La apertura del curso de las Reales Academias me ofrece cada año la oportunidad de reafirmar el compromiso de la Corona con los fines de estas doctas instituciones de las que me corresponde su Alto Patronazgo.
Ese compromiso se manifiesta a través de nuestro más sincero agradecimiento y de la expresión de nuestro total apoyo. Quiero, en primer lugar, transmitir a todos los académicos mi gratitud por su trabajo desprendido y generoso, y mi reconocimiento por su labor desarrollada siempre con tesón y desde el prisma de la excelencia.
En esta ocasión nos acoge la Real Academia de la Historia en su bella sede, obra del gran arquitecto Juan de Villanueva. Gracias de corazón a esta institución y a todas las Academias del Instituto de España por este afectuoso recibimiento.
Desde sus inicios y durante siglos las Reales Academias han impulsado el estudio y la investigación de las Ciencias, las Artes y las Humanidades, contribuyendo al desarrollo, el progreso y el bienestar de nuestro país. Y hoy, en periodos complejos y de crisis, su labor continúa siendo fundamental, pues son instituciones antiguas que atesoran sabiduría y una larga experiencia labrada a lo largo de casi trescientos años.
Este rico acervo de saber acumulado, y constantemente incrementado por los trabajos e investigaciones que día a día desarrollan los académicos, debe facilitar la mejor adaptación de las Academias a la actual sociedad de la información y el conocimiento, marcada profundamente por las nuevas tecnologías de la comunicación.
En este sentido, constatamos que es preciso facilitar al máximo el acceso de los ciudadanos a la obra y al saber de unas instituciones que se han distinguido siempre por la calidad de sus realizaciones, por la categoría de sus componentes y por su estabilidad e independencia.
"...es preciso facilitar al máximo el acceso de los ciudadanos a la obra y al saber de unas instituciones que se han distinguido siempre por la calidad de sus realizaciones, por la categoría de sus componentes y por su estabilidad e independencia..."
En suma, es preciso que el inmenso conocimiento creado y acumulado por estas Corporaciones llegue plenamente al conjunto de los ciudadanos.
Asimismo, las Reales Academias, en el ejercicio de sus altas funciones y fieles a sus principios, deben saber transmitir sus logros participando activamente en los procesos de cambio y modernización.
Se trata de un esfuerzo que cuenta con el apoyo y el aplauso de la sociedad. A los académicos os animo a que perseveréis en ese empeño afrontando con ilusión todos los desafíos.
En esta ceremonia deseo subrayar el papel desempeñado por la Real Academia de la Historia en su impulso del estudio de la Historia de España.
Es, sin duda, una tarea difícil pero fundamental para entender las claves de nuestra identidad como pueblo y de la dimensión de la presencia de nuestra nación en el resto del mundo a lo largo de la Historia.
Son muchos los proyectos que en esta Academia se desarrollan con este objetivo, así como en el estudio del rico patrimonio arqueológico español.
Por todo ello, -por su esfuerzo y por su gran labor-, doy las gracias de corazón a los académicos de la Historia.
Antes de terminar mis palabras quiero expresar la más afectuosa bienvenida a los nuevos académicos que se han incorporado durante el pasado curso, al tiempo que compartir con todos un emocionado recuerdo por los que nos han dejado.
Con el deseo de un año académico lleno de éxito, declaro inaugurado el curso 2012-2013 de las Reales Academias del Instituto de España.