Buenas tardes, gracias por invitarme a la entrega de los premios SM Barco de Vapor y Gran Angular de literatura infantil y juvenil.
En ocasiones como esta cuando nos juntamos un grupo de señoras y señores de mediana edad para hablar de los adolescentes vamos a volver a hablar de ese debate eterno sobre las bondades de la lectura, decimos, que es importantísimo, que los jóvenes lean libros, incluso hablamos de eso que la neurociencia ha definido como la pérdida de la paciencia cognitiva a la hora de leer un libro que es tan importante comprender del mundo con sentido crítico y en profundidad.
Creo que no conviene mitificar un pasado sin redes sociales y sin tecnologías de la comunicación modernas, pero tampoco, sería bueno glorificar un presente de acceso continuo de contenidos de todo tipo, en esa especie de bucle permanente que sobre estimulación propician las redes sociales, por tanto, creo que sin ir a los extremos parece que hay consenso en el hecho de que la lectura reposada y concentrada permite que la vida se comprenda desde un punto más analítico y más complejo. Si les cuento esto esta noche es porque, pensando en lo que podría decir esta tarde, he recordado lo que, en su momento, dijo el poeta de la Generación del 27 y ensayista Pedro Salinas, en la distinción que hacía entre leedor y lector. Al leedor adjudicaba la capacidad de leer de forma pragmática, pero sin interpretación ni apropiación imaginativa. Y al lector otorgaba el puro gusto de leer por amor invencible al libro y con determinación para interpretar, para dar contexto y para crear un mundo propio.
"...Si les cuento esto esta noche es porque, pensando en lo que podría decir esta tarde, he recordado lo que, en su momento, dijo el poeta de la Generación del 27 y ensayista Pedro Salinas, en la distinción que hacía entre leedor y lector. Al leedor adjudicaba la capacidad de leer de forma pragmática, pero sin interpretación ni apropiación imaginativa. Y al lector otorgaba el puro gusto de leer por amor invencible al libro y con determinación para interpretar, para dar contexto y para crear un mundo propio...Yo creo que los dos libros de esta noche, de Cristina y de Ginés, no van a tener leedores, van a tener lectores, lectores entusiasmados, y creo que estos lectores van a dar esa atención plena a estos autores. La atención plena, esa riqueza imperecedera que desde luego cada vez tiene más valor. La atención plena. Agradezco también a los autores todos los años y, como decía el presidente, por supuesto, a ilustradores, editores, libreros, distribuidores… A todos los que formáis parte de la industria cultural de la literatura infantil y juvenil. Hoy es también vuestro día y, gracias a estos Premios SM, podemos agradecer vuestro trabajo..."
Pues bien, si seguimos esta distinción entre leedor y lector de Pedro Salinas, nos encontramos con un lector de nueve años que se asome a Jack Mullet de los Siete Mares, de Cristina Fernández –Premio Barco de Vapor–, probablemente ese lector, ese niño de nueve años, comprenda más cosas de lo que significa la amistad, y algunas cosas en las que no había reparado o quizá entienda con menos sufrimiento, lo que significa, por ejemplo, la ausencia de alguien a quien ama, y lo hará volando a lomos de crías de dragón o tratando de esquivar tiburones junto a su amigo, el sireno Kraken.
Y si volvemos, por ejemplo, a una lectora de 15 años, y conseguimos que abra con disposición El mar detrás, de Ginés Sánchez –Premio Gran Angular –, le intentamos convencer que durante cuarenta minutos deje una red social, la que esté usando, por ejemplo, esa que tiene un fantasma blanco sobre fondo amarillo, en que se envían fotos efímeras con filtros impresionantes, esa por ejemplo, y consigue centrarse en esa lectura, va a sentir las esperanza y también angustia de dos chicas de su edad, que son refugiadas, de Isata y de Dibra. Isata y Dibra se llaman esas mismas refus y viven en un campo de refugiados, un sitio donde hacen colas para todo, para desayunar, para ir a la ducha, para encontrar ropa, que dicen que les queda siempre grande y es fea, para la comida, para hacer deberes, para todo.
Isata y Dibra, estas chicas refugiadas, lo que pretenden es tener otra vida, una en la que puedan ir a un instituto y formarse, o puedan tener un móvil con conexión, que pueden tener a su familia cerca, queriéndolas y cuidándolas, o comida rica y saludable. Una vida en definitiva que tenga futuro, que tenga un propósito y que vivan con seguridad y confianza.
Yo creo que los dos libros de esta noche, de Cristina y de Ginés, no van a tener leedores, van a tener lectores, lectores entusiasmados, y creo que estos lectores van a dar esa atención plena a estos autores. La atención plena, esa riqueza imperecedera que desde luego cada vez tiene más valor. La atención plena. Agradezco también a los autores todos los años y, como decía el presidente, por supuesto, a ilustradores, editores, libreros, distribuidores… A todos los que formáis parte de la industria cultural de la literatura infantil y juvenil. Hoy es también vuestro día y, gracias a estos Premios SM, podemos agradecer vuestro trabajo.
Termino con dos ideas, muy rápidas, la primera es del Rey y estaba en su discurso del viernes pasado en Alcalá de Henares en la entrega del premio Cervantes. A la premiada, Cristina Peri Rossi, le agradeció el “haberse mostrado a menudo rebelde, insumisa y transgresora”. Nuestras tres protagonistas, la pirata Jack Mullet, y las refugiadas Isata y Dibra, son exactamente así. Y la última es la frase que el académico y escritor Arturo Pérez Reverte tiene labrada en mármol en su perfil de, precisamente, una red social, y dice: No tengo ideología, lo que tengo es biblioteca. Nos vemos el año que viene.
Muchas gracias.