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Palabras de Su Majestad el Rey en el Foro Mundial sobre Violencias Urbanas y Educación para la Convivencia y la Paz

Madrid, 4.19.2017

Es muy grato para mí compartir con todos los presentes, con tantos alcaldes, autoridades municipales y representantes de organizaciones internacionales y sociales, la apertura de este Foro Mundial sobre Violencias Urbanas y Educación para la Convivencia y la Paz que hoy comienza en Madrid. Sean todos muy bienvenidos a España, que les acoge con el afecto y la hospitalidad que son seña de identidad del pueblo madrileño.

Este Foro Mundial se celebra por primera vez y es una satisfacción muy especial que Madrid, la capital de España, sea la anfitriona de una reunión tan relevante. Una ciudad europea e iberoamericana, abierta al mundo, que es ejemplo de diversidad y espíritu integrador. Pero Madrid igualmente se caracteriza tradicionalmente por su visión de futuro y su iniciativa emprendedora. Y,  además es una ciudad acogedora donde todos, vengan de donde vengan, pueden sentirse −si lo desean− como parte de su identidad ciudadana.

Enhorabuena al Comité Organizador y a todos los que han hecho posible este Foro sobre una problemática que afecta y preocupa a todas nuestras sociedades ‒las violencias urbanas‒, y para la que el Foro plantea una medida ineludible para poder hacer frente a ese fenómeno: la educación para la convivencia y la paz.

El siglo XXI es ya el siglo de las ciudades: en 1950 la población urbana representaba cerca de 1/3 de la población mundial, y sabemos que actualmente se ha superado el umbral del 50% mientras que las proyecciones de futuro en un escenario de crecimiento medio indican que en 2050 la población urbana podrá llegar al 80% del total. Una tendencia que merece, desde luego, una reflexión más profunda, por sus consecuencias para el futuro de la humanidad, pero es un hecho que el peso de “lo urbano” constituye una realidad incontestable que debemos abordar desde todos los frentes buscando siempre el interés general de los ciudadanos. Ahora bien, no deberíamos olvidar −o dejar a un lado− el medio rural porque, en definitiva, todas las poblaciones ‒urbanas y rurales‒ integran las sociedades democráticas, plurales y cohesionadas que deseamos fortalecer en nuestros países, evitando los distanciamientos o las distintas prioridades e intereses que puedan surgir.

Las ciudades deben ser siempre lugares para el entendimiento, la solidaridad, la inclusión y el respeto recíproco donde cada ciudadano pueda alcanzar su desarrollo personal como miembro de la sociedad respetando a los demás. Las ciudades son siempre espacios para el fomento de la cultura; y hoy además, especialmente, para el impulso de las nuevas tecnologías y la innovación.

Por todo ello, las ciudades son un foco de atracción innegable. Jóvenes, familias, mujeres y hombres de cualquier lugar buscan en ellas progreso, bienestar, atención; buscan un empleo digno que les permita afrontar el futuro desde las más legítimas expectativas de éxito y prosperidad. Buscan, en definitiva, una vida mejor. Por muchas razones ‒económicas, sociológicas, culturales y políticas‒ las ciudades crecen aceleradamente y se convierten inevitablemente en espacios complejos para la convivencia. Y por ello las ciudades son también escenarios de tensión y de conflictos que, si no se abordan con una visión integral y las herramientas precisas, pueden generar violencia.

"...el fomento de una auténtica cultura de paz es una oportunidad y una responsabilidad que atañe a todos, desde las instituciones internacionales y los gobiernos, hasta los medios de comunicación y las organizaciones sociales. Una cultura que busque generar convivencia, contagie valores cívicos, promueva una actitud constructiva y generosa, y merezca el consenso de todos..."

En su hoja de ruta y entre los Objetivos de Desarrollo Sostenible (ODS), la Agenda para el Desarrollo 2030 reconoce uno específico, el número 11, que nos habla de ciudades y comunidades sostenibles, lo que supone un importante reconocimiento explícito al papel de las ciudades. En esta Agenda consensuada por gobiernos de todo el mundo aparece otro objetivo, el 16, que nos habla de paz, justicia e instituciones sólidas, de promover sociedades justas, pacíficas, inclusivas. Y ambos elementos, Ciudades y Paz, impulsados por la Nueva Agenda Urbana aprobada en Quito el año pasado, son parte de la razón de ser de este foro.

La irrupción en las ciudades de la violencia terrorista en una escala casi desconocida en el pasado ha hecho sentir una nueva vulnerabilidad y mayor preocupación y alarma social. Ciudades de muy diversas latitudes del mundo han vivido este cruel fenómeno. Madrid, que lamentablemente lo ha sufrido en muchas ocasiones, no ha sido una excepción, en España.

Sin embargo, no es solo la execrable violencia terrorista la que amenaza y deteriora la vida en las ciudades. La erosionan también otras formas de criminalidad violenta. Y junto a ellas persisten manifestaciones que también provocan todo nuestro rechazo, como la violencia de género, la xenofobia y la intolerancia, así como otras que producen sufrimiento como la marginación y la exclusión social o la explotación sexual.

Ante todo ello, el fomento de una auténtica cultura de paz es una oportunidad y una responsabilidad que atañe a todos, desde las instituciones internacionales y los gobiernos, hasta los medios de comunicación y las organizaciones sociales. Una cultura que busque generar convivencia, contagie valores cívicos, promueva una actitud constructiva y generosa, y merezca el consenso de todos.

He señalado que las ciudades son también escenarios complejos de convivencia y entornos para la innovación. Por esta razón, son espacios donde se puede concretar la convivencia y la paz −en libertad− que todos deseamos. Así, este Foro que hoy nos congrega representa una gran oportunidad para intercambiar experiencias y conocimientos entre las personas y entidades que más pueden hablar de ello, que más pueden enseñar y aprender, y entre las que más pueden generar cambios seguros en la mejora de la vida ciudadana; y contribuirá, sin duda, a difundir un mensaje que confío tenga continuidad en próximas ediciones. Les animo a que así sea. Madrid recordará con satisfacción haber impulsado esta iniciativa. 

De nuevo, bienvenidos a España, a Madrid y gracias por su participación y presencia a los alcaldes y autoridades locales de las redes de ciudades que han apoyado a este Foro, como la Organización Mundial de Ciudades, la Unión de Ciudades Capitales Iberoamericanas ─que hoy entrega el galardón de capital iberoamericana de la Paz a las ciudades de Madrid y Brasilia─, o la Coalición Internacional de Ciudades contra el Racismo y la Xenofobia.

Y permitidme también unas últimas palabras dedicadas a este barrio de Villaverde y a sus vecinos, que son ejemplo de un espíritu de superación que merece todo el reconocimiento, y de una hospitalidad que agradezco de corazón.

Les deseo a todos unas jornadas de trabajo muy fructíferas y que su mensaje de paz y de convivencia tenga el eco que justamente le corresponde.

Muchas gracias.

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