n su discurso, Su Majestad el Rey destacó que en la Directiva de Defensa Nacional “se reconoce que la actual crisis económica actúa como una amenaza a la seguridad”, y por ello “resulta primordial priorizar el esfuerzo para mantener las capacidades militares que garanticen una disuasión verosímil en defensa de los intereses de España. Y de ahí la necesidad de que, como leales servidores del Estado, debamos contribuir, con más ahínco si cabe, a la tarea colectiva de sacar adelante a esta gran Nación con esfuerzo, generosidad y espíritu de sacrificio”.
“La sociedad española tiene plena confianza en vuestra capacidad, iniciativa y entusiasmo para conseguir ese objetivo, porque sabe que vuestros valores y vuestra formación os permiten superaros en las situaciones más difíciles”, dijo Su Majestad el Rey, quien subrayó que “existe plena conciencia de las dificultades y una total disposición a enfrentarlas, tal y como se recoge en la Directiva de Defensa Nacional que me fue presentada en el Consejo de Defensa Nacional celebrado el pasado 31 de julio, al que también asistió el Príncipe de Asturias”.
Su Majestad se refirió asimismo al “vínculo que une a nuestra sociedad con las Fuerzas Armadas”, que “se vio aún más reforzado durante el pasado verano, cuando los incendios asolaban nuestro territorio. Nuestros soldados fueron requeridos entonces y actuaron sin descanso” y “supieron –como siempre– cumplir fielmente con sus obligaciones”.
Al comienzo de sus palabras, Don Juan Carlos pidió que, “en estas fechas navideñas”, “compartamos un emocionado recuerdo como homenaje a nuestros compañeros fallecidos en acto de servicio a lo largo de 2012, a los que dedicamos nuestro sincero reconocimiento. Para sus familias, junto a nuestra solidaridad con su dolor, todo nuestro afecto”. No olvidó “la labor de los miembros de las Fuerzas Armadas y la Guardia Civil que cumplen con su deber lejos de España, en condiciones siempre difíciles. Dan buena prueba de profesionalidad y eficacia, de humanidad y rigor, de valor y disciplina”.
Del año que acaba de terminar, Su Majestad el Rey recordó también “la imagen de la memorable ceremonia en la que, como Soberano de la Real y Militar Orden de San Fernando, tuve el honor de imponer la Laureada Colectiva al Regimiento de Caballería Alcántara. La sobriedad del acto castrense y el relato de los hechos nos conmovieron a todos”.
A su llegada al Palacio Real, Sus Majestades los Reyes y Sus Altezas Reales los Príncipes de Asturias fueron recibidos por el presidente del Gobierno, Mariano Rajoy, el ministro de Defensa, Pedro Morenés; el de Interior, Jorge Fernández Días; el jefe de Estado Mayor de la Defensa, almirante general Fernando García Sánchez y el jefe del Cuarto Militar de la Casa de Su Majestad el Rey, teniente general Antonio de la Corte.
Finalizados los honores, el himno nacional y la salva de veintiún cañonazos en la Plaza de la Armería, los Reyes y los Príncipes se dirigieron a la Saleta de Gasparini, donde saludaron a las autoridades del Ministerio de Defensa. Posteriormente, accedieron al Salón del Trono. El discurso de Su Majestad el Rey cerró el acto.
La Pascua Militar tiene una profunda tradición en la vida castrense española. Su celebración se remonta al reinado de Carlos III, cuando, el 6 de enero de 1782, se recuperó la localidad menorquina de Mahón, que se hallaba en poder de los ingleses. Como expresión de júbilo, Carlos III ordenó a los virreyes, capitanes generales, gobernadores y comandantes militares que, en la fiesta de la Epifanía, reuniesen a las guarniciones y notificasen en su nombre a jefes y oficiales de los ejércitos su felicitación.