En este espacio lleno de historia y de arte quiero reiteraros, en primer lugar, lo que ya he tenido oportunidad de señalar este mediodía en la isla hermana de Tenerife: la alegría que siempre nos produce a la Princesa y a mí visitar Canarias y, ahora, esta bella ciudad de Las Palmas de Gran Canaria. Gracias por vuestro recibimiento y por el cariño con el que nos invitáis a venir a vuestra tierra.
He dicho que éste es un lugar lleno de historia y de creatividad porque el Castillo de La Luz tiene la vocación de aunar la historia de esta isla, noble y generosa, con el mejor arte y en especial por el que representa uno de sus hijos predilectos. Efectivamente, esta noble fortaleza que acabamos de visitar —rehabilitada espléndidamente por los arquitectos Enrique Sobejano y Fuensanta Nieto y que nos recuerda nuestra historia de más de 500 años—, albergará magníficos exponentes de la obra de Martín Chirino en una sugerente síntesis que evoca lo mejor de nuestro pasado y nuestro presente proyectándolo hacia el futuro.
"...al concluir esta breve pero intensa visita que nos ha traído hoy a Canarias, la Princesa y yo esperamos con ilusión la oportunidad de volver, de tener la ocasión de compartir y apoyar los esfuerzos y las esperanzas con las que afrontáis vuestro futuro, que –como dije esta mañana- es también el nuestro; en fin, de volver a estar con vosotros siempre que lo deseéis..."
Este lugar es también un foco de luminosidad —y no solo en un sentido figurado— porque los muros exteriores de este Castillo de La Luz están bañados por la luz mágica del Archipiélago Afortunado.
Como otros grandes proyectos —el mismo parque “Palmetum” que hemos tenido el placer y el honor de inaugurar esta mañana—, el Conjunto Arquitectónico en el que estamos reunidos no ha sido obra de un día, sino resultado de muchos esfuerzos, trabajos e ilusiones. Producto de decisiones tomadas desde el respeto a nuestro patrimonio y con el objeto de compartir el arte y la belleza con todos los ciudadanos. Esa visión tan llena de generosidad, esta visión tan canaria, es la que nos ha convocado hoy en este magnífico rincón de España.
Felicidades y gracias por restaurar y conservar el legado que recibimos de nuestros mayores —el propio Castillo que nos acoge—, y por divulgar en él la creación de uno de nuestros mejores artistas, —la obra del maestro Chirino.
Termino mis palabras al concluir esta breve pero intensa visita que nos ha traído hoy a Canarias. La Princesa y yo esperamos con ilusión la oportunidad de volver, de tener la ocasión de compartir y apoyar los esfuerzos y las esperanzas con las que afrontáis vuestro futuro, que –como dije esta mañana- es también el nuestro; en fin, de volver a estar con vosotros siempre que lo deseéis.
Muchas gracias.