Un año más me cabe la satisfacción de hacer entrega de las Medallas de la Cruz Roja y la media Luna Roja, distinción anual con la que se premian conductas ejemplares de entrega, sacrificio y solidaridad, en beneficio de los más desfavorecidos.
Hacerlo en esta ocasión en la ciudad de Málaga tiene para todos nosotros un valor especial. Málaga es, por su posición geográfica, un extraordinario observatorio y un lugar privilegiado para comprender e impulsar todo lo que supone la acción humanitaria de la Cruz Roja.
Abierta al Sur, Málaga es testigo destacado del drama de la inmigración ilegal, donde tantas personas perecen en su afán por encontrar condiciones de vida más dignas y humanas.
Por eso quiero hoy felicitar muy cordialmente a los voluntarios de la Cruz Roja de Málaga. Su cercanía, su afecto y su dedicación a las personas que sufren merecen todo nuestro reconocimiento. Enhorabuena a todos.
Pero como muy bien sabemos el drama de la indigencia, de la necesidad, no sólo se hace presente en nuestras costas, con los avatares de la inmigración.
También en el resto de nuestro país se viven actualmente situaciones personales y familiares críticas.
"...Las severas dificultades que sufren muchas familias españolas demandan una acción coordinada y compartida por todos los sectores de nuestra sociedad para dar satisfacción a sus necesidades vitales más urgentes, pero también, para habilitar propuestas integradoras que sean capaces de crear empleo y progreso...."
Como bien ha expresado el Presidente de la Cruz Roja Española, con su cruda descripción de la realidad, son hoy muchos los hogares españoles donde las condiciones de vida son precarias y difíciles.
Las severas dificultades que sufren muchas familias españolas demandan una acción coordinada y compartida por todos los sectores de nuestra sociedad para dar satisfacción a sus necesidades vitales más urgentes, pero también, para habilitar propuestas integradoras que sean capaces de crear empleo y progreso.
En este planteamiento juegan un papel fundamental la Cruz Roja y la media Luna Roja. Su acción presente y pasada nos enseña que el compromiso generoso y solidario siempre acaba ganando terreno a la injusticia y a la intolerancia, origen, en muchas ocasiones de la vulnerabilidad de las personas.
Y en esta labor de la Cruz Roja y la Media Luna Roja tiene un protagonismo especial el voluntariado. Generoso, desinteresado, afectivo, cercano y solidario, representa lo más noble de nuestra sociedad. España entera se siente profundamente orgullosa de nuestros voluntarios.
Mi Fundación tiene tendidos, desde hace tiempo, estrechos lazos de colaboración con la Cruz Roja Española. Para nosotros es un socio entregado, desinteresado y altamente eficaz, por lo que le estamos profundamente agradecidos.
Tenga la seguridad, señor Presidente, de que mi Fundación será sensible al llamamiento que acaba usted de hacer a la sociedad española, bajo el lema “Ahora más que nunca”, para obtener fondos que nos permitan incrementar nuestra lucha, la lucha de todos los españoles de buena voluntad, contra la pobreza y la exclusión en nuestro país.
No quiero terminar sin expresar mi más cordial felicitación a las personas e instituciones que hoy reciben tan alto galardón como son las Medallas de Oro, por la realización ejemplar de una continuada labor humanitaria.
Ustedes son un ejemplo vivo para todos los que asistimos a este acto, y su actitud y comportamiento ante la vida dignifican y enaltecen la condición humana.
Enhorabuena a todos y muchas gracias.