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Palabras de Su Majestad el Rey al Cuerpo Diplomático acreditado en España

Palacio Real de Madrid, 1.23.2013

Señor Nuncio Apostólico, Señoras y Señores Embajadores.

Quiero agradecer al Decano del Cuerpo Diplomático y Nuncio de Su Santidad las palabras que me ha dirigido, y desearles a todos ustedes un año nuevo 2013 lleno de venturas personales y de éxitos profesionales en beneficio de todos los Estados que representan.

Deseo expresar, al inicio de esta intervención, mis condolencias y cercanía con las familias de las víctimas inocentes del vil ataque terrorista llevado a cabo en Ain Amena. Hago constar, asimismo, mi solidaridad con el Gobierno argelino en una situación tan dramática.

Permítanme que honre también la memoria del sargento Don David Fernández Ureña quien, como otros cien militares españoles en el seno de la misión ISAF de las Naciones Unidas en Afganistán, ha dado la vida por un mundo más seguro y mejor.

Su entrega representa la de todos los hombres y mujeres de las Fuerzas Armadas españolas que, al igual que otros ejércitos de países amigos aquí representados, están desplegados en diferentes operaciones de paz en los más difíciles escenarios del mundo.

Ellos son, sin duda, el ejemplo supremo del invariable compromiso de España con los principios fundamentales del Derecho Internacional, —garantía de nuestra convivencia—, y con la búsqueda de soluciones conjuntas a los desafíos globales.

Esas son las razones que legitiman nuestro deseo de participar como miembro no permanente del Consejo de Seguridad de las Naciones Unidas en el bienio 2015–2016.

Entendemos que el multilateralismo no solo representa una forma positiva y cooperativa de actuar en el escenario internacional, sino también un medio eficaz para conseguir los objetivos superiores que a todos nos convocan: un mundo en paz y prosperidad que proteja los derechos básicos del ser humano, que logre la erradicación de la pobreza y fomente un desarrollo que vaya de la mano con la preservación del medio ambiente.

España trabajará, como siempre lo ha hecho, con un espíritu abierto, constructivo y comprometido en la consecución de estos ideales. Agradezco a los países que  han expresado su apoyo a la candidatura española, en la seguridad de que España contribuirá a articular las aspiraciones e intereses de todos.

Señoras y Señores Embajadores,

El pasado año ha sido un tiempo de dificultades para muchos de nuestros ciudadanos. También ha sido en España un año de reformas profundas, a veces difíciles y dolorosas, encaminadas a sanear nuestro sistema productivo y reactivar el crecimiento y el empleo, teniendo como marco de referencia el modelo de solidaridad en el que se fundamenta nuestro concepto de sociedad.

En esta compleja coyuntura, España sigue comprometida con los más desfavorecidos a través de unos instrumentos de cooperación para el desarrollo que persiguen ser más eficaces. De este modo, gracias al esfuerzo de toda la sociedad, a su energía y sacrificios, España ha aumentado su competitividad internacional, como testimonia el buen comportamiento del sector exterior.

Se han producido cambios en la economía española que los agentes e inversores internacionales están apreciando y respaldando. España, que ha reducido significativamente el diferencial de su deuda pública, se afirma como importante destino de los flujos de inversión directa internacional, que es la que tiene un carácter productivo y una vocación de permanencia.

Las dificultades económicas nos han venido a mostrar la magnitud de una realidad que, si no nueva, es ya irrefutable: la evidencia de que ningún país del mundo, por grande que sea, puede asegurar el bienestar de sus ciudadanos sin tener en cuenta la creciente interdependencia en que hoy se mueven individuos y naciones. La opinión pública internacional o los mercados desconocen las fronteras tradicionales. El mundo es crecientemente complejo y competitivo.

Debemos actuar pues con decisión en el exterior, fomentando la cooperación y la concertación internacional en los grandes temas. España reconoce esa realidad con todas sus consecuencias y está decidida a asumir sus responsabilidades en el mundo. Y quiere hacerlo con una acción exterior coordinada y coherente que nos obliga a reorganizar y reorientar nuestros medios hacia las zonas y asuntos que nos son más prioritarios.

2012 ha sido también un año de conmemoraciones, muy en particular, la de la promulgación de nuestra primera Constitución liberal, la de Cádiz de 1812. Aquel texto fue la voz común de los españoles de ambos hemisferios y acuñó principios que luego han inspirado y construido muchas de nuestras sociedades. Hemos celebrado la permanencia de esos principios y el vínculo que venimos desarrollando singularmente en el ámbito iberoamericano.

"...ningún país del mundo, por grande que sea, puede asegurar el bienestar de sus ciudadanos sin tener en cuenta la creciente interdependencia en que hoy se mueven individuos y naciones. La opinión pública internacional o los mercados desconocen las fronteras tradicionales. El mundo es crecientemente complejo y competitivo..."

Allí seguirá España este año: fiel a su historia y a sus convicciones, activa en el empeño de impulsar las Cumbres iberoamericanas junto con el resto de países hermanos; imaginativa a la hora de profundizar las relaciones entre nuestros continentes y deseosa de celebrar otros hechos con los que España ensanchó el mundo conocido abriendo nuevos espacios de relación y convivencia.

Acontecimientos como la llegada de Ponce de León a la Florida en 1513, que recuerda nuestros sólidos lazos con el país aliado y amigo que son los Estados Unidos; o el descubrimiento del océano Pacífico ese mismo año por Núñez de Balboa, que subraya los vínculos centenarios de España con ese pujante y dinámico espacio.

Precisamente, España ha sido el primer país, y el único europeo, en adherirse como Estado observador a la Alianza del Pacífico constituida el pasado año. 

España reconoce y apoya los procesos de transición democrática en el mundo árabe.

En ese entorno geográfico y cultural vemos con satisfacción que el fortalecimiento de la cooperación regional y el desarrollo de nuestras relaciones bilaterales se encarnan en Reuniones de Alto Nivel con Marruecos y Argelia y en la profundización de los vínculos con otros países de la cuenca mediterránea.

Esa esperanza no encubre la preocupación por la situación en algunos países, especialmente Siria, ni la urgencia por que todos trabajemos de manera conjunta para hacer efectiva una solución al conflicto israelo-palestino a los 20 años de los Acuerdos de Oslo. Recuperar el espíritu de la Conferencia de Paz de Madrid de octubre de 1991 nos parece esencial en estos momentos.

Señoras y Señores Embajadores, la crisis financiera está constituyendo un reto histórico al proceso de construcción europea al que, durante 2012, Europa ha respondido con decisiones de la mayor trascendencia. Para afrontar estas dificultades hay que avanzar más en la integración europea, apostando por la solidaridad en la Unión y desarrollando una auténtica Unión Económica y Monetaria, en sus cuatro pilares, bancario, fiscal, económico y político.

Otra lección que extraemos de esta coyuntura es que en realidad nos enfrentamos a una crisis europea, —la del euro—, y no a una crisis específica de algunos países. Ningún socio europeo puede superar esta situación por sí mismo.

Esta prioridad se traduce, hacia el interior de la Unión, en la búsqueda de una Europa más integrada y más cercana a sus ciudadanos.

Hacia el exterior, en el propósito de consolidar la Unión como un actor global, en el convencimiento de que el mundo al que nos dirigimos será mejor con una Europa más fuerte y unida.

Señoras y Señores Embajadores,

Asia y el Pacífico han entrado en el Siglo Veintiuno convertidos en importante centro de gravedad de la economía mundial.

Nuestra acción exterior se ha impuesto consolidar y ampliar allí nuestra presencia que hunde sus raíces en siglos de Historia desde que, como he dicho anteriormente, España descubrió para Occidente el océano Pacífico.

En este contexto queremos también impulsar este año dos importantes conmemoraciones: los 40 años del establecimiento de relaciones diplomáticas con la República Popular de China y los 400 años de relaciones entre España y Japón con la celebración de sendos Años de Japón en España y de España en Japón.

Deseo finalmente referirme a la actualidad internacional en Mali. El compromiso de España con África se traduce en una notable cooperación al desarrollo, sobre todo en el Sahel. Apoyamos los procesos de integración pues coadyuvarán a encontrar soluciones africanas a los problemas africanos, con especial énfasis en la Comunidad Económica de Estados del África Occidental y la Unión Africana.

Por todo ello, España, de acuerdo con las Resoluciones del Consejo de Seguridad de Naciones Unidas y la petición del propio Gobierno de Mali, apoya la intervención internacional para restaurar plenamente la soberanía del pueblo maliense sobre su territorio y erradicar del mismo a los grupos que continúan la odiosa práctica del terrorismo, la violación de los derechos humanos, el sectarismo y la intolerancia.

Es ya el momento de expresar nuestro agradecimiento a cada uno de los Embajadores aquí acreditados y a sus servicios centrales en cada uno de sus países por las muchas gestiones desarrolladas en favor de los numerosos ciudadanos españoles que viajan y se establecen en otros países.

El diplomático tiene el honor pero también la enorme responsabilidad de representar a su país en el mundo, así como de fomentar las mejores relaciones entre los Estados. Por eso, al reiterarles mis mejores deseos para este nuevo año, pienso que su éxito será también el de las relaciones entre España y sus respectivas naciones.

Muchas gracias.

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