La Reina y yo deseamos agradeceros sinceramente vuestras palabras, que dan testimonio no solo de la excelente relación bilateral entre nuestros países, sino también del vínculo tan especial de afecto y complicidad que une a nuestros pueblos. Os agradecemos igualmente, así como también a la Primera Dama, Dª Maribel Carmen Díaz, y al pueblo peruano en su conjunto, vuestra hospitalidad, el cariño y la amistad que nos demostráis y que recibimos de manera tan intensa ya en las pocas horas que llevamos en Lima.
Desde que la Reina y yo visitamos oficialmente vuestro país, cuando aún éramos Príncipes de Asturias, han transcurrido ya ocho años; guardamos, no obstante, un vivo recuerdo de esa misma calurosa acogida.
Esta visita de Estado a Perú es la segunda que hacemos, ya como Reyes de España, a una nación Iberoamericana a este lado del océano. Nos complace comprobar que las relaciones bilaterales entre nuestros dos países no han dejado de fortalecerse, y que tenemos una clara voluntad de trabajar por un futuro compartido sobre la sólida base que constituyen nuestras hondas raíces comunes.
Nuestros países celebran ya, o se aprestan a hacerlo pronto, los aniversarios de momentos determinantes en nuestra historia.
En España, conmemoramos este año el 40 aniversario de nuestra Constitución. Una Constitución, fruto del consenso político y social de los españoles, y que constituye el marco legal de convivencia, que ha permitido a nuestro país vivir la etapa de mayor prosperidad de su historia. Una Constitución que, quiero subrayar, reconoce la singularidad de nuestra relación con las naciones de nuestra “comunidad histórica”.
El Perú, por su parte, se encamina a la celebración del Bicentenario de su Independencia. España da la bienvenida al interés manifestado por las autoridades peruanas para cooperar en la conmemoración de lo que fue un hecho decisivo en la historia de ambos países: le aseguro, Sr. Presidente, que dicho interés es correspondido, y que tenemos la mejor disposición a trabajar en esa dirección.
Señor Presidente, en vuestro discurso al Congreso con ocasión de las Fiestas Patrias, señalasteis como ejes fundamentales de vuestra gestión los cinco siguientes: 1º) La integridad y lucha contra la corrupción; 2º) El fortalecimiento institucional para la gobernabilidad; 3º) El crecimiento económico equitativo, competitivo y sostenible; 4º) El desarrollo social y bienestar de la población; 5º) La descentralización efectiva para el desarrollo.
Deseo señalaros que en todos ellos podéis contar con el apoyo de España. Y cuando hablo de España me refiero, no sólo al gobierno y a las instituciones, sino también a nuestras empresas, a las organizaciones de nuestra sociedad civil y a nuestros ciudadanos.
"...Nos complace comprobar que las relaciones bilaterales entre nuestros dos países no han dejado de fortalecerse, y que tenemos una clara voluntad de trabajar por un futuro compartido sobre la sólida base que constituyen nuestras hondas raíces comunes. ..."
Un hecho que, sin duda, contribuiría de manera decisiva a la realización de los objetivos en esos cinco ejes sería el ingreso del Perú en la OCDE (Organización para la Cooperación y Desarrollo Económico). Como Vuestra Excelencia conoce, esta política de Estado ha contado desde el primer momento, y seguirá haciéndolo en el futuro, con todo el apoyo español. Conocemos bien la seriedad de los esfuerzos desarrollados por el Estado y la sociedad peruanas, por su economía, para cumplir con los estándares de la organización; y, por tanto, también de los avances logrados. Y así lo hemos venido defendiendo consistentemente en el seno de la OCDE.
El crecimiento económico sostenido del Perú en los últimos años −el mayor de la Región− ha permitido a sus ciudadanos percibir una mejora real de su prosperidad. Y este crecimiento ha sido posible, entre otros factores, gracias a uno que nos es común: la proyección al exterior. Las nuestras son economías abiertas que ofrecen un clima adecuado para la inversión extranjera.
Permítame subrayar, en este sentido, que las empresas españolas, de forma clara y comprometida, están contribuyendo a este crecimiento equitativo, competitivo y sostenible. Su presencia es diversa y abarca desde las grandes corporaciones a las PYMEs (más de 300 de estas últimas según los estudios más recientes). Más allá del volumen de nuestra inversión, que nos sitúa en una posición de cabecera, lo que distingue en términos cualitativos a nuestra presencia empresarial es la apuesta a largo plazo por este país tan querido que es el Perú. Nuestras empresas ponen al servicio de los peruanos su excelencia en materia de infraestructuras, redes energéticas, telecomunicaciones y nuevas tecnologías.
En materia comercial, España y nuestros socios de la UE valoramos muy positivamente la aplicación del Acuerdo Multipartes con Perú; y deseamos que nos permita elevar nuestros intercambios bilaterales, que −entendemos− aún no han alcanzado su pleno potencial. Aspiramos también a profundizar nuestra cooperación con la Alianza del Pacífico como Estado observador; y estamos seguros de que, en la presidencia pro témpore peruana, tendremos al mejor aliado para ello.
La Cooperación española ha tenido tradicionalmente en Perú a uno de nuestros socios preeminentes, y así seguirá siéndolo en el marco del V Plan Director de Cooperación. En aplicación de las prioridades definidas conjuntamente con las autoridades peruanas, en los últimos años nuestro trabajo se ha centrado en los derechos humanos, la protección a la infancia, el medio ambiente, agua y saneamiento, en la innovación y en el patrimonio cultural. Quisiera destacar también lo realizado en el ámbito del fortalecimiento institucional a través del apoyo que hemos prestado a la Escuela Nacional de Administración Pública, a la Defensoría del Pueblo y a la Fiscalía en la lucha contra la violencia de género. En el combate contra este último mal, que aqueja a nuestras sociedades, también estamos cooperando para que nuestra experiencia pueda ser de utilidad a terceros países, como es el caso de El Salvador.
Como decía antes, el vigor de nuestras relaciones bilaterales está muy lejos de deberse únicamente a la actuación de nuestras instituciones, sino muy especialmente a la acción de nuestras sociedades civiles y ciudadanos.
Buena prueba de ello es la creación este año de la Fundación Consejo España-Perú, valiosa herramienta de diplomacia pública que aúna el compromiso de empresarios, agentes culturales y sociales con el de los propios Estados para compartir esfuerzos y capacidades, con el objetivo de profundizar en el mutuo conocimiento de nuestras sociedades y tender puentes en ámbitos como la economía, la cultura o la protección del medio ambiente. Le deseo mucho éxito a esta iniciativa tan oportuna y llena de potencial que, estoy seguro, Señor Presidente, contará con el apoyo de su Gobierno y del conjunto de la sociedad peruana.
Nos une también la presencia de numerosos peruanos residentes en España, e inversamente, de españoles llegados al Perú, especialmente en los últimos años. Fruto de este nexo tan humano e incluso familiar, los españoles no sólo han podido conocer de cerca y más ampliamente las delicias de la mundialmente famosa gastronomía peruana −aprender qué es la cocina “chifa”−, sino que han sentido también, como en parte suya, la presencia de la “Blanquirroja” en el último Mundial de fútbol.
Esperamos, Sr. Presidente, con gran expectación poder disfrutar en Madrid el próximo año del intenso programa cultural que nos ofrecerá una ventana a la enorme diversidad y riqueza de la cultura peruana, invitada de honor de la próxima edición de la Feria de Arte Contemporáneo ARCO: desde la cultura Nazca, a las vanguardias peruanas de inicios del siglo XX, pasando por obras virreinales que se expondrán por primera vez en el Museo del Prado.
Recíprocamente, hace escasos meses tenía lugar en Lima la Feria Internacional del Libro, que contó con España como país invitado. Este evento vino a dar la razón a D. Ricardo Palma, fundador en 1887 de la Academia Peruana de la Lengua, cuando insistía en la fortaleza de nuestra lengua como vínculo de unión entre España y las nuevas repúblicas americanas. Era esa convicción la que alimentaba sus apasionados debates con la Real Academia de la Lengua, en su intento de enriquecer nuestro patrimonio común con la aportación de americanismos y neologismos. El tesón de D. Ricardo acabó dando sus frutos, como pudimos comprobar en nuestra anterior visita en 2010, con la presentación del Diccionario de Americanismos.
Señor Presidente,
Antes de terminar, deseo agradeceros el magnífico e intenso programa con el que habéis querido honrar esta Visita de Estado que nos llena de gratitud y satisfacción. Y con la misma satisfacción de nuestro inminente reencuentro esta misma semana en la Cumbre Iberoamericana de Antigua, confío en que, desde la profunda amistad que une a nuestros países, sigamos trabajando para el beneficio de nuestros ciudadanos. En ello siempre nos encontrará plenamente comprometidos. En ese espíritu, levanto mi copa por la ventura de Vuestra Excelencia, Sr. Presidente, de Dª Maribel Carmen, y de todos los peruanos; y por la relación siempre fraterna entre el Reino de España y la República del Perú.