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Palabras de Su Majestad el Rey en la XXXV edición de los Premios Internacionales de Periodismo Rey de España y la XIV edición del Premio Don Quijote de Periodismo

Casa América. Madrid, 4.24.2018

Un año más nos convocan los Premios Internacionales de Periodismo Rey de España y el Premio Don Quijote. Agradezco mucho –y me alegra– que para celebrar su entrega nos acoja esta querida Casa de América, que es la casa en Madrid de todos los iberoamericanos: de todos los de allá que aquí viven o nos visitan y de todos los de acá que sentimos con orgullo cómo parte de lo que somos está en América. La triple condición geográfica, mediterránea, Europea y Atlántica de España, sumada a nuestra común herencia histórica y cultural, nos confiere el honor, el privilegio y la responsabilidad de ser también —si se me permite— una nación Americana.

Pero no quisiera continuar, centrándome ya en estos premios, sin antes dedicar un recuerdo muy sentido y apenado por su marcha, al gran profesional del periodismo que fue Pedro Erquicia. Pedro representó siempre los mejores valores de la profesión que hoy nos reúne de nuevo. Su legado forma ya parte de la mejor historia del periodismo español. Desde aquí les mando un abrazo fuerte a sus familiares, amigos y compañeros.

Señoras y Señores,
Estos premios nos ofrecen siempre la oportunidad de elevar la mirada por encima de los titulares de cada día y poder valorar con mayor perspectiva acontecimientos que han marcado nuestra vida económica, política, social y cultural. Nos permiten comprobar también cómo el periodismo y las herramientas que utiliza necesariamente se van adaptando día a día a las características y exigencias de un mundo en acelerado cambio tecnológico.

Efectivamente, el periodismo ha de saber adaptarse a los avances tecnológicos y de las comunicaciones sin perder la visión de lo que es su principal responsabilidad: informar a los ciudadanos con libertad y con rigor. Y en este sentido, los premiados son un ejemplo de periodismo veraz y de calidad en un momento en que el que esta profesión se encuentra sometida a nuevas demandas y retos derivados de la inmediatez y la interactividad de la comunicación, que hoy está al alcance de todos. Un entorno y unas circunstancias que hacen cada vez más complejo el día a día de la información.

Sin duda, las tecnologías marcan nuevos ritmos; obligan a asumir nuevos formatos, vías y maneras de comunicación; pero siempre habrá que contar con la voluntad y la capacidad del periodista que quiera relatar una noticia, trasladarnos una historia o ayudarnos a comprender lo que ocurre y a formarnos nuestra propia opinión.

Así pues, cambian los medios técnicos, evolucionan los escenarios y se modifican las circunstancias que rodean los hechos informativos; y, sin embargo, permanece vigente ─más que nunca─ el principio que anima la capacidad del periodismo de informar. Capacidad que, con el paso de los años, se ha consolidado como instrumento eficaz de las sociedades libres para garantizar el derecho a la información, tan íntimamente ligado a la calidad de nuestros sistemas democráticos de gobierno y convivencia.

"...los premiados son dignos exponentes de la pujanza del periodismo en español y portugués, y ejemplo de una profesión ejercida desde el rigor y la independencia, en una clara apuesta por la calidad, la fiabilidad, el criterio y la confianza de los ciudadanos en los medios de comunicación. Por todo ello, es necesario impulsar un periodismo comprometido con valores como los que representan un futuro de paz, mayor bienestar e igualdad de oportunidades; la protección de los derechos fundamentales y libertades públicas ─que refuerzan nuestras democracias─; el rechazo a la violencia y a toda discriminación, y el avance hacia un desarrollo más solidario y sostenible. El mejor periodismo busca la verdad en libertad con una información objetiva, transparente, verificada y de calidad, y una actitud de compromiso con la democracia, los derechos humanos, las libertades públicas y la igualdad de oportunidades..."

Convencidos de la función social del trabajo que realizan, a los periodistas les corresponde cumplir su responsabilidad profesional, que es informar puntualmente de cuanto ocurre y es importante para el conocimiento de los ciudadanos. Una tarea que muchas veces no es sencilla ─lo saben bien quienes hoy reciben estos premios─. Animamos, pues, a todos los periodistas a que no se arredren ante las dificultades. Coraje, valentía y vocación de servicio a los ciudadanos son cualidades fundamentales para los profesionales de la información.

Hoy, además, los medios de comunicación tienen que hacer frente a un fenómeno no del todo nuevo, aunque sí en su intensidad y en su mecánica o metodología: la generación y la difusión exponencial en tiempo real de noticias falsas que llegan a permear todos los ámbitos de la comunicación social atentando así contra el derecho de los ciudadanos a recibir información rigurosa y veraz.

Ante esta realidad y este desafío, el periodismo es hoy más necesario que nunca: Un periodismo profesional, independiente, sujeto a las reglas de contraste y verificación de las fuentes, inspirado en los principios y valores éticos, que despliegue su auténtica responsabilidad social informando con honestidad y contribuyendo así a orientar a los ciudadanos en la libre conformación de sus juicios y opiniones.

Señoras y señores,
‎Estos premios se han convertido en una referencia y un patrimonio del mejor periodismo en español y en portugués, y son una nueva ocasión de encuentro entre los pueblos iberoamericanos y de otros países que utilizan estas lenguas como instrumentos de comunicación. Son, igualmente, un ejemplo del buen periodismo que brinda a la sociedad una información seria, rigurosa y crítica, a la que los ciudadanos tienen derecho a acceder; y han promovido, además, la cooperación al desarrollo y la difusión de las lenguas ibéricas por la calidad lingüística de los trabajos presentados.

De este modo, los premiados son dignos exponentes de la pujanza del periodismo en español y portugués, y ejemplo de una profesión ejercida desde el rigor y la independencia, en una clara apuesta por la calidad, la fiabilidad, el criterio y la confianza de los ciudadanos en los medios de comunicación.

Por todo ello, es necesario impulsar un periodismo comprometido con valores como los que representan un futuro de paz, mayor bienestar e igualdad de oportunidades; la protección de los derechos fundamentales y libertades públicas ─que refuerzan nuestras democracias─; el rechazo a la violencia y a toda discriminación, y el avance hacia un desarrollo más solidario y sostenible. El mejor periodismo busca la verdad en libertad con una información objetiva, transparente, verificada y de calidad, y, en definitiva, con una actitud de compromiso con la democracia, los derechos humanos, las libertades públicas y la igualdad de oportunidades.

Creo sinceramente que a todos los premiados les debemos, junto a nuestro agradecimiento, un reconocimiento especial por su labor y por el ejemplo que representan y transmiten. Un ejemplo que va más allá de su estricta tarea profesional y que, por su trascendencia social, presta ya un servicio invalorable a nuestras sociedades. Enhorabuena y felicidades a todos los galardonados; que este premio sea un aliciente más para seguir cumpliendo con sus obligaciones y responsabilidades con honradez, acierto y brillantez.

Muchas gracias.

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