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Palabras de Su Majestad la Reina en la reunión anual del Patronato de la Fundación Mujeres por África

Madrid, 11.16.2015

Buenos días. Gracias por invitarme a esta reunión de la Fundación Mujeres por África. Me gustaría primero enviar un recuerdo a las familias de las personas asesinadas por terroristas en París el viernes pasado. Una mención a su dolor, inabarcable y hondo, que es también el dolor del pueblo francés y, en realidad, el dolor de todos.

Es difícil aportar algo más a lo que hemos escuchado ya esta mañana. No podría ahora hablar de retos, de compromisos, de erradicación de la violencia, de reforzar el papel de la mujer en todos los ámbitos, de derechos y obligaciones, de los beneficios macroeconómicos de la equidad de género, de cómo es la situación sanitaria y educativa de la mujer en África...

"...Igualdad quiere decir acceso a las mismas oportunidades para hombres y mujeres y quiere decir derecho a elegir cumpliendo siempre con las obligaciones: elegir un proyecto de vida. Igualdad no es hacer tablas rasas. No hay dos seres iguales. Propiciar la igualdad entre mujeres y hombres es abonar la paz, es disminuir la pobreza, es respetar, es permitir que cada uno llegue donde quiera llegar por su esfuerzo, porque el trabajo –no lo olvidemos- empieza en uno mismo, en una misma. Educación, tiene que ver con proporcionar a todos, niños y niñas, las herramientas necesarias, las que sean, para su completo desarrollo como ser humano. Lo que haga falta y en todos los ámbitos. La educación tiene que ver también con el acceso de las mujeres a los núcleos de poder donde se toman decisiones, políticas y económicas, en las mismas condiciones que los hombres ..."

Ya conocemos esto. Ya lo hemos comprendido. Hablaré sólo, y muy poco, de dos ideas: igualdad y educación.

La primera, igualdad. Igualdad quiere decir muchas cosas. Quiere decir acceso a las mismas oportunidades para hombres y mujeres y quiere decir derecho a elegir cumpliendo siempre con las obligaciones: elegir un proyecto de vida. Igualdad no es hacer tablas rasas. No hay dos seres iguales. Propiciar la igualdad entre mujeres y hombres es abonar la paz, es disminuir la pobreza, es respetar, es permitir que cada uno llegue donde quiera llegar por su esfuerzo, porque el trabajo –no lo olvidemos- empieza en uno mismo, en una misma.

La otra palabra es educación. Y tiene que ver con proporcionar a todos, niños y niñas, las herramientas necesarias, las que sean, para su completo desarrollo como ser humano. Lo que haga falta y en todos los ámbitos. La educación tiene que ver también con el acceso de las mujeres a los núcleos de poder donde se toman decisiones, políticas y económicas, en las mismas condiciones que los hombres. Siempre y cuando quieran sentarse a esa mesa, claro. 

La Fundación que hoy nos reúne trabaja en lo que implican estas dos palabras, en su praxis, en cómo hacer que los conceptos que emanan de ellas tomen forma en el terreno. Y este “terreno” es un continente, es África. La importancia de la labor de esta Fundación excede a todo lo que hoy digamos. Sólo podemos estar agradecidos, a Mujeres por África y a quienes colaboráis con la Fundación, y dar el apoyo institucional debido. Y seguir insistiendo. Sin descanso, sin desfallecer. Decía la madre Teresa de Calcuta que la paz comienza con una sonrisa. Cuesta sonreír hoy. Pero vamos a hacerlo. Es el primer paso. Para todo.

Gracias.

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