Es un auténtico honor y un placer participar en esta reunión de reflexión sobre el futuro de Iberamérica en el contexto de la XXIV Cumbre. Gracias Presidente por su hospitalidad y por su compromiso.
Efectivamente los iberoamericanos constituimos una Comunidad, compartimos una serie de elementos identitarios a partir de los cuales desarrollamos proyectos comunes efectivos. Un buen ejemplo de ello ha desfilado ante nuestros ojos en este singular evento que ha organizado la Secretaría pro Témpore mexicana. La riqueza de las lenguas de nuestros territorios, nuestras músicas, las danzas, el cine, todos estos temas que nos interesan tanto, son una excelente manifestación de esa unidad en la diversidad que identifica lo iberoamericano.
El eje que vertebra esa identidad es la cultura, concepto muy complejo que reúne en sí conocimiento, arte y creencias, pero que también incluye la ley, la moral, las costumbres, los hábitos y habilidades adquiridas como miembros de una sociedad. Ya decía Carlos Fuentes que la cultura es la infraestructura de lo iberoamericano.
Somos una cultura de culturas.
En la Cumbre fundacional, en Guadalajara, ya se reconoce que “formamos un vasto conjunto de naciones que comparten raíces y el rico patrimonio de una cultura fundada en la suma de credos, sangres y pueblos diversos”. Ese es nuestro capital principal y sobre él hemos construido todo lo demás: nuestros ciudadanos han tejido una red de relaciones familiares y sociales que no se encuentra en otras partes del mundo y nuestras universidades, fundaciones, empresas, gremios profesionales, intelectuales, artistas, etc, han construido un complejo entramado hecho de cooperación e intereses que también constituye el eje actual de la Comunidad Iberoamericana.
"...Y la mejor palanca que tenemos para hacerlo es esta cultura que compartimos hecha de valores humanos como la tolerancia y la solidaridad por los demás. Nuestra cultura es una de las expresiones más conseguidas de civilización que hay en el mundo, y debemos hacerla valer para proyectarnos en él, para exportar esos valores que nos ayudan a conseguir que nuestra vida individual y nuestra vida en sociedad sean mejores..."
Comprendiéndolo así, en la decimosexta Cumbre, en Montevideo, adoptamos una Carta Cultural Iberoamericana, donde nos obligamos a “consolidar el espacio cultural iberoamericano, como un ámbito propio y singular, con base en la solidaridad, el respeto mutuo, la soberanía, el acceso plural al conocimiento y a la cultura y el intercambio cultural”.
Estamos en un mundo donde hay que articular alianzas, hay que aunar esfuerzos, hay que realizar un trabajo común, hay que dar respuestas colectivas a desafíos que son colectivos. Y nosotros tenemos un sistema institucional iberoamericano, la Conferencia y las Cumbres, que nos proporcionan un ámbito de encuentro donde compartir experiencias, intercambiar visiones y proyectarnos al mundo.
Y la mejor palanca que tenemos para hacerlo es esta cultura que compartimos hecha de valores humanos como la tolerancia y la solidaridad por los demás. Nuestra cultura es una de las expresiones más conseguidas de civilización que hay en el mundo, y debemos hacerla valer para proyectarnos en él, para exportar esos valores que nos ayudan a conseguir que nuestra vida individual y nuestra vida en sociedad sean mejores.
Creo, sincera y profundamente, que si trabajamos por afianzar y enriquecer nuestra potencia cultural; por servirnos de ella para consolidar y multiplicar el beneficio social y económico que genera; y por garantizar la movilidad de nuestro talento, de nuestros estudiantes, creadores, artistas y científicos, o de nuestros profesionales y empresarios; académicos. Entonces estaremos realmente haciendo una aportación seria, histórica y de impacto transformador a nuestra mejora general y a la de todo el mundo.
Felicidades a los Premiados de hoy.
Me da un orgullo especial que Don Carlos Martínez haya recibido el Premio México 2014. Un placer –gracias Presidente- por permitirme entregarlos.
Muchas gracias.