticas de crecimiento encaminadas a la creación de empleo. Y es en este contexto en el que se ha dado un especial énfasis a las PYMES como motor de crecimiento y de generación de empleo, con iniciativas ambiciosas, como la Carta Iberoamericana de las PYMES, que faciliten el establecimiento de pequeñas y medianas empresas iberoamericanas y las alianzas entre PYMES para mejorar su competitividad y su inserción en los grandes mercados.

Por otro lado, en el ámbito de las relaciones bilaterales entre España y México los componentes empresarial y de inversiones son, igualmente, de gran importancia. Si bien es cierto que la presencia empresarial española en México se encuentra consolidada, ahora es preciso trabajar para que el flujo inversor se pueda producir en ambas direcciones y para que cada vez sea más frecuente la presencia de empresas mexicanas en España, o de alianzas entre empresas de nuestros dos países para competir juntas en los mercados mundiales.

Señoras y Señores,

La relación entre nuestras naciones es muy rica y abarca todos los ámbitos posibles de colaboración y cooperación. Hay un largo camino que hemos recorrido juntos, una profunda interacción sin la que nuestra historia —la de México y la de España— sería difícilmente comprensible. Desde el ámbito de la cultura, la formación académica, la investigación y el debate intelectual, la Fundación José Ortega y Gasset-Gregorio Marañón impulsa su presencia en esta querida tierra mexicana. Una presencia acreditada en España desde hace muchos años con la afluencia creciente de estudiantes y maestros mexicanos, consolidada también por numerosos estudiantes y profesores españoles aquí en México, y que se renueva hoy en Toluca con esta nueva sede de la Fundación e Instituto. Enhorabuena de corazón por este nuevo centro que ponen en marcha.

La formación de capital humano es decisiva para el futuro de nuestras sociedades. Estoy seguro de que, con la ayuda de todos ustedes y con la de centros como el que hoy inicia sus actividades conseguiremos que España y México sean centros de excelencia académica y de progreso.

Este es nuestro gran desafío. La cooperación entre España y México debe orientarse hacia el intercambio de talentos y la formación de capital humano, facilitando el establecimiento de profesionales, la formación en el seno de nuestras empresas, los intercambios universitarios, —de estudiantes pero también de profesores—, y la cooperación científica y técnica. Todo ello permitirá renovar nuestra relación, como enunciaba el lema de la Cumbre de Cádiz, pero también reforzarlay proyectarla hacia el futuro.

Muchas gracias.​

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