Es una alegría para la Reina y para mi volver a participar un año más en esta ceremonia —sea aquí en Madrid o en Barcelona—, en la que a un grupo importante de jóvenes, de excelentes estudiantes, les entregamos estas becas ─que ellos se han ganado─ para cursar estudios de posgrado en el extranjero.
Son las conocidas y anheladas Becas de “La Caixa”, que anualmente —desde 1982— concede esta entidad (su Obra Social) con gran rigor, exigencia y generosidad; y que suponen tanto un premio al esfuerzo de los becarios para alcanzarlas, como un estímulo y una responsabilidad para continuar siendo excelentes, lograr altos objetivos académicos y profesionales, y contribuir al avance, al desarrollo y al conocimiento en la sociedad.
Por tanto, es un acto que compendia una serie de elementos fundamentales para el progreso y el futuro de cualquier sociedad: juventud, formación, excelencia, rigor y compromiso. Y respecto a este último factor ─el compromiso─, quiero subrayar que se da en distintas direcciones: de las entidades de la sociedad civil ─en este caso La Caixa─ hacia nuestros jóvenes; y de los mismos becarios hacia el conjunto de la sociedad.
Y, sin duda, concretamente estas becas, por su tradición, calidad y amplitud, son un fantástico ejemplo del enorme valor social y humano que tienen todos los esfuerzos de las fundaciones a la hora de apoyar programas de formación para nuestros jóvenes. Son iniciativas que contribuyen a que España desempeñe un papel de primer orden en el tablero internacional del talento; y son continuadoras del espíritu altruista y de conciencia social que estuvieron en los orígenes de esas instituciones, como es el caso de “La Caixa”, fundada en 1909 por Don Francesc Moragas, del que en diciembre pasado se celebró el 150 aniversario de su nacimiento.
No puede sorprender, en este sentido, que la Corona esté profundamente comprometida con todas estas iniciativas, que implican un impulso al conocimiento y a las oportunidades de desarrollo para la juventud, sobre todo para jóvenes con tanta capacidad y sensibilidad social, como los que habéis recibido y merecido estas becas.
Por eso, quiero, junto a la Reina y con todos los que aquí nos congregamos, daros nuestra enhorabuena más afectuosa; y deciros que, sin poder llegar a lo que vosotros y vuestras familias estaréis sintiendo, compartimos vuestra ilusión. Es un privilegio conoceros y un orgullo pensar en la esperanza que nos dais y que representáis para España.
"...todos sabéis que vuestro compromiso incluye que pongáis vuestras capacidades al servicio de una sociedad avanzada y respetuosa con el entorno y el equilibrio medioambiental; una sociedad competitiva, pero también inclusiva y solidaria con los más vulnerables; una sociedad, en suma, más justa que no deje atrás a nadie..."
Permitidme también, queridos becarios, pediros algo: que durante el periodo vital y formativo que ahora iniciáis o vais a continuar, aprovechéis bien la grandísima oportunidad que esta beca supone; que la disfrutéis también al máximo; y que actuéis siempre como verdaderos representantes de una juventud española pujante, inquieta, con capacidad de superación y con una decidida voluntad de aportar al bien común allí donde os encontréis.
Primero, en vuestros próximos destinos de estudio y educación; más tarde, cuando hayáis alcanzado las mayores competencias en vuestras áreas de especialización, allí donde halléis vuestro mejor nicho profesional y laboral, pensando especialmente en vuestro país y en revertir a nuestra sociedad mucho de lo que ella os ha aportado a lo largo de vuestras vidas.
Tened muy en cuenta que España, como otros países del mundo, afronta un horizonte de incertidumbres cuyo alcance muchas veces no podemos prever en toda su extensión.
Los avances tecnológicos tienen una capacidad transformadora nunca antes conocida. El impacto de la robotización y la automatización sobre el empleo; el de la inteligencia artificial sobre la gestión de la información y la toma de decisiones; o el de la genética (biotecnología) sobre la capacidad para transformar la vida son, solamente, algunos ámbitos en los que podemos vislumbrar cambios extraordinarios.
Unas transformaciones que no están exentas de riesgos y que debemos afrontar con determinación y conciencia para maximizar las oportunidades que nos brindan los avances tecnológicos, teniendo siempre muy presente el valor y el referente de la persona.
Todos sabéis que vuestro compromiso incluye que pongáis vuestras capacidades al servicio de una sociedad avanzada y respetuosa con el entorno y el equilibrio medioambiental; una sociedad competitiva, pero también inclusiva y solidaria con los más vulnerables; una sociedad, en suma, más justa que no deje atrás a nadie. Esta es vuestra responsabilidad como personas que estaréis en primera línea de la transformación de nuestra sociedad, y que os veréis llamadas a asumir competencias importantes y a desempeñar un papel relevante en la construcción de nuestro futuro colectivo.
No olvidéis que lo que hagáis tendrá cada vez un impacto mayor sobre otras personas a las que, en muchos casos, ni siquiera conoceréis. No perdáis nunca de vista, pues, este elemento humano y ético que siempre debe estar al final de toda empresa de conocimiento. Y os pido, finalmente, insisto, que correspondáis a este acto de generosidad que “la Caixa” tiene con vosotros, siendo igualmente generosos, promoviendo que este esfuerzo revierta en nuestro país y en la sociedad en general.
Muchas gracias y buena suerte a todos.